Ni algodón 100% ni PET reciclado: así debe ser la etiqueta en tu ropa que reclama la moda sostenible
El sector de la moda es uno de los más contaminantes del planeta
Este sistema de etiquetado podría ser clave en la lucha contra la sobreproducción y el greenwashing
La propuesta pretende empoderar al consumidor de moda

«Ir a la última podría matar al planeta». Esta rotunda frase del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, sirve para remarcar los impactos del sector de la moda, uno de los más contaminantes del mundo, que genera más de 92 millones de toneladas de desechos cada año, según la Campaña Ropa Limpia.
La industria textil también es responsable del 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y consume, además, enormes cantidades de agua. Hablamos de unos 215 billones de litros anuales, equivalentes a 86 millones de piscinas olímpicas, asegura la ONU. Tampoco debemos olvidar su empleo masivo de productos químicos potencialmente tóxicos.
A todos estos impactos ambientales hay que añadir las frecuentes violaciones de los derechos humanos y laborales de los trabajadores que producen nuestras prendas, especialmente en los países asiáticos, donde a menudo cobran un salario que no cubre sus necesidades básicas, a pesar de estar sometidos a extenuantes jornadas laborales en instalaciones que no cumplen las mínimas garantías.
Propuesta pionera
La Asociación de Moda Ética y Sostenible (AMES) ha presentado una propuesta pionera con el objetivo de que la sociedad sea más consciente de todo lo señalado. Consiste en la adopción de un sistema de etiquetado textil ampliado, que permita a los consumidores acceder a información clara, verificable y comparable sobre el impacto real de cada prenda.
Dicho sistema plantea ir más allá de la actual etiqueta obligatoria de composición, incorporando indicadores clave en tres dimensiones:
- Ambiental: consumo de agua, emisiones de CO₂, uso de suelo y kilómetros recorridos en la cadena de suministro.
- Social y laboral: condiciones en la cadena de producción, cumplimiento de salarios dignos conforme a los convenios de la OIT y respeto a los derechos humanos.
- Circularidad: durabilidad estimada, posibilidades de reparación y reciclaje, así como el tiempo de degradación del material al final de su vida útil.
Coste oculto
En palabras de Raúl González, presidente de AMES y cofundador de Ecodicta, marca española de moda circular: «El consumidor tiene derecho a saber no sólo de qué está hecha su ropa, sino también cuál es el coste oculto que esa prenda tiene para las personas y para el planeta. Con el etiquetado ampliado, la transparencia se convierte en la herramienta más poderosa contra la sobreproducción y el greenwashing».
«Desde Asociación AMES creemos que debemos dar la máxima información al consumidor para empoderarlo y para que elija con transparencia y datos qué tipo de sociedad quiere forjar a través de su consumo», insiste González, que añade: «No puede ser que, porque aquí queramos consumir barato, estemos destrozando el medioambiente en países en vías de desarrollo, y con explotación laboral, incluida explotación infantil, según el sector».
Ecodicta, la compañía que dirige González, ha puesto en marcha, junto a otras marcas de moda sostenible, una campaña europea para denunciar los impactos negativos de marcas de moda ultra rápida, especialmente la china Shein.
Dos niveles
La etiqueta defendida por AMES funcionaría en dos niveles complementarios: una versión visible simplificada, mediante un sistema gráfico intuitivo (tipo semáforo o puntuación) que facilite la comparación rápida entre productos; y una versión técnica detallada, accesible mediante código QR en la etiqueta física, que ofrezca todos los datos desglosados y verificados.
«La moda necesita un cambio profundo: no basta con decir que una prenda es sostenible, hay que demostrarlo con datos claros y accesibles. El etiquetado ampliado permitirá que cualquier persona pueda entender el impacto real de lo que compra», afirma Gema Gómez, vicepresidenta de AMES y directora de Slow Fashion Next, plataforma de formación y consultoría en moda sostenible.
Estrategia europea
Con esta propuesta, AMES busca alinear a España con las directrices de la Estrategia Europea de Textiles Sostenibles y Circulares y situar al país a la vanguardia de la regulación en consumo responsable.
«El etiquetado textil ampliado no solo reforzará la confianza del consumidor, sino que incentivará a las empresas a reducir su impacto y a innovar hacia modelos de negocio más sostenibles», insisten sus responsables.
Pasaporte digital
«Lo único que pretendemos es adelantarnos a la obligación del pasaporte digital europeo y que las marcas españolas destaquen por su transparencia y así sean más competitivas en Europa», recalca González. «Se trata de hacer los deberes antes que los demás para ir en cabeza en sostenibilidad y transparencia», insiste.
El presidente de AMES se refiere al Pasaporte de Producto Digital (DPP, por sus siglas en inglés), proyecto apoyado por la UE que supondrá un importante salto adelante en cuanto a la información recopilada sobre un producto, abarcando todo su ciclo de vida, desde la fabricación hasta su proceso de reciclaje, pasando por la cadena de suministro y las instrucciones de uso.
El pasaporte digital será fácilmente accesible para los consumidores a través de un QR o de una etiqueta NFC. La entrada en vigor de este proyecto está prevista para el año 2027, asegura CIRPASS, la entidad impulsora.