En el corazón de un centro de datos urbano: un vecino silencioso más sostenible de lo que te imaginas
la compañía nLighten abre sus puertas para mostrar la sostenibilidad energética e hídrica de su edge data center madrileño.

Estamos a las puertas de un edificio completamente negro en pleno Madrid. Presenciamos una oscura mole sin apenas distintivos exteriores, insertada entre inmuebles donde hay hogares, oficinas y comercios. Nada hace pensar que en su interior hay un centro de datos que busca la sostenibilidad.
Sí, dentro de la ciudad de Madrid, en el barrio de Valverde, se ubica un centro de datos urbano que vamos a explorar para conocer cómo funciona y qué tiene de especial en materia de huella ambiental.
Nos adentraremos en el edge data center de nLighten y exploraremos con sus responsables el corazón de este tipo de complejo tecnológico encuadrado dentro de una ciudad, una circunstancia más común de lo que podríamos llegar a pensar.
Edge data center
Un edge data center es una pequeña instalación de procesamiento de información, desplegada cerca de las fuentes de datos. Estas instalaciones suelen estar ubicadas en nodos de telecomunicaciones, cerca de torres de telefonía móvil o dentro de sitios físicos como fábricas, tiendas minoristas y edificios de oficinas.
Al procesar datos cerca de los dispositivos finales, los centros de datos edge reducen significativamente la latencia de transmisión, mejoran el rendimiento informático y disminuyen el coste total de operaciones.

La huella de los centros de datos
En general, hablando de todo tipo de centros de datos en Europa, se ha triplicado su número desde 2010, alcanzando aproximadamente las 2.500 instalaciones en 2024, según la consultora Cloudscene.
Unas infraestructuras necesarias para el funcionamiento de un mundo globalizado y altamente conectado, pero con un impacto real en la energía y en el consumo de agua.
Según refleja Scope Group, tomando datos del Instituto de Estudios Medioambientales y Energéticos, un centro de datos de tamaño medio puede necesitar hasta 420 millones de litros de agua al año.
Esto equivale al consumo de unos mil hogares, para satisfacer sus necesidades de refrigeración, que representan entre el 20% y el 40% de su huella energética total. Se necesitan sistemas de refrigeración que consumen mucha agua para regular la temperatura interna y garantizar un rendimiento óptimo de los servidores.
En Europa, los centros de datos consumieron una potencia equivalente a unos 10 GW en 2024, aproximadamente la cantidad de electricidad que consume un país de tamaño medio como Austria o Bélgica en el mismo periodo, según Scope.

Centro de datos urbanos
Lejos de los macrodatos, nos centramos en el que estamos visitando en Madrid. Nos comentan que este edge data center está en una ubicación estratégica, en el distrito de Fuencarral – El Pardo, cerca de dos de los centros hospitalarios más importantes de España y a dos kilómetros del complejo de negocios de las cuatro torres, al final del Paseo de la Castellana.
Imaginábamos que estos complejos, que atesoran datos y mueven un tráfico de información cada vez más voluminoso, sólo estaban ubicados fuera de las áreas urbanas, en áreas más solitarias apartadas.
Antonio González, director de operaciones de nLighten España, nos comenta que en Madrid puede haber unas 14 instalaciones de este tipo que están en plena ciudad. El centro de datos que visitamos ocupa una superficie de unos 3.500 metros cuadrados donde están los servidores funcionando 24 horas, 7 días a la semana.
Ideas preconcebidas
Por lo visto creíamos muchas cosas acerca de un centro de datos, muchas ideas preconcebidas sobre la poca sostenibilidad de un lugar como este que tendremos que comprobar.
Las primeras ideas que nos vinieron a la cabeza es que íbamos a pasar frío en las tripas de un data center, que estaríamos dentro de un devorador de energía y que su gasto en agua sería disparado. Además, en este caso, aparece la idea de que también puede molestar a los vecinos de las casas que están justo enfrente, al otro lado de la calle, a poco más de 20 metros.
En esta visita con otros periodistas especializados en tecnología, energía y sostenibilidad nos enseñan el papel de los edge data centers urbanos en este complejo mundo donde se trasvasa, se almacena, se da servicio a la inteligencia artificial o se duplica información por seguridad de muchas empresas, personas y administraciones.

Eficiencia, integración y reutilización térmica
Sus responsables quieren compartir con nosotros su modelo de centro de datos urbano basado en la eficiencia energética, integración local y preparación para la reutilización térmica. Suena bien. Parece que la visita va a ser interesante.
Además del director de operaciones, nos acompaña Francesco Marasco, vicepresidente de Operaciones Estratégicas y de Sostenibilidad. Su idea es que vivamos la visita guiada con la mente abierta al modelo sostenible de centros de datos que promueven.
Nos olvidamos de que tenemos que bajar a plantas subterráneas ni de coger ascensores a grandes profundidades. Estamos casi prácticamente al nivel de la calle y, para acceder, hemos tenido que acceder a través de varias puertas cortafuegos con su necesario acceso de control.
Visitando los servidores
En el interior de una de las salas de servidores, al contrario de lo que pensábamos, no hace frío, más bien algo de calor. Nos quitamos el abrigo y sentimos una agradable temperatura que nos hace suponer que el esfuerzo energético en refrigerar es fundamental.
Nos explican que todo está duplicado, energía, servidores y ventiladores que expulsan aire cálido al pasillo donde estamos. Al otro lado de los servidores sí que hace calor, no tanto como para achicharrarse, pero no duramos mucho por llevar ropa de invierno.
Como dice la zarzuela, «hoy las ciencias avanzan que es una barbaridad» y el milagro de necesitar menos refrigeración es porque los microprocesadores cada vez no se calientan tanto como antes, son más eficientes en cuanto a demanda de energía y frío.
En este pasillo cerrado con calorcete y ruido, nos señalan que la refrigeración se consigue con agua enfriada. También este sistema está duplicado por lo que pudiera pasar.

Eficiencia y sostenibilidad con el agua
El consumo de agua, además del de energía, es otra de las preocupaciones que siempre se blanden como uno de los obstáculos y de las reticencias a la hora de instalar centros de datos.
Desde nLighten nos aseguran que sus esfuerzos de eficiencia y sostenibilidad se centran en estos dos frentes y que es un factor diferenciador en su estrategia frente a otros modelos.
Marasco nos confiesa que uno de los bulos o desinformaciones de las que más tienen que protegerse es la del gasto de energía. «Nosotros intentamos siempre conseguir energía renovable para nuestros proyectos», comenta con el objetivo de explicar que su huella de carbono es mínima en sus instalaciones.
El centro de Madrid dispone de energía 100% renovable que, «gracias a acuerdos PPA, ha alcanzado una puntuación ICFEn del 90,78 %, muy por encima de la media regional del 78%» aseguran desde la empresa.
Refrigeración con poca huella hídrica
En cuanto al agua, uno de los grandes caballos de batalla de los centros de datos, la filosofía de nLighten es la de tener pequeños centros de datos urbanos, cerca de sus clientes, sin depósitos donde almacenar el líquido.
Su apuesta por un centro de datos con presencia en grandes ciudades y núcleos empresariales más pequeños, «está redefiniendo los estándares del sector en Europa». Su forma de trabajar con el agua es utilizando un circuito cerrado que hace circular el agua refrigerada de forma continua, sin tanques de almacenamiento, y sin apenas pérdidas de agua ni reposición.
«Apenas consumimos el agua equivalente a cuatro bañeras de agua al mes», nos comenta el director de operaciones, Antonio González, explicando que esta es la cantidad aproximada que queda reflejada en la factura mensual.

Sin ruido en la azotea
Estas explicaciones llegan en la azotea del edificio, desde donde percibimos perfectamente que estamos a pocos metros de viviendas, donde viven y duermen unos vecinos que apenas notan la presencia de la maquinaria instalada para refrigerar aire y agua. Todos los sistemas están insonorizados para que los datos de los servidores que fluyen unas pocas plantas abajo no sean una molestia sonora.
En el caso de las instalaciones de nLighten en Madrid, y en sus proyectos, también hay una ventaja energética más, ya que sus instalaciones ya están preparadas para la reutilización de energía térmica, lo que en el futuro permitirá canalizar calor hacia redes urbanas o instalaciones municipales.
Es decir, a modo de district heating, aprovechar el calor que desprende el centro de datos para aportar energía térmica a las casas de alrededor o a edificios colindantes. Todo está preparado, sólo falta conexión, diálogo y voluntad administrativa.
Toda la estrategia de la compañía se desarrolla dentro del marco ICFEn (Integrated Carbon-Free Energy), una metodología propia de medición del impacto ambiental que va más allá del consumo eléctrico.
Energía libre de carbono hora a hora
Marasco explica que esta forma de ver su actividad, en clave de sostenibilidad y consumo, mide en tiempo real el uso de energía libre de carbono por hora, la recuperación de calor y la contribución activa del centro de datos a la red eléctrica local.
La compañía subraya que «este enfoque holístico permite avanzar hacia una infraestructura verdaderamente circular, transparente y alineada con los objetivos climáticos europeos».
Al salir de este centro de datos, el panorama cambia. Sabemos que hay esfuerzos reales para que este sector sea más sostenible, que la normativa europea está haciendo también sus movimientos para encontrar la senda de una menor huella, y que ahora, desde la calle, no percibimos tan hermética la oscura fachada de esta instalación madrileña.