Veinte mil parejas de aves acuáticas se han reproducido en 2023 en la Albufera de Valencia
El censo realizado por SEO/BirdLife también saca a la luz las debilidades del parque natural
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Parece una buena noticia la que se ha producido en la Albufera de Valencia ya que, según SEO/BirdLife, su parque natural «ha albergado en 2023 alrededor de 20.000 parejas de aves acuáticas nidificantes».
La cifra, calificada como «extraordinaria» por la organización conservacionista, da fe de su importancia en el contexto peninsular y europeo como humedal Ramsar de importancia internacional y espacio de la Red Natura 2000.
Aunque no todo es positivo, ya que también se han detectado especies que siguen sufriendo problemas con la calidad del agua, la falta de alimento o que hay constancia de que algunas de las aves acuáticas no logran avanzar en cuanto a número de ejemplares.
Un territorio muy extenso
Este territorio de la Albufera de Valencia cubre 14.000 hectáreas de arrozales, las 3.500 de la laguna y las zonas de reserva y las playas es el que se encuadra dentro del censo realizado por la entidad.
Un espacio muy extenso que se encuentra cubierto gracias al equipo que coordina SEO/BirdLife junto con el Servicio de Conservación de Ambientes Acuáticos del Ayuntamiento de Valencia y a la Oficina Técnica del Parque Natural.
Meteorología favorable
La meteorología más favorable acontecida durante el año 2023 ha permitido «una mejor sincronización del periodo de puestas y la inundación de los arrozales». Esta circunstancia ha hecho que los números de ánade azulón vuelven a encontrarse alrededor de las 2.000 parejas, cuando en 2022 no se alcanzaron las 1.000 por los efectos de los temporales.
El tarro blanco, el pato colorado, el porrón común y la focha común son especies que se han mantenido estables con 13, 37, 11 y 37 parejas respectivamente, pero se encuentran lejos de mostrar un estado de conservación favorable en la Albufera de Valencia.
La causa de este estancamiento se debe a que son más dependientes de la vegetación sumergida, «que les sirve de alimento, y que es muy escasa debido a la excesiva carga de nutrientes en el agua. La cerceta pardilla, el pato más amenazado de Europa, mantiene las habituales cuatro parejas de los últimos años».
Sin lugares para nidificar
La sociedad ornitológica se muestra preocupada por «la situación de la canastera común, especie catalogada como Vulnerable en el Catálogo Valenciano de Especies Amenazadas, que parece encontrar cada vez más dificultades para nidificar en la Albufera».
Describe que sus lugares preferidos son las zonas desprovistas de vegetación y protegidas frente a la depredación y las molestias, unos entornos que «son prácticamente inexistentes». Su población reproductora se ha reducido progresivamente, de unas 70 parejas en 2017 a poco más de una veintena en 2022 y 2023.
La cigüeñuela común, especie que nidifica principalmente en el arrozal, se ha visto beneficiada por la normalidad en la inundación en 2023: ha contado con un total de 900 parejas nidificantes, recuperando valores anteriores a 2022. La avoceta común, con 66 parejas, también se recupera y casi duplica la cifra de 2022.
5.300 parejas de flamenco
El chorlitejo patinegro, especie incluida en el catálogo de especies amenazadas y que cuenta con proyectos específicos de conservación coordinados por SEO/BirdLife en playas y sistemas dunares, mantiene alrededor de 60 parejas reproductoras, como en años anteriores.
SEO/BirdLife destaca que por primera vez en la historia conocida del humedal valenciano «se ha constatado la nidificación de 5.300 parejas de flamenco en el área de reserva del Racó de l’Olla, tras una numerosa presencia invernal».
«Las razones de este importante asentamiento pueden responder a la combinación de un buen estado de inundación invernal de los arrozales del parque natural con la persistente falta de agua en humedales como la laguna de Fuente de Piedra, las marismas del Odiel o Doñana, sus localidades de cría más habituales», explica Toni Castelló, técnico de la delegación de SEO/BirdLife en la Comunidad Valenciana.
Garzas y moritos
Las colonias de garzas, uno de los valores ornitológicos que otorgan mayor importancia a la Albufera, han mostrado un ligero descenso respecto a 2022 que, de las 7.700 parejas totales contabilizadas en 2022 pasan a ser 7.350 en 2023 en la Albufera de Valencia.
Esta reducción refleja, principalmente, la pérdida de uno de los núcleos de nidificación de garza real y morito común en la Mata del Fang, posiblemente tras un episodio de depredación.
Por primera vez desde 2015, se reduce moderadamente la población reproductora de morito común, que pasa de las 4.100 parejas en 2022 a las 3.800 de 2023.
Claroscuros con las garzas
En el caso de la garza imperial y la garcilla cangrejera, se constata un declive de sus poblaciones. De la primera, únicamente se han detectado 21 parejas, la mitad de las censadas en los tres años previos, sin que hayan podido identificarse las causas de esta incidencia.
La garcilla cangrejera se ha mantenido alrededor del centenar de parejas como en años anteriores, pero mantiene una tendencia poblacional decreciente.
Como dato positivo, se incrementa en la Albufera de Valencia la población reproductora de garceta común, que pasa de poco más de 1.000 parejas en 2022 a casi 1.300 en 2023. El número de parejas para el resto de las especies de garzas se ha mostrado relativamente estable respecto a años previos: avetorillo 56, martinete 200, garcilla bueyera 1.400 y una de garceta grande.
Inundaciones tardías
Cabe destacar que, haciendo un balance global, la mayoría de las especies de garzas muestran una reducción progresiva en los últimos 20 años. Análisis recientes de datos recopilados por SEO/BirdLife señalan que «inundaciones cada vez más tardías de los arrozales, asíncronas con las puestas y que limitan el alimento, podrían estar reduciendo su éxito reproductivo».
Las especies que suelen alimentarse en los arrozales buscan alternativas a la escasez de alimentos. Es el caso de las garcetas común y real y la garcilla cangrejera que también podrían estar manifestando cambios en la dieta, llevándolas al forrajeo de recursos con menor valor nutritivo.
Virus H5N1
El éxito reproductor de gaviotas y charranes en 2023 se ha visto influenciado por un foco del virus H5N1 de la influenza aviar ya que «está teniendo un fuerte impacto en las colonias de aves marinas en el norte de Europa, donde la mortalidad ha alcanzado hasta un 74%», según la ONG.
En la Albufera, la mortalidad por esta causa ha sido mayor en los pollos de charrán patinegro, gaviota cabecinegra y pagaza piconegra, que en conjunto podrían haber perdido más de 2.000 polluelos. En los adultos, la mortalidad encontrada fue tres veces menor.
Aparte de esta incidencia, destacan los censos de las colonias de gaviotas y charranes que han mostrado signos positivos en 2023. La gaviota de Audouin, especie catalogada como Vulnerable en el Catálogo Valenciano de Especies Amenazadas, ha triplicado el resultado de 2022 con cerca de 800 parejas.
Estabilización o aumento de gaviotas
La gaviota picofina, también catalogada como Vulnerable, alcanza las 36 parejas y se duplica respecto a 2022. Entre los charranes catalogados con algún tipo de amenaza, aumenta el charrancito común, que incrementa el número de parejas de 50 en 2022 a 62 en 2023, mientras que la población reproductora de charrán común, con más de 250 parejas, se encontraría escasamente por debajo de la estimada en 2022.
Otras especies, como la gaviota cabecinegra ha pasado de 1.000 parejas en 2022 a 1.700 en 2023. El resto de las especies de gaviotas y charranes se han encontrado en números similares a los años previos.
Gestión del agua y arrozales
SEO/Bird/Life aclara que la cifra de las 20.000 parejas de aves acuáticas nidificantes en la Albufera no deben ser tan optimistas ya que «las oportunidades de mejora para algunas especies no terminan de materializarse».
En este sentido, los casos más notorios corresponden a las especies de patos dependientes de la disponibilidad de vegetación sumergida y de agua de buena calidad, y a las aves marinas y limícolas que, en general, no encuentran espacios de nidificación suficientes y seguros para aumentar sus poblaciones en la Albufera de Valencia.
Desde la entidad apuntan que este ecosistema de relevancia internacional «juega un papel clave en la recuperación las poblaciones globales de especies amenazadas».
«Es vital que las Administraciones asuman la responsabilidad de mejorar la calidad del agua y la disponibilidad de zonas de cría adecuadas y seguras, así como de mejorar o compatibilizar la gestión de los arrozales», explica el técnico de SEO/BirdLife.
Recursos hídricos insuficientes
En este sentido, SEO/BirdLife considera la asignación de caudales ecológicos a la Albufera como uno de los pasos importantes para mejorar la calidad de los hábitats y de los recursos alimenticios para las aves acuáticas.
Afirman que las administraciones nacional y regional «han trabajado recientemente para mejorar este aspecto, y la aportación suplementaria de caudales que se ha puesto en marcha ha resultado beneficiosa para las aves acuáticas en la época invernal».
Sin embargo consideran insuficiente la dotación de 210 hm3 que establece el plan de cuenca que «se encuentra lejos de estar garantizada actualmente, y el plan no define cómo, de dónde y en qué volumen se va a obtener el agua que precisa el humedal protegido».
Según la organización, esta situación pone realmente en riesgo un hito importante, especificando que «la Directiva Marco del Agua señala el año 2027 como la fecha límite para alcanzar un buen estado de ríos, acuíferos y zonas húmedas como la Albufera».
«A la vista de la situación actual, parece difícil que en menos de cuatro años pueda cumplirse este objetivo, y menos en ausencia de un Plan de Ordenación de los Recursos Naturales y de las normas de gestión del espacio Natura 2000», concluye Castelló.
Lagunas costeras
La importancia del ecosistema de la Albufera de Valencia se constata porque representa además «el 20% de la superficie ocupada por lagunas costeras en España y que, en conjunto, la Albufera, Doñana y el Mar Menor concentran el 90% del total de estos ambientes».
SEO/BirdLife advierte del mal estado de conservación de estos espacios y reclama que la falta de medidas suficientes para mejorarlos deberían conllevar a que este hábitat sea declarado por el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) como hábitat en peligro de desaparición.
Esta demanda, que viene solicitando SEO/BirdLife desde 2020, más allá de su valor para las aves que da especial relevancia a las lagunas costeras «son biotopos fundamentales para el buen funcionamiento de los ecosistemas y demás especies asociadas, así como hábitats relevantes para la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático estas zonas».