Lunin sostiene al Madrid
Una soberbia actuación de Lunin, reencarnado en el mismísimo Courtois, sostuvo al Real Madrid en el Carranza y condenó al Cádiz a conformarse con un punto cuando mereció de sobra tres. Ancelotti rotó a casi todos sus titulares y el equipo de Sergio pudo golear, pero las paradas del portero ucraniano del Madrid, incluido un penalti a Negredo, evitaron que el trasatlántico blanco encallara en la bahía.
Al contrario que Pedro Sánchez Ancelotti cumplió su palabra y rotó. Con los deberes hechos desde el mes pasado, el Real Madrid se ha ganado el derecho a tomarse las últimas jornadas de Liga como una suerte de pretemporada enfocada a repartir esfuerzos y a que sus jugadores lleguen lo mejor posible a la final de la Champions del 28-M. En Cádiz les tocaba jugar a los del derbi, un equipo con más suplentes que titulares, que podían contarse con los dedos de una mano y te sobraría el meñique: Militao, Casemiro, Kroos y Fede Valverde.
Los otros siete eran jugadores de la segunda unidad, ese eufemismo panenkita con el que ahora se denominan a los que eran suplentes de toda la vida de Dios. Situemos antes de que nos devore el reloj. Lunin de portero, que ha jugado más en las últimas dos semanas que en los últimos dos años. En la defensa Lucas, Vallejo, Militao y Nacho. Centro del campo titular (a falta de Modric) con Casemiro, Kroos y Valverde. Los tres puestos de arriba se los repartían Rodrygo, Asensio y Mariano, ese delantero que parece un grupo musical: el último de la fila.
Enfrente un Cádiz que nadaba en urgencias y al que una victoria ante el Real Madrid podía saber a salvación. Los de Sergio, que tenían media estocada cuando llegó el técnico catalán, se han aferrado a la Liga con el lema milagro a milagro. Ante el Madrid necesitaban quizá el más gordo. Y a punto estuvo Akapo de conseguirlo a los 45 segundos con una volea lejana que pasó cerca de la escuadra derecha de Lunin y que acabó en el Atlántico.
Las malas noticias continuaron para el Cádiz cuando Rodrygo se puso el traje de Robinho, precisamente en el Carranza, y sentó a seis jugadores amarillos a golpe de caderazo. El brasileño se adentró en el área, levantó la cabeza y se la puso a Mariano, que sólo tuvo que empujarla para marcar el 0-1. Al Cádiz le nacía torcido el partido.
Domina el Cádiz, marca el Madrid
Los locales, con todo ya perdido, no dejaron de apretar. Encerraron al Real Madrid en su área, córner a córner. Pero el peligro para el Cádiz estaba en las contras. Como la que culminó Asensio en un mano a mano ante Conan Ledesma con un disparo centrado que pudo desviar, no sin apuros, el portero cadista.
En el minuto 13 Negredo retrató a Militao. Demostró que no es ni tan rápido como se dice ni tan contundente como se requiere para ganarse la vida de central y le dejó sentado, tirado en el suelo, a sus casi 40 años, sólo metiéndole un poquito el cuerpo. Su pase de la muerte lo salvó Nacho, que siempre está para tapar agujeros en la defensa blanca. El Cádiz merecía ir ganando pero iba perdiendo. Porque el fútbol no va de méritos sino de goles y en ese capítulo los amarillos andan un poco cortos.
Sólo la endeblez defensiva del Real Madrid, con ese central funambulista que se llama Militao y que tiene más peligro que una influencer con un móvil nuevo, permitía albergar esperanzas al Carranza. Eso y que el Cádiz se estaba dejando el alma por empatar el partido. Los de Ancelotti, muy al contrario, jugaban con la intensidad de quien echa una pachanga.
En el 35 volvió a tener el empate el Cádiz en un mano a mano de Idrissi, que encontró una autopista a la espalda de Vallejo. Lunin fue Courtois y evitó el tanto con una buena estirada y una mano fuerte abajo. El Cádiz no se rindió y siguió insistiendo hasta que rompió el cántaro. Lo hizo Rubén Sobrino al finalizar con un disparo seco una buena diagonal en la que sentó a Vallejo tras un mal despeje de Militao para variar. Su disparo tocó en el trasero del propio Militao, siempre en medio, y despistó a Lunin. Pues 1-1 y partido nuevo en el Carranza.
El Cádiz, en trance y desatado, acorralaba a un Real Madrid que no sabía por dónde le caían las ocasiones. Nacho salvó tres seguidas bajo palos. Eso sí, al Cádiz siempre le quedaba Militao, empeñado en sumar fallos con avaricia. Su zona era un agujero negro para el Madrid y los de Sergio olieron la sangre. Apretaba el Carranza, subido a lomos de la locura de partido hasta que Mateu señaló el camino de los vestuarios.
Indomable Cádiz
Terminó el intermedio y el escenario del partido no varió. Apretaba el Cádiz y se defendía (con poco tino) el Madrid. Rubén Sobrino tuvo en sus botas el doblete en el 48 pero no consumó. Los locales iban encerrando al campeón hasta con saques de banda. Todo se metía a ese pandemónium que era el área del Madrid. Calentaba Hazard en el Carranza dispuesto a apuntarse a la fiesta. Qué mejor sitio para sembrar un futuro que sobre el verde que holló Mágico González.
El peligro del Real Madrid residía, igual que en la primera parte, en las contras. La velocidad de Asensio y Rodrygo bastaba para hacer daño al Cádiz. Y al Madrid el que le hacía daño era Militao, empeñado en volver a las andadas como en sus peores tiempos, que han sido casi todos. El brasileño perdió el salto ante Lucas Pérez, que asistió a Negredo. El canterano blanco estuvo listo para frenarse en el área y que Lunin le atropellara sin querer. Penalti.
El propio Negredo lo ejecutó con el Carranza como si estuviera en misa. Se detuvo el tiempo. Los cadistas contuvieron la respiración, igual que Lunin que se estiró como si fuera de chicle y metió su mano izquierda para desviarlo. El Cádiz acababa de perdonar media salvación, igual que perdonó Mariano una volea en las narices de Ledesma.
En el 65 salieron Hazard (más rellenito que fino), Ceballos y Carvajal por Rodrygo, Fede Valverde y Vallejo. Ceballos quería la pelota para él, pero el Cádiz seguía golpeando… al aire. Negredo en el 67 culminó un mano a mano con un tiro demasiado centrado y amable que desvió con los pies Lunin, que también salvó al Madrid con otra buena parada en el 69. El Cádiz incluso perdonó sendos rechaces posteriores.
Hazard vio una amarilla que debió ser roja por un plantillazo a Akapo que lo sacó del campo. El miedo del belga a lesionarse le hizo entrar con la plancha por delante en una acción que es imprudencia temeraria. El Cádiz se iba desinflando pero aún le quedaba la traca final. Ancelotti metió al canterano Latasa por Mariano en el 81. Un minuto después, otra ocasión para el Cádiz: Rubén Sobrino de cabeza.
En los últimos minutos a los locales no les quedaba resuello y el Real Madrid no parecía dispuesto a hacer sangre, así que el partido, que había sido un correcalles, acabó languideciendo hasta morir en la orilla del Carranza con el 1-1 incluida una polémica jugada final en la que no hubo penalti de Carvajal a Fali. Mereció más el Cádiz, pero la derrota del Alavés puede ayudarle en la última jornada. No así el postrero gol del Mallorca ante el Rayo que hace que los gaditanos no dependan de sí mismos para salvarse.