Profesor de música crea un innovador violonchelo impreso en 3D

El nuevo violonchelo impreso en 3D se fabrica a la medida del usuario, puede transportarse fácilmente e incluye auriculares, para entrenar sin molestar a los vecinos. Y si bien sus inventores indican que su instrumento no pretende sustituir a los de madera, ya se interpretó en la Filarmónica de Brno, en la República Checa y tiene algunas características que lo hacen destacar de los modelos convencionales. Como se puede suponer, la impresión en 3D puede abrir una industria rápida, más económica tanto en su producción inicial como en los precios al consumidor final.

Un violonchelo personalizado impreso en 3D

MyCello es un violonchelo que se imprime en 3D en un proceso que dura unas 100 horas. El resultado es un instrumento alargado, de una forma muy diferente a la de un violonchelo tradicional, que no es solamente práctico para transportar (cabe en una funda del tamaño de un violín), sino que es más adaptable a cada músico y tiene características muy interesantes.

Los creadores son Jan Tobolík, egresado de la Facultad de Ingeniería Eléctrica e Informática de BUT, República Checa y su colega Ondřej Kratochvíl, músico y profesor del instrumento.

La idea fue de Kratochvíl, quien buscaba una solución para sus colegas que no podían entrenar en su casa durante la pandemia del coronavirus. El diseño incluye reposacabezas, brazos y rodillas, tiene una púa, sensores y componentes electrónicos, además de los conectores para altavoz y auriculares.

Según los desarrolladores, este violonchelo puede competir con los modelos más baratos del mercado, pero es superior en muchos aspectos.

Características del violonchelo en 3D

El violonchelo en 3D se fabrica en seis tamaños diferentes, a la medida de cada usuario. El más pequeño es adecuado para un niño de 5 años.

Su diseño compacto es una ventaja, especialmente porque el instrumento de madera es mucho más voluminoso y pesado, muy difícil de cargar. Además, muchas veces los músicos deben pagar un boleto para llevar su instrumento en un transporte público.

Pero la mayor ventaja es para la práctica misma del instrumento. En un violonchelo no hay trastes como en una guitarra y, por ello, los músicos deben orientarse según su memoria táctil de las cuerdas. Pero en un violonchelo de madera, si cambia el instrumento, es necesario volver a dominarlo.

Después de este exitoso desarrollo, Tobolík indica que el paso siguiente será mejorar los sensores, imprimir componentes metálicos y averiguar cómo evitar que el plástico atenúe el sonido. También anunció que ya cuentan con un prototipo de un contrabajo y que hay interés del público en que se impriman, además, violas.

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