Éste es el sistema con el que podrás entrar con tu coche antiguo en las Zonas de Bajas Emisiones
La solución, basada en una tecnología avanzada, permite medir las emisiones de cada vehículo en tiempo real
La polémica no se aleja de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en las principales ciudades de España. En Madrid y Barcelona, los Tribunales han puesto en jaque a los ayuntamientos debido a unas medidas restrictivas que limitan la circulación de vehículos. Estas normativas, aunque bienintencionadas en términos medioambientales, han sido criticadas por su falta de equidad económica y social, generando debates entre ciudadanos y expertos por el futuro de la movilidad en las ciudades.
En este contexto, surge una propuesta innovadora de la empresa madrileña Opus RSE, que podría cambiar las reglas del juego. La solución, basada en una tecnología avanzada, permite medir las emisiones de cada vehículo en tiempo real. El sistema funciona de manera muy sencilla: cuando un vehículo pasa frente al dispositivo, éste muestra al instante en una pantalla mediciones precisas de partículas, óxidos de nitrógeno y los otros gases contaminantes que realmente emite por tubo de escape.
Con este proceso la tecnología logra identificar, de manera inmediata, qué vehículos contaminan más y cuánto lo hacen, brindando una alternativa más justa y personalizada a las actuales etiquetas medioambientales. Con esta tecnología no sería necesario encorsetarse en normativas basadas en categorías generales y teóricas, permitiendo una movilidad más equitativa y adaptada a la realidad de cada vehículo.
Zonas de Bajas Emisiones
En lo referente a las emisiones contaminantes, la normativa actual plantea una contradicción. Se ha demostrado que el 1% de los automóviles que circulan en una ciudad son responsables de hasta el 40% de las emisiones en las zonas urbanas y no necesariamente son los más antiguos. Curiosamente, muchos de estos vehículos circulan amparados por una etiqueta medioambiental que les otorga ciertos privilegios, a pesar de su alto impacto ambiental.
Para ilustrarlo, tomemos como ejemplo un coche de 20 años. Si está bien mantenido y se utiliza de forma responsable en cuanto a consumo y emisiones, podría emitir menos que un vehículo híbrido enchufable moderno, pero que circula sin recargar su batería y utiliza únicamente su motor de combustión. Lo mismo ocurre con algunos vehículos diésel actuales, que a pesar de su diseño orientado a ser lo menos contaminantes posible, pueden emitir más de lo previsto si no han recibido un correcto mantenimiento, como el adecuado reglaje de su sistema anticontaminación o la limpieza de su filtro de partículas.
OpusRSE no es la única entidad acreditada para medir las emisiones reales de vehículos en circulación libre mediante teledetección. El primer dispositivo de teledetección de emisiones fue patentado en 1989 en Estados Unidos y, desde entonces, diversas entidades han perfeccionado y explotado esta tecnología durante más de tres décadas. En los años 90, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos reguló su uso, impulsando la adopción internacional de este sistema para la inspección remota de emisiones vehiculares.
OpusRSE opera bajo la acreditación ISO-17025, otorgada por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) en 2013, lo que respalda la precisión y fiabilidad de sus mediciones. La empresa fabrica su tecnología en Madrid y la exporta globalmente, consolidándose como el sistema más robusto y utilizado a nivel internacional.
Inspección técnica de la ITV
Esta tecnología ha sido implementada en los cinco continentes. En Europa, ya se ha probado en docenas de ciudades de 18 países, mientras que en Estados Unidos, China, India y Corea del Sur su uso a gran escala permite identificar rápidamente los vehículos más contaminantes. Millones de vehículos son inspeccionados cada año mediante estos sensores, respaldando los programas nacionales y regionales de inspección técnica, como las ITV, y ofreciendo un enfoque inteligente para la gestión medioambiental del tráfico.
Ahora, la empresa busca contribuir a una movilidad más justa, no impuesta, que se fundamenta en la educación medioambiental y en la responsabilidad individual en el momento de desplazarse a través de su tecnología.