Joselu obra el milagro
Gloriosa remontada del Real Madrid con doblete de Joselu en los últimos minutos ante un Bayern que se había adelantado con gol de Davies
Portentosa actuación individual de Vinicius, que hizo un partido de Balón de Oro y destrozó al Bayern desde la banda izquierda
Joselu, sí, Joselu. Don Joselu Mato. En 163 segundos el delantero suplente del Real Madrid obró el milagro en el Bernabéu y metió al equipo de Ancelotti en la final de la Champions tras remontar el gol de Davies en la segunda parte. No me digan que no han visto esta película, ¿eh?
Mereció golear el equipo blanco, que fue mejor que el Bayern de cabo a rabo, y sólo la portentosa actuación de Neuer evitó la goleada del Real Madrid. Los blancos, una vez más, hacen honor a su gloriosa historia, se meten en otra final de la Champions y están a un paso de conquistar la que puede ser La Decimoquinta.
Malos tiempos para ser antimadridista, vive Dios.
Santiago Bernabéu, Madrid. 8 de mayo de 2024, 21.00 horas. Día D, hora H. El Real Madrid se citaba, una vez más, con la Copa de Europa, competición con la que mantiene la misma relación que un sindicalista con las gambas: idílica. En su camino hacia La Decimoquinta se cruzaba el Bayern, un Everest en invierno, archienemigo imponente, némesis blanca y versión alemana del propio Real Madrid. La guerra interminable preparaba su penúltima batalla en el feudo blanco.
Ancelotti eligió a Nacho. Otra vez. Sentó a Camavinga. Otra vez. Y dispuso un once (casi) calcado al del Allianz con la única salvedad del retorno de Carvajal a su lateral derecho. Era la opción más ordenada y conservadora, con Tchouaméni en el medio, frente al dinámico desorden que aporta Camavinga, incapaz de guardar el sitio pero tampoco de parar quieto, con lo bien que podría venirle ese vértigo al Real Madrid en su duelo ante el Bayern. En fin, Carletto sabría.
Por si alguien se ha perdido digamos que jugaban Lunin; Carvajal, Rüdiger, Nacho, Mendy; Tchouaméni, Kroos, Valverde, Bellingham; Rodrygo y Vinicius. Eran los once elegidos para sacar la tarjeta de embarque para la final de Wembley, billete que ya tenía en el bolsillo el sorprendente Borussia Dortmund a costa de Mbappé.
Preguntan a Mbappé si apoyará al Real Madrid ante el Bayern y su gesto ya es viral https://t.co/SCCeAFcF6b
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A evitarlo llegaba el Bayern, con Tuchel al frente, un entrenador pragmático y zorro, que nunca antes había perdido en el Bernabéu. Con su fecha de caducidad en junio el técnico tiene los días contados en el convento bávaro pero siempre es mejor salir bajo palio que a gorrazos. Se la jugó en la alineación de la que se limpió al sospechoso Min-Jae, además de a Goretzka y al viejo Müller para meter a De Ligt, Pavlovic y Gnabry. El once sonaba mejor que el del Allianz: Neuer; Kimmich, De Ligt, Dier, Mazraoui; Laimer, Pavlovic; Sané, Musiala, Gnabry; y Harry Kane, el nueve que pidió Ancelotti y el Real Madrid no le quiso dar.
Hablando de dar, nos dieron las nueve y, bajo el imponente Bernabéu techado, arrancó la semifinal. En 15 segundos Vinicius ya había agitado el partido con una cabalgada que devino en un córner que hizo rugir al estadio como María Jesús Montero en un mitin del PSOE. Vibraba el madridismo entusiasmado con el arranque feroz de su equipo. El Bayern resistía bien plantado atrás y dispuesto a buscar la velocidad de Sané y Musiala en las contras.
Domina el Madrid
A los cinco minutos llegó la primera ocasión del Real Madrid. La puso Carvajal, que se había asomado al área, y no llegó por el pelo de una gamba Rodrygo, que buscaba conectar en el primer palo. Respondió el Bayern con una ocasión de Gnabry, que remató mal dentro del área después de una buena asistencia del talentoso Sané.
El guión del partido se escribía con los trazos blancos de las botas de Kroos. Mandaba el Madrid. Se defendía el Bayern, bien ordenado como la Wehrmacht. A los 12 minutos perdonó el equipo de Ancelotti. Primero Vinicius, cuyo disparo cruzado se estrelló contra el poste derecho de Neuer. El rechace, a dos metros de la portería y con el meta del Bayern en el suelo, lo desperdició Rodrygo, que tiró al cuerpo al más puro estilo Higuaín en sus peores tiempos. Todos.
Trató de responder el Bayern con alguna contra, pero el partido era del Real Madrid. Monopolizaban la pelota los blancos ante el repliegue intensivo del Bayern. En el 26 se rompió Gnabry y Tuchel metió por él a Alphonso Davies para jugar de extremo. Un minuto después hizo Vinicius una chilena interruptus en la que, lejos de contactar con la pelota, dio con sus huesos en el suelo.
Bala de oro para Vinicius https://t.co/3SiYJfDfRi
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Respondió Harry Kane con una volea venenosa ante la que reaccionó Lunin con una mano prodigiosa para enviar a córner. El Bayern avisaba de su peligro y el Real Madrid se tomaba un respiro en su asfixiante dominio. Nos acercábamos peligrosamente al descanso con el 0-0 en el marcador 360 del Bernabéu. Apenas ocho minutos nos separaban del bocadillo.
Perdona el Madrid, salva Neuer
En el 39 la mano de Neuer salvó al Bayern del gol seguro de Vinicius en un tiro cruzado que le botó en las narices. Otra vez perdonaba el Real Madrid. Y con esa ocasión postrera nos fuimos al descanso con el resultado que marcaba el combate nulo, aunque con los mejores sopapos dados por el equipo de Ancelotti y encajados con firmeza por Neuer.
Había sido un primer tiempo de dominio local, ganado a los puntos aunque empatado en el marcador. Impecables los primeros 25 minutos del Real Madrid, que salió dispuesto a pasaportar el partido por la vía rápida. Aguantó el Bayern, que dio algún aviso al área de Lunin, aunque fueron poco más que pellizcos de monja.
Acabóse el descanso y reanudóse la semifinal. Sin cambios, oiga. Vinicius rompió a Kimmich para que Valverde se asomara al área pequeña de Neuer sin éxito. La réplica la dio Alphonso Davies en una contra en la que demostró sus poderes y sólo el esfuerzo defensivo de Carvajal evitó males mayores para el Real Madrid. Aún nos quedaban amplias dosis de sufrimiento por delante.
Vinicius estaba en plan Jordan: las quería todas. Eso es lo mejor del brasileño, su insistencia, su constancia para intentarlo una y otra y otra vez. En el Bayern el peligro estaba en las contras con un Davies que campaba a sus anchas por el costado siniestro. Pero Vini estaba enchufado. Sólo la falta de un nueve penalizaba al Real Madrid. A la vuelta fue Kane el que hizo echarse al suelo a Lunin para sacar la pelota con apuros.
En el 54 otra vez el demoledor Vinicius se la puso en bandeja a Rodrygo, que la echó fuera desde la frontal del área pequeña. Ya llevaba dos el brasileño. Y la tercera fue en una falta directa que sacó Neuer con una mano salvadora. El meta del Bayern estaba siendo el sostén de su equipo. Y aún se agiganto más con un paradón monumental en el 60 a una jugada individual de Vinicius, que fue sentando alemanes hasta que se topó con el veterano porterazo.
Davies silencia el Bernabéu
En la segunda parte el asedio del Real Madrid, liderado por el general Vinicius, era espectacular. El Bayern no la olía. Y justo cuando más dominaba el equipo de Ancelotti llegó el tanto alemán. Lo marcó Alphonso Davies en una contra lanzada por Harry Kane en la que el zurdo controló y la puso con la derecha lejos, muy lejos, del alcance de Lunin. Enmudeció el Bernabéu.
Ancelotti quitó a Kroos para meter a Modric y a Tchouaméni para meter a Camavinga. El Real Madrid no se rindió y, aupado por un Bernabéu en combustión, se echó al monte. Y en el monte encontró el gol en un córner, que marcó De Ligt en propia puerta, pero previamente Nacho había empujado a Kimmich con las dos manos en la cara. El VAR avisó al Marciniak, que revisó la acción y anuló el gol justamente.
Kane perdonó el 0-2 en el 75 ante un Real Madrid que ya se había desordenado del todo. Tuchel sacó a Min-Jae por Sané en un cambio ultradefensivo para protegerse de los empellones finales del equipo de Ancelotti. Carletto metió a Brahim y Joselu a la desesperada por Rodrygo y Fede Valverde.
Al Real Madrid se le agotaba el tiempo pero no iba a rendirse. En el 82 la tuvo Vinicius tras un centro de Rüdiger, pero el disparo a bote pronto del brasileño se marchó arriba. El duelo era a final o muerte, porque los espacios a la espalda de la zaga madridista eran latifundios que podían ser mortales en caso de una contra.
Y en el 87, por fin, llegó el milagro. Fue un milagro doble. Primero porque falló Neuer, que había estado impecable todo el partido. Después, porque Joselu, atentísimo como un depredador del área, embocó un gol que hizo tambalearse hasta las megacerchas del techo del Bernabéu. Lo merecía el Real Madrid y tardó en llegar, pero llegó.
Con nueve de añadido el Bernabéu entró en combustión y el Real Madrid también. Encerró al Bayern en su área y tuvo ocasión tras ocasión para hacer el segundo. Lo hizo Joselu en un barullo maravilloso a centro de Mendy. Increíble, inenarrable, alucinante, conmovedor. El Bernabéu era un delirio. La gente no sabía si reír, llorar, abrazarse o saltar al campo desnudos.
Aún hubo en el frenopático del Bernabéu un susto postrero con un gol anulado a De Ligt en una posición de fuera de juego dudosa, pero como la jugada estaba anulada antes del remate, Marciniak no podía echarse atrás ni revisarla en el VAR. El madridismo contuvo la respiración y el Bayern enfureció. Al final pasó el Real Madrid y fue una remontada histórica, otra más, aunque esta vez el Real Madrid debió golear sin sufrir, pero tuvo que remontar como tantas veces para meterse en otra final de la Copa de Europa, el patio de su casa que es particular.
Pues eso. Lo repito. Malos tiempos para ser antimadridista, vive Dios.