Carlo Ancelotti firmó un despropósito en el Etihad Stadium. El italiano es, posiblemente, el principal responsable de una derrota que duele mucho en el Real Madrid. Una de esas goleadas que pasarán a la historia más negra de la entidad, como, por ejemplo, aquel 5-0 que le endosó el Milan con él como protagonista siendo jugador rossonero. Y él es el principal responsable porque erró en su idea inicial de encuentro y luego no supo rectificarlo durante el partido. No apostar por Rüdiger, encabezonarse con Camavinga en el lateral izquierdo, el cambio de Modric o la falta de soluciones ante la superioridad del City le condenaron.
La primera decisión que tomó Ancelotti y que perjudicó a equipo fue dejar a Rüdiger en el banquillo. El alemán fue el gran destacado en el partido de ida con un marcaje brillante sobre Haaland. El noruego se ha ido de esta eliminatoria sin marcar, pero si en el Bernabéu sólo tuvo media ocasión, en el Etihad podría haber metido tres goles si no llega a ser porque Courtois es de otro mundo. Carletto decidió apostar por Militao y el resultado no fue el esperado por el italiano. El brasileño ha mantenido el pobre nivel mostrado en las últimas semanas y en ningún momento estuvo a la altura. La guinda, envenenada, la puso marcándose un gol en propia puerta
Otra decisión que está relacionada con la no presencia de Rüdiger en el once inicial fue seguir apostando por Eduardo Camavinga de lateral izquierdo. El italiano ha repetido en muchas ocasiones que el francés iba a formar en ese costado en situaciones de emergencia, aunque realmente no decía la verdad. Él lo ve como lateral, algo que en la cúpula madridista no entienden y tiene sentido. Cuando se enfrenta a un extremo con calidad como fue Bernardo Silva sufre mucho y suele ser superado. Esperó más de una hora para hacer cambios y tampoco estuvo acertado.
Sacó del campo a Luka Modric para sorpresa de todos. El croata no brillaba por el mal planteamiento, la pelota no era blanca, pero siempre puede marcar la diferencia. Un pase suyo vale el precio de una entrada. Decidió sacarle del campo para dar entrada a Rüdiger, tarde, y desplazar a Camavinga al centro del campo, más tarde todavía. El daño ya estaba hecho.
Tras el partido era inevitable preguntar a Ancelotti por su futuro y el italiano se remitió a las palabras del presidente tras la final de la Copa del Rey ganada ante Osasuna, donde fue ratificado. El problema para él es que 15 días pueden ser demasiados cuando se habla del Real Madrid y pasan cosas como la sucedida en Manchester.