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Qué significa la cinta con la bandera de España que llevan muchos conductores en el retrovisor del coche

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En las carreteras españolas, es muy habitual ver coches con una cinta con la bandera nacional colgando del retrovisor interior. Para muchos, se trata de un gesto de orgullo. Para otros, es un recuerdo familiar, un detalle decorativo o incluso un amuleto. Sin embargo, detrás de este objeto se esconde una tradición con un profundo significado espiritual y cultural: la llamada medida de la Virgen.

Las cintas, que reciben el nombre de medidas, tienen la misma longitud que la altura de una advocación concreta de la Virgen. Así, una «medida» de la Virgen del Pilar no tiene el mismo tamaño que la de la Virgen de Covadonga o la Virgen del Rocío. Cada una guarda relación directa con la imagen a la que hace referencia.

La tradición de las medidas

La práctica de llevar «la medida de la Virgen» se remonta a siglos atrás; surgió en conventos y santuarios marianos como una forma de extender la protección espiritual de la imagen a los fieles que no podían desplazarse hasta el santuario. «Era una manera simbólica de acercar la presencia de la Virgen a la vida cotidiana. Las monjas medían la imagen sagrada con una cinta de tela, y luego confeccionaban réplicas con esa misma longitud para entregarlas a los devotos. Era un gesto sencillo, pero cargado de fe», explican los historiadores.

Ejemplos concretos: Covadonga y El Pilar

Cada advocación mariana tiene su propia medida. En el caso de la Virgen del Pilar, patrona de Zaragoza y de la Hispanidad, la cinta mide 36,5 centímetros de largo por 2 de ancho. En cambio, la Virgen de Covadonga, símbolo de Asturias y figura central en la historia de la Reconquista, tiene una medida de 71,5 centímetros.

«Cuando se regala una medida, no se trata de un objeto cualquiera, sino una parte simbólica del manto de la Virgen. Por eso se recomienda que la cinta sea bendecida o, al menos, haya tocado el manto de la imagen antes de entregarse». Precisamente, un aspecto esencial de esta tradición es su carácter desinteresado; no se debe comprar para uno mismo, sino recibirla como regalo de alguien cercano.

El salto al retrovisor

La llegada del coche particular transformó el sentido práctico de la medida. Lo que antes se llevaba al cuello o en la muñeca empezó a colgarse del espejo retrovisor, como una forma moderna de mantener la tradición.

No es casual que la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, o la del Pilar, protectora de los cuerpos de seguridad, sean algunas de las más representadas. En muchos casos, los conductores colocan la cinta como gesto de fe.

Aunque pueda parecer una costumbre menor, las medidas representan una de las formas más extendidas de devoción popular en España. «El creyente no necesita hacer ostentación de su fe. Llevar una medida es una oración silenciosa. No se trata de superstición, sino de recordar que uno no viaja solo».

Reglamento General de Circulación

El artículo 19 del Reglamento General de Circulación establece: «la superficie acristalada del vehículo deberá permitir, en todo caso, la visibilidad diáfana del conductor sobre toda la vía por la que circule, sin interferencias de láminas o adhesivos. Únicamente se permitirá circular con láminas adhesivas o cortinillas contra el sol en las ventanillas posteriores cuando el vehículo lleve dos espejos retrovisores exteriores que cumplan las especificaciones técnicas necesarias. No obstante, la utilización de láminas adhesivas en los vehículos se permitirá en las condiciones establecidas en la reglamentación de vehículos. La colocación de los distintivos previstos en la legislación de transportes o en otras disposiciones deberá realizarse de forma que no impidan la correcta visión del conductor».

A partir de esta norma, la Dirección General de Tráfico (DGT) distingue entre objetos decorativos pequeños y elementos que obstaculizan la visibilidad. En ese sentido, una cinta pequeña, como la medida, no se considera infracción. Sin embargo, la situación cambia cuando se trata de banderas de mayor tamaño u objetos colgantes voluminosos que puedan tapar parte del parabrisas. En esos casos, sí se considera una infracción leve, la cual conlleva una multa de 200 euros.

La medida de la Virgen, esa cinta que muchos españoles colocan en el espejo retrovisor, no suele ser motivo de multa, dado que no afecta a la seguridad vial. En la práctica, los agentes sólo intervienen cuando el objeto cuelga a una altura o tamaño que impide ver correctamente la carretera.

Así, esa cinta con la bandera de España que cuelga del retrovisor de tantos coches es el eco de una costumbre que combina devoción, memoria familiar y cultura popular. En el Santuario del Pilar, por ejemplo, se fabrican miles cada año, especialmente en fechas señaladas. Detrás de esos 36 o 71 centímetros de tela hay siglos de historia y millones de historias personales. Una forma discreta de decir, cada vez que se arranca el motor, «Virgen, acompáñame en el camino».

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