Unidad, desafío y una manera de entender el juego. Nunca un hashtag fue tan nuclear. Fútbol espectáculo, menos centrocampistas y más, aún más, delanteros. Casemiro tendrá que correr por todos ya que Tite ha entendido que el momento pasa por darle alegría, atrevimiento, velocidad y samba al fútbol. Brasil querrá ser la del ‘70’ o la del ‘82’ con Tele Santana, O Jogo Bonito ha vuelto.
¿Podrán competir, resistir las contras del rival o encontrar un mínimo de equilibrio? Preguntas sin respuesta, en un torneo corto donde las sensaciones y la unidad, el afán de victoria y las individualidades marcan vencedores y vencidos, sólo importa que todos tengan el mismo latido. Baila, Vini, baila; un lema, una bandera y una reivindicación para salir a competir con cuatro o cinco delanteros si hiciese falta. Fútbol de ataque y sin cadena, la magia está permitida. Quizás no ganen, difícil que lo consigan con semejante atrevimiento, pero jugarán para ser recordados.
Vinicius llega lanzado, concentrado y con la determinación del que ya se siente capaz de todo. Neymar es gol y asistencia, juega de nueve y vive su mejor momento desde la remontada contra el PSG donde ya había superado a Messi como número uno blaugrana. Fue breve pero fue. Paquetá lo ve fácil, Raphinha es volador y sacrificado y tras ellos quedan el renacido Gabriel Jesús, el guerrillero Richarlison y un elenco donde la defensa siempre estará al borde del abismo. Brasil ya tiene hashtag.
