Primeras palabras de Marina Danko tras la muerte de Palomo Linares
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Palomo Linares y la 'perdición' venezolana que dinamitó su familia
Su ausencia fue la más sonada durante el sepelio de Sebastián Palomo Linares. Aunque su historia de amor tristemente terminara como el rosario de la aurora, familiares y amigos del torero esperaban ver aparecer por la puerta del Tanatorio de Tres Cantos a la que fue su mujer durante 35 años, Marina Danko. Pero no pudo ser. La colombiana prefirió enviar dos coronas de flores y no hizo acto de presencia en un funeral marcado por las tensiones familiares. Marina ha querido mantenerse en un segundo plano, no atender la mayoría de las llamadas recibidas por los periodistas españoles y guardar silencio. Hasta ahora.
Según informa la revista ‘Corazón’, la ex de Palomo Linares se encuentra muy apenada por la muerte del torero. «Son momentos muy dolorosos y muy tristes para mis hijos, a los que adoro, y para mí como esposa y madre que he sido», ha confesado la exmodelo.
Marina no quiere entrar en la batalla que ahora se libra entre sus tres hijos y la magistrada Concha Azuara, pero reivindica su papel en esta historia. Prefería que su último gesto con el torero, sufragar los 8.000 euros que ha costado el funeral, no trascendiera a la prensa, pero finalmente no se ha podido guardar el secreto y no le ha quedado otro remedio que salir al paso de las informaciones que cuestionan su generosidad en estos duros momentos. «Lo que yo haya hecho ha salido de mi corazón», ha zanjado la colombiana para callar las bocas de quien cree que le mueve la codicia.
Y es que el reparto de la herencia de Palomo Linares no será fácil. Las tensiones familiares que reinan en el clan desde que el diestro rompiera toda relación con sus hijos, unido a que no tenía nada de su propiedad, auguran que la gestión de su legado será tortuosa. A esto hay que sumarle que el diestro había asegurado en más de una ocasión que deseaba que la mayor beneficiaria del reparto fuera su actual pareja, Concha, con la que tenía previsto casarse en mayo. Esa boda hubiera facilitado más las cosas, pero la repentina muerte del matador deja a la jueza en una situación delicada. Por suerte cuenta con el apoyo de los hermanos Lozano, a quienes Sebastián consideraba su verdadera familia y a quienes ha hecho responsables de su legado. Ellos serán una figura clave no solo en el reparto de la herencia, sino también a la hora de mediar en la batalla que enfrenta a Concha y a los tres hijos del diestro. La guerra no ha hecho más que comenzar.