El clásico de culto más polémico de Alfred Hitchcock está disponible en Movistar +

Después de dirigir películas a lo largo de seis décadas, a Alfred Hitchcock le dio tiempo a traspasar todo tipo de límites artísticos. Como cineasta, el mago del suspense ha sido juez y verdugo de sus propias obsesiones, desde la propia violencia a esa sexualidad codificada tan presente en su obra. Y es que a pesar de ser visto como un autor predominantemente comercial, sólo hace falta echar un breve vistazo a su filmografía para entender cómo siempre intentó ir un paso más allá de las clásicas estructuras cinematográficas y los arquetipos. Posiblemente, la películas que mejor explican esto sean Psicosis y Vértigo. Pero a medida que avanzaba su crecimiento como cineasta, su visión le llevó a estar incluso vigilado por el FBI debido a una de sus historias menos reconocidas y antes de filmar la mayor parte de los clásicos que el público actual más tiene en mente.

Si se rastrea únicamente la superficie de su narración, muy posiblemente la mayoría de los espectadores encuentren thrillers románticos accesibles en los filmes de Hitchcock, pero a medida que director profundizaba en sus tramas, sumergía a los espectadores en la mente de sus protagonistas e irónicamente, llevaba a que  su naturaleza transgresora y provocadora fuese bastante palpable. Carácter indomable que atrajo la atención de los federales antes del estreno de Notorius, un largometraje que en España recibió el nombre de Encadenados. Pero ¿qué es lo que tiene esta cinta de mediados de los 40 que no tengan sus anteriores proyectos? ¿Por qué despertó el interés de la agencia gubernamental? Para comprenderlo, debemos remontarnos a la transición que debió realizar Hitchcock cuando pasó de ser una auténtica promesa del celuloide británico a anunciarse como un nuevo visionario que aterrizaba en la meca del cine de la mano del gran productor ejecutivo David O. Selznick.

La película sin restricciones de Hitchcock

El cinco veces nominado al Oscar a Mejor director trabajó conjuntamente con Selznick en Rebeca, Recuerda y El proceso Paradine, aunque terminó renegando de la primera. Hitchcock renegaba de Rebeca, aun cuando esta fue la única produccion de su curriculum fílmico que obtendría la estatuilla a Mejor película en la alfombra roja. Parte de ese odio nació de los continuos enfrentamientos creativos con Selznick, que le llevaron a declarar al maestro narrador que esa «no era una película de Hitchcock».

Por lo que llegamos a Encadenados como el primer relato de su visión sin restricciones. Sin nadie que limitase sus ideas, el filme de cine negro supuso una evolución madura para lo que hasta ese momento había conseguido el realizador. Encadenados se centra en una trama de espionaje entre un agente estadounidense llamado TR Devlin (Cary Grant) y la hija de un criminal de guerra alemán, Alicia Huberman (Ingrid Bergman). Hasta ahí todo parece correcto, pero el problema llegó con el MacGuffin desplegado para la película. Recordemos que el término inventado por Hitchcock se atribuye a un objeto de la trama sin ninguna relevancia en sí mismo, pero que sirve para hacer la trama de una película. En este caso, el objeto en cuestión era el uranio enriquecido y el rodaje coincidió ni más ni menos que con el Proyecto Manhattan. La investigación liderada por Oppenheimer para crear la bomba atómica.

Un MacGuffin irrisorio para el director

Para Alfred Hitchcock, el uranio no era más que una excusa barata para reunir a sus estrellas de cine en una habitación. Sin embargo, por aquel entonces el gobierno de los Estados Unidos y su equipo de físicos tenían una relación bastante diferente con ese material clave para la creación de la bomba atómica. Para el gobierno de Estados Unidos era clave que nadie fuera de Los Álamos se enterase de la investigación, por lo que el rodaje de Encadenados llegó en un momento bastante sensible para el estado.

En el libro ‘Hitchcock/Truffaut’, donde el director francés entrevista al cineasta, se explica cómo Hitchcock llegó a la conclusión, en colaboración con el guionista Ben Hecht que el uranio era la mejor opción visual para la trama. El director de Los pájaros era consciente de la potencia letal del uranio e incluso sabía que se usaba para construir bombas atómicas porque durante la reproducción recibió información de una investigación confidencial en Nuevo México. Antes de comenzar el rodaje Hitchcock y Hecht fueron a visitar a un doctor al Instituto Tecnológico de California para hablar sobre la naturaleza del uranio. El director y el guionista le preguntaron qué tamaño tendría una bomba atómica, a lo que alarmado el especialista les advirtió que se estaban metiendo en problemas.

La idea sobre el material radiactivo de Hitchcock resultó ser acertada, pues como él mismo cuenta en la entrevista con el director de Los 400 golpes, el FBI comenzó a seguirle durante meses. Finalmente la vigilancia no condujo a nada, pues el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki que puso el punto y final a la Segunda Guerra mundial se daría un años antes del estreno de su polémica historia de amor.

Encadenados está disponible en Movistar + y también, en Acontra Plus.