Exigen a Transición Ecológica que las tabaqueras no participen en las recogidas de colillas
Más de 60 organizaciones recalaman cambiar la redacción de un Real Decreto que permite la gestión de este residuo a tabaqueras
¿Pueden las empresas tabaqueras recoger de forma selectiva las colillas? En principio sí que pueden gracias a un Real Decreto que les permite la recogida de productos derivados del tabaco con filtros que contengan plástico.
En el fondo de la cuestión están algunos de los aspectos del texto del Real Decreto 1093/2024, aprobado en octubre por el Consejo de Ministros, donde se regula la gestión de las colillas y que permitiría a la industria tabaquera su recogida y gestión, todo ello bajo el paraguas de la Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP), a través de terceros, es decir, a través de una ONG, por ejemplo.
Denuncia de 64 entidades
Es una de las situaciones que han denunciado la asociación Nofumadores.org, junto con el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), Action on Smoking and Health (ASH), la Red Europea de Prevención de Tabaquismo (ENSP) y otras 60 asociaciones sanitarias, civiles, de pacientes, de consumidores, medioambientales y de derechos humanos, a nivel nacional e internacional.
La denuncia ha llegado al Ministerio para la Transición Ecológica a través de una carta en la que reclaman «que corrija algunos aspectos del RD 1093/2024 que regula la gestión de los residuos de los productos del tabaco con filtros que contengan plástico y que sean de un solo uso, aprobado el pasado octubre en Consejo de Ministros».
Serias contradicciones
Para los firmantes, el texto actual del RD plantea serias contradicciones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la OMS y que en la práctica «coloca en manos de ONGs vinculadas a las principales tabaqueras la gestión de la recogida selectiva de colillas».
En la carta se afirma que «pese a sus objetivos loables, que tratan de atajar el tema de la Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) en el contexto del tabaco, el RD pone en manos de la industria tabaquera la posibilidad de gestionar la limpieza de estos residuos de tabaco».
Conflictos de intereses
Las organizaciones impulsoras de la carta a la ministra Aagesen están de acuerdo que «la industria tabaquera sea la responsable de pagar la factura de la limpieza de la contaminación que ocasiona, pero que en ningún caso se involucre en la gestión de dicha limpieza para evitar que se creen conflictos de intereses con las administraciones públicas».
El problema que identifican las entidades es que «estos lazos posibilitarían la injerencia de la industria tabaquera en las políticas de salud pública, ralentizando, desde dentro de las instituciones, la implementación de políticas antitabaco destinadas a terminar con una industria que mata a 60.000 españoles anualmente».
Así mismo, afirman que esta posibilidad de que recojan las colillas permitirían que la industria tabaquera blanqueara su imagen pública, «mientras que deforesta, contribuye al cambio climático y es una de las mayores causas de contaminación por microplásticos debido a los filtros de tabaco».
Impacto ambiental
En concreto, reclaman que la industria del tabaco no puede ser tratada como cualquier otra. La presidenta de Nofumadores.org afirma que «tenemos que partir de la premisa de que el tabaco no es un producto de consumo equiparable a ningún otro en el mercado por el daño a la salud que produce, además de su grave impacto medioambiental».
Otra de las cuestiones que recalcan es que, desde 2005, España forma parte del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT OMS), que establece que existe un conflicto fundamental entre los intereses de la industria tabacalera y las políticas de salud pública.
Las 64 organizaciones recuerdan que existen varios mecanismos de las Naciones Unidas que «han establecido que la industria que produce y vende el tabaco no puede ser tratada como cualquier otra industria».
Pacto Mundial de las Naciones Unidas
En concreto, reseñan que el Pacto Mundial de las Naciones Unidas «decretó en 2017 una exclusión para las empresas tabaqueras porque, según reza el pacto, los productos de tabaco están en conflicto directo con los objetivos de la ONU, en particular con el derecho a la salud pública».
Por otra parte, el CMCT insta a las partes a limitar cualquier interacción con la industria tabacalera a lo estrictamente necesario para regular sus productos. Sin embargo, el Capítulo II del RD 1093/2024 permite a la industria tabaquera participar en la gestión de los residuos que genera, lo que incluye la posibilidad de firmar contratos con administraciones públicas.
Evitar interferencias
La disposición viola un artículo del CMCT, que busca evitar la interferencia de la industria tabacalera en las políticas de salud pública. Además, recuerdan que la posibilidad de que gestionen las recogidas de colillas «da lugar a que use programas de responsabilidad social corporativa que incluyen, no sólo la gestión de los residuos, sino también campañas de concienciación, para mejorar su imagen pública».
Esta situación, según los firmantes de la misiva, «contraviene también el Artículo 13 del CMCT, que prohíbe cualquier forma de publicidad o promoción que pueda ser engañosa».
«No podemos permitir que la industria tabaquera instrumentalice a los organismos que representan a los ciudadanos para limpiar su imagen pública y así aumentar la venta de sus letales productos», recalca Raquel Fernández Megina, Presidenta de Nofumadores.org.
Eco filtros
Además, denuncian que el decreto también exime de regulación la limpieza de futuros filtros biodegradables o eco filtros, recordando que, «aunque estos filtros puedan no contener plásticos, siguen siendo altamente tóxicos para el medioambiente».
Del mismo modo, instan a que la industria financie también la gestión de residuos de productos como los vapeadores desechables, cuya popularidad crece exponencialmente, y que también contienen plásticos de un solo uso, además de baterías y tóxicos altamente contaminantes.
Nofumadores.org y el resto de las organizaciones que suscriben esta denuncia pública alertan de que la industria tabaquera ya ha creado una ONG ligada al sector para encargarse de la gestión de la limpieza de las colillas en nuestro país, lo que impedirá que sea un organismo independiente, como sería preceptivo, quien se encargue.
Retoman la experiencia de otros países como Francia, donde una ONG asociada a la industria gestiona los residuos de filtros, un punto que «demuestra los riesgos de permitir que las tabaqueras se involucren en estas tareas. Esto no solo afecta la transparencia, sino que también compromete la propia eficacia de las medidas».
Impacto ambiental
En clave ambiental, las colillas tardan en degradarse hasta 10 años y pueden llegar a contaminar 500 litros de agua y se tiene contabilizado que dos tercios de las mismas que se arrojan al suelo en todo el mundo terminan en el mar.
Las colillas contienen filtros de acetato de celulosa, un tipo de plástico que no es biodegradable, permanecen mucho tiempo en el medioambiente, liberando lentamente los compuestos tóxicos que contienen y contribuyendo a la contaminación de los ecosistemas.
Residuo no controlado
Actualmente, las colillas recogidas en las calles y demás espacios públicos acaban mayoritariamente en el contenedor de la fracción resto y posteriormente llegan al vertedero.
Sin embargo, debido a su toxicidad, a su naturaleza química, requieren de una gestión especial. Por otra parte, como otros productos puestos en el mercado, y siguiendo lo que dicta la economía circular, los productos susceptibles de transformarse en residuos son responsabilidad del productor (RAP).