Champions League: Real Madrid - PSG

La metamorfosis del Madrid: de tocar fondo en París al mejor momento de la temporada

El Real Madrid ha crecido como equipo desde el partido que disputó ante el PSG en París. Los galos se medirán a un conjunto muy mejorado después de que Zidane haya dado con la tecla.

El pasado 18 de septiembre el Real Madrid de Zidane tocaba fondo en el Parque de los Príncipes. Tras una campaña anterior para olvidar, una pretemporada llena de dudas con una derrota sonrojante ante el Atlético de Madrid y una revolución que nunca llegó, en el primer encuentro serio del presente curso un PSG lleno de bajas que no pudo contar con Neymar, Mbappé y Cavani pasaba por encima de los blancos endosándoles un 3-0 que podría haber sido mucho peor.

Esa derrota cayó como un jarro de agua fría en Real Madrid. Afición y club salieron noqueados y seriamente preocupados de la capital francesa. La imagen ofrecida en el debut europeo había sido pésima y las esperanzas en dar la vuelta a la situación eran mínimas. El pensamiento de que no se había hecho el trabajo correcto durante el verano se apoderó del madridismo, pero Zidane volvió a demostrar que tenía razón volteando una situación tremendamente complicada. Probablemente, la más delicada que ha vivido como entrenador.

Tras encajar los tres goles ante el PSG, Zizou se dio cuenta de que tenía que comenzar a construir el equipo desde la base. Es decir, desde atrás. La verbena que estaban siendo los blancos hasta ese momento echaba el cierre. Con un calendario delicado por delante, visitas al Sánchez Pizjuán y al Metropolitano incluidas, el Madrid no encajó ni un solo gol y ganó dos de los tres partidos que disputaron tras el descalabro parisino. El equipo cambió por completo su forma de jugar. Comprometido, solidario y defensivo, en algunos momentos parecía que el 13 veces campeón de Europa renunciaba a la alegría ofensiva que se le presupone a todo gran equipo para remangarse y comenzar a mirar hacia atrás. El juego del equipo no convencía a todos, pero los resultados estaban encima de la mesa y, lo más importante, Zidane empezaba a sembrar.

La figura de Valverde

Este cambio coincidió con la entrada de Fede Valverde. Zizou, que apostó por el uruguayo dejando salir a otros jugadores que, a priori, tenían más peso en el equipo durante el verano, le dio la oportunidad y El Pajarito no la desaprovechó. Su entrada en el equipo recordaba a la de Casemiro en 2016, cuando el francés tras perder un derbi en el Bernabéu apostó por el brasileño y nunca más le quitó. Lo que vino después ya es historia del fútbol. De repente, el jugador que daba sentido a todas las ideas que tenía el galo estaba en la figura del charrúa y no en Mánchester. Con él sobre el campo el Madrid se convirtió en un equipo mucho más poderoso. Kroos y Modric mejoraron, Casemiro encontró un compañero de fatigas y la defensa creció.

Valverde lo había cambiado todo hasta el punto de que si él no jugaba desde el principio el Madrid lo pagaba. Pasó ante el Brujas en la segunda jornada de la Champions, con un empate que complicaba la clasificación de los blancos a octavos, y en Mallorca, el día en el que el antiguo Real Madrid moría para comenzar a ver al actual, el que juega bien al fútbol y tiene argumentos de sobra para pensar que puede aspirar a todo.

El crecimiento belga

Son Moix supuso un antes y un después para el Real Madrid de Zidane. En la isla el equipo salió con la cara colorada y Zizou con la convicción de que no iba a volver a suceder lo que se vio aquella noche sobre el césped. Tres días después del batacazo, Estambul dictaría sentencia: si ante el Galatasaray no se ganaba, el pase a octavos se complicaba notablemente y, por primera vez, la opción de que el técnico galo fuese destituido era real.

La sombra de un Mourinho que todavía no tenía equipo por aquel entonces planeó sobre el Ali Sami Yen turco, pero un gol de Kroos y una actuación magistral de Courtois, que empezó a ser el portero de nivel mundial que había fichado el Madrid del Chelsea, dieron los tres puntos e instalaron una calma tensa en el Santiago Bernabéu que se ha ido tornando en tranquilidad con el juego y, sobre todo, las sensaciones que transmite el equipo en los últimos partidos. Al gran momento que vive Thibaut, hay que añadirle la notable mejoría de un Hazard que cada vez está más cerca de su mejor nivel, el buen estado de forma de Benzema y la aparición de un Rodrygo que ha demostrado que no le queda grande la camiseta blanca.

Ahora, 69 días después del batacazo parisino, el PSG rinde visita a un equipo muy diferente. Los blancos han cambiado casi todo para poder competir de tú a tú ante cualquiera y este encuentro les llega en el mejor momento posible. Si son capaces de ganar, certificarán su presencia en octavos de final y, sobre todo, darán un golpe encima de la mesa lanzando un mensaje claro: el Madrid está preparado para todo.

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