Liga Santander: Osasuna - Real Madrid

Próxima estación, Cibeles

La Cibeles ya se empieza a poner guapa. El triunfo del Real Madrid en Pamplona, en un partido sin tensión y divertido, da a los de Ancelotti el paso definitivo para ganar una Liga que tiene encargada desde antes de Navidad. Alaba, Asensio y Lucas Vázquez marcaron los goles blancos en un partido en el que Benzema falló dos penaltis y en el Madrid pudo hacer un set.

Al trigésimo tercer partido Ancelotti rotó. Vale que el Real Madrid se había plantado en Pamplona con los deberes hechos y la Liga en el bote. Pero Carletto quería cuadrar las cuentas cuanto antes por aquello del no dejar para mañana la Liga que puedas ganar hoy. Y eso que se había permitido el lujo de dar descanso a Modric a pesar de no tener tampoco a Casemiro. Pero sus rotaciones no se quedaron ahí. Ni mucho menos.

También descansaban Carvajal, Kroos y Vinicius, tres de los titulares de la alineación del Real Madrid que no se dejó robar su silla en Sevilla. Así que la defensa la formaban Lucas, Militao, Alaba y Nacho, este último otra vez desplazado al lateral zurdo. En el centro del campo cantaba no ver a ninguno de los tres tenores. Camavinga sería Casemiro, Valverde haría de Modric y a Ceballos le tocaba ser Kroos. Arriba, Rodrygo, tras su exhibición en el Pizjuán, se ganaba un sitio en el tridente al que también se unía Asensio para acompañar al intocable Benzema.

Enfrente, un Osasuna requetesalvado con 44 puntos y 15 de ventaja sobre el descanso afrontaba la visita del Real Madrid sin presión pero con ganas, porque el blanco siempre provoca sarpullido en El Sadar. Quizá por eso los de Arrasate salieron a presionar como si no hubiera un mañana. El Madrid trató de capear el temporal al timón de la pelota. La pedía Ceballos con sus medias bajas ávido de asociarse con Benzema y con Rodrygo.

Raudo vio una amarilla Camavinga por una entrada a un balón dividido que no era ni falta. Igual de rápido que Budimir le tomó la matrícula a Militao para buscarle las cosquillas. En el minuto 6 llegó la primera ocasión en una acción individual de Rodrygo, que se sacó un tiro envenenado que Herrera desvió a córner con mano firme.

Ojo por ojo

Era el primer aviso del Real Madrid, que no avisó más porque a la segunda marcó. El tanto, nacido de un pase maravilloso de Ceballos que Benzema convirtió en magia, lo marcó Alaba tras aprovechar un rechace de su propio remate que sacó como pudo Herrera. No habían terminado de celebrar el tanto Ancelotti y los suyos cuando empató Osasuna. Fue una contra en la que Chimy Ávila asistió y marcó Budimir, que se aprovechó del fallo en la marca y en el despeje de Militao para variar.

Al Madrid le tocaba volver a empezar y lo hizo. Ceballos y Rodrygo seguían inspirados, más que Benzema, que se entretuvo en una oportunidad en el 26 dentro del área. Se le hizo de noche igual que al colegiado y al VAR en una acción en la que a Rodrygo le pisaron la pierna dentro del área. Pero como es el Real Madrid, pues ni agua.

Alaba se dedicó a gobernar el partido y a jugar de todocampista. Robaba balones, atacaba por la izquierda e incluso generaba ocasiones de gol con disparos lejanos. El Madrid volvía a rondar el gol. Y lo encontró justo al filo del descanso. Camavinga fue el origen de la jugada con un gran pase al área. Ceballos atacó el espacio y Herrera desvió con la pierna su disparo a bocajarro. Ahí estaba Asensio para aprovechar el rechace y marcar el 1-2. Esa fue la buena noticia para el Madrid, la mala, que Alaba se echó al suelo lesionado. Y en esas llegó el descanso.

Del que volvimos con la entrada de Carvajal por el lesionado Alaba… a seis días del partido ante el City. Nacho pasaba a ser central al lado de Militao. Y Osasuna no se iba a rendir, así que al Real Madrid aún le quedaban 45 minutos de calentón. Courtois, como toda la Liga, estaba de guardia en El Sadar y tuvo que volar para meter una mano salvadora en el 48 a un remate que se envenenó.

De la mano de Courtois pasamos a la mano del Chimy Ávila, que fue tan descarada que la vio hasta De Burgos Bengoetxea, que no tuvo más remedio que pitar penalti. La pena máxima la ejecutó Karim y la detuvo con muy buena mano Sergio Herrera. El Real Madrid perdonaba el tercero y, posiblemente, la sentencia del partido.

Manda el Madrid, perdona Karim

Pero como el Real Madrid no dejó de atacar, tuvo otro premio en forma de penalti por un derribo clamoroso a Rodrygo dentro del área. Lo volvió a ejecutar Benzema y lo volvió a parar Herrera. Karim disparó al mismo lado y el meta de Osasuna lo adivinó y lo repelió otra vez. Parecía como si los blancos no quisieran abrochar el partido que les ratificaba como campeones de Liga.

En el 70, con cinco minutos de adelanto sobre el horario previsto, hizo Ancelotti su primer cambio: Kroos por Ceballos. El utrerano, de más a menos en el partido, acabó fundido. Luego metió a Isco por Camavinga, más por protección que por cansancio. Osasuna, que no había dicho su última palabra, volvió a encontrar a Budimir, que podía empatar el partido a cabezazo limpio.

Pasaron los minutos y el Real Madrid, que ya había perdonado dos penaltis, no quiso pegarse más tiros en los pies y se dedicó a mantener la pelota. Tocar, tocar y tocar para que Osasuna sólo pudiera perseguir sombras. Los blancos perdonaron varias ocasiones clamorosas, incluida una de Vinicius que recordó a sus peores tiempos. Se redimió a la siguiente jugada con una asistencia a Lucas Vázquez, que firmó el definitivo 1-3. Al final, De Burgos hizo sonar su silbato, puso fin al duelo y el Madrid certificó otra victoria que le ratifica como campeón de Liga… a falta de que lo confirmen las matemáticas.

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