Razas felinas: el gato Habana

El Gato Habana no es común. Felino juguetón y cariñoso, le encanta la compañía, a pesar que la principal característica de los mininos es su independencia. También se le conoce como gato Habana Brown. Es de tamaño medio, con un cuerpo musculoso. Al igual que otras razas, presenta un marcado dimorfismo sexual, siendo los machos más grandes que las hembras. Dueños de unos profundos ojos verdes claros. A pesar de que muchas veces es un animal solitario, cuando se encariña con una persona, el lazo de lealtad y amor es de por vida.

Lamentablemente esta raza se encuentra en peligro de extinción. De hecho, es difícil encontrar en las competiciones oficiales de criadores, la participación de un ejemplar que sea completamente puro. Prácticamente la totalidad tiene una mezcla en su linaje.

La mayoría de los ejemplares que le sobreviven a esta estirpe se encuentran en Europa – casi todos en Reino Unido – y en Estados Unidos. Es difícil determinar el origen de su nombre, aunque es bien sabido que Habana no se refiere a la capital de Cuba, sino al característico color café de su pelaje.

Rasgos notorios

Esta raza es de tamaño medio. Su esperanza de vida, dependiendo de los cuidados que reciban, oscila entre los ocho y 13 años. Pueden atravesar por breves períodos de pérdida de pelaje que no obedecen a problemas de salud. Sus hebras son cortas, lisas y brillantes, muy suaves al tacto.

El Gato Habana es de un profundo color marrón, con algunos matices caoba. Su cabeza es triangular, con un gran mentón cuadrado, dándole al hocico forma de una mazorca de maíz. Sus orejas son grandes y rígidas.

Es un felino muy inteligente, aprende con mucha rapidez, además de ser muy dócil. Tiene gran facilidad de adaptación. Aunque le encanta la naturaleza y correr a cielo abierto, es perfectamente capaz de acostumbrarse a la convivencia dentro del hogar, en pisos no muy espaciosos.

Gato Habana: salud, alimentación y actividad física

Goza de buena salud, aunque puede ser sensible ante afecciones pulmonares, parásitos o enfriamientos. Para evitar cualquier complicación médica, se recomienda el debido control con el veterinario para llevar al día las vacunaciones y los desparasitantes a tiempo. Así como mantener una férrea vigilancia del estado del pelaje y limpiar con frecuencia el interior de las orejas.

Importante tener en cuenta que cuando las condiciones lo permiten, son gatos muy activos. Su volumen de ingesta es proporcional a la cantidad de ejercicios que realizan. Tanto físicos como mentales. Así mismo, son propensos a sufrir de sobrepeso si se les ofrecen golosinas de forma descontrolada.

El apetito de estos gatos es sumamente voraz, con el punto a favor que su metabolismo los ayuda a digerir con rapidez lo que ingieren. Se les debe acostumbrar a comer las porciones que se les coloque, ya sea de pienso húmedo, seco o carnes. En cuanto a los ejercicios, estos mininos demandan moverse con frecuencia durante el día. De lo contrario, sufrirán de aburrimiento.

Atención a los detalles

A medida que va creciendo, este gato requiere distintas raciones de su alimento, acorde con la etapa en la que se encuentre. Para manejar este dato exacto, es esencial visitar con regularidad al veterinario de confianza. Un profesional que indicará las cantidades y el tipo de nutrientes y proteínas que son necesarias para la buena salud de la mascota.

Aun cuando todos los felinos domésticos suelen ser meticulosos con sus lugares para las comidas, el gato habana es todavía más exigente. Deben ser áreas completamente limpias, libres de cualquier objeto que los pueda incomodar. Igual de cuidadosos tienen que ser sus dueños con los recipientes en donde siempre encuentren a disposición agua fresca, limpia y con la temperatura perfecta.

La caja de arena para los desperdicios sólidos y líquidos hay que limpiarla todos los días. En caso contrario, puede que a manera de protesta ‘hagan del cuerpo’ en lugares no destinados para ello.

Joven y en peligro

El gato Habana es una raza relativamente joven. Si bien no se tiene absoluta certeza de su formación, se sabe que esta data ‘apenas’ de la década de 1950.  Algunos criadores, tanto de Estados Unidos como de Inglaterra, se dieron a la tarea de crearla. Se presume que parte de su base se encuentra en los siameses. Lo que explicaría otro de sus nombres alternativos: chocolate oriental.

Lo cierto es que, a pesar de su belleza y personalidad encantadora, el gato Habana no despertó el suficiente interés como para que su cría se mantuviera estable en el tiempo. Esto provocó que el número de ejemplares nunca creciera lo suficiente y que incluso, con el transcurrir del tiempo, empezara a mermar.

En la actualidad son varios los criadores que intentan evitar que esta raza desaparezca para siempre. Si eres de los pocos afortunados que tiene un ejemplar como mascota, cuídalo como a un verdadero tesoro.