El jardín secreto de Felipe VI
Descubrimos el detalle más enigmático del despacho del rey Felipe
Desde hace casi dos meses la agenda de la Familia Real ha quedado reducida a una seria constante de llamadas, videoconferencias y a escasas reuniones presenciales (en el caso del Rey) y salidas al exterior que permiten a don Felipe y a doña Letizia estar al tanto de la evolución de la crisis sanitaria provocada por la covid-19. Una situación sin duda peculiar que, sin embargo, nos ha permitido conocer algunos detalles que hasta ahora desconocíamos sobre el día a día del monarca y su esposa y ver de primera mano algunos aspectos sobre los lugares que utilizan para desarrollar lo que comúnmente se llama ‘trabajo de despacho’.
Es cierto que tanto la zona de trabajo de don Felipe como la de doña Letizia no eran desconocidas para la mayoría de la población, ya que desde la Casa de S.M. se distribuyen con regularidad imágenes que nos permiten ver cómo son algunas de las estancias del Palacio de la Zarzuela, sobre todo aquellas en las que se desarrollan actividades relacionadas con el desempeño de las tareas de la Familia Real. Sin embargo, gracias al estado de alarma y la imposibilidad de que Sus Majestades hayan podido ejercer sus responsabilidades con normalidad hemos descubierto por ejemplo que la Reina prefiere el lápiz a las estilográficas o que ambos recurren a una especie de plantilla con las fotografías de las personas con las que van a tener cada reunión para no olvidar sus nombres y dirigirse a ellos de la manera adecuada.
Al margen de esto, hay una cuestión referente al despacho del rey Felipe que ha llamado poderosamente la atención y tiene que ver con la decoración. El monarca, a diferencia de doña Letizia, ha optado por mantener su oficina en una línea clásica, con ciertas reminiscencias de lo que era el despacho de Juan Carlos I -de hecho, es la misma estancia- y mantiene algunos de los detalles que tenía su padre, como el escritorio o el cuadro del “El atleta” de Dalí. Sin embargo, en las últimas semanas hemos podido descubrir una nueva ‘obra’ que adorna el despacho y que guarda un vínculo con otro monarca.
Cada vez que don Felipe mantiene un encuentro en su oficina, hay ocasiones en las que tras de sí aparece una proyección sobre una pantalla de una de las obras de arte más emblemáticas de la Historia, “El jardín de las delicias”, del pintor holandés El Bosco. Un tríptico pintado al óleo que pretende representar el principio y el fin de la creación. El panel de la izquierda representa el Paraíso con el último día de la creación y la llegada de Adán y Eva. En el del centro se hace referencia a la lujuria en todas sus manifestaciones y el panel derecho representa el infierno, un escenario apocalíptico en el que el ser humano es condenado por sus pecados.
Una obra que conquistó a Felipe II, quien la incluyó en su colección personal, hasta el punto de que se cuenta que pidió que la instalaran en sus aposentos hasta el día de su muerte. El hijo de Carlos V fue un gran mecenas de las artes, con especial predilección por las escuelas italianas y flamencas. El monarca adquirió numerosos cuadros de El Bosco después de su muerte ya que le gustaba su carácter religioso y moralizante, algo que “El jardín de las delicias” expresa a la perfección, al margen del alto contenido erótico de la pieza. Lo que desconocemos es por qué Felipe VI ha recurrido precisamente a esta obra para proyectar en una pantalla en la que seguro podría recurrir a cualquier obra.