Este Jaguar D-Type va a ser el más caro de la historia
El próximo mes de agosto, el Jaguar D-Type de 1956 que ves en las imágenes va a convertirse, si se cumplen los pronósticos, en el modelo más caro de la historia de la marca. Se trata ni más ni menos que del ganador de las 24 horas de Le Mans de aquel año, y va a ser subastado en la Monterrey Car Week.
Este Jaguar D-Type pertenecía a la escudería privada Ecurie Ecosse, lo que le convirtió en todo un mito al lograr imponerse a los Jaguar oficiales y a los Aston Martin de los míticos Stirling Moss y Peter Collins.
Además de las 24 horas de Le Mans, este Jaguar D-Type agrandó su leyenda gracias a su participación en otras prestigiosas competiciones como la Mille Miglia. Es por ello que la casa encargada de gestionar la subasta, Sotheby’s, espera que el precio que alcance el vehículo sea de auténtico escándalo. Hasta ahora, el Jaguar C-Type de 1953 ostenta el récord de recaudación de un coche de la firma, con 13,2 millones de dólares. Ni que decir tiene que se espera que esta cifra quede como una anécdota al lado de la del D-Type del que te hablamos.
Aunque estamos hablando de un coche de los años 60, lo hacemos de todo un coche de carreras con el que además de lucir palmito, podremos disfrutar de lo lindo al volante. Bajo su piel esconde un motor de seis cilindros en línea y 3,4 litros capaz de desarrollar 250 CV de potencia. Su caja de cambios es manual y cuenta con cuatro velocidades. Como curiosidad, debes saber que Jaguar fabricó 18 unidades de este D-Type para competir y otras 53 para circular por la calle.
Otra de las ventajas con las que cuenta este Jaguar D-Type, y por la cual también se espera que suba su precio, es su estado. Desde que tocase el asfalto por primera vez en su vida hace 60 años, solamente ha tenido tres dueños. Se trata además de uno de los modelos más avanzados de su época, equipando elementos tan novedosos por aquel entonces como los frenos de disco o su aerodinámica. De hecho, ésta ayudaba a alcanzar una velocidad de vértigo por aquel entonces, 250 km/h. La sensación a bordo tiene que ser de lo más impresionante que se pueda vivir en un coche. ¡Qué lástima no ser rico!