Corazón

Semana Santa en Sevilla

La noche más flamenca de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa

“Al principio estaban un poco tímidos, pero luego se arrancaron a bailar unas sevillanas”. Así describe el dueño del local ‘La Espiga Flamenco y Copas’ la que ya se considera la noche más flamenca de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa. Además de acudir a las tradicionales procesiones de la Semana Santa sevillana y de disfrutar de una corrida de toros en La Maestranza, ‘la perla de Manila’ y el Nobel aprovecharon la noche del pasado sábado para echarse unos bailes. En esta ocasión, ya que se encontraban en Sevilla, se decantaron por su baile tradicional, al igual que lo hicieron durante su viaje a Argentina hace un año donde se arrancaron a bailar un tango.

La pareja acudió a un conocido local en la capital andaluza para disfrutar de una agradable velada junto a un grupo de amigos. Amigos que, por cierto, pertenecen a la alta sociedad sevillana. De hecho, tal y como ha podido saber LOOK, se trata de un bar que habitualmente frecuentan personajes conocidos como Carmen Martínez Bordiu o Carlos Slim. Un lugar tranquilo, con mucha privacidad, y donde se disfruta de buenas actuaciones de flamenco.

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa junto a Salvador Basagoiti Osborne y Patricia Espinosa, dueños del bar / LOOK

Eran en torno a las doce de la madrugada cuando la famosa pareja llegó a ‘La Espiga Flamenco y Copas’, un mítico bar de la Sevilla ‘secreta’, que cuenta con 27 años de tradición. Según las imágenes a las que este medio ha tenido acceso, el peruano y la filipina aparecen sentados en uno de los sofás sin mostrar demasiado entusiasmo en la actuación que un par de artistas ofrecían en ese momento. Mario e Isabel permanecen completamente estáticos. Ella, vestida con una blusa blanca y negra a rayas, y sentada con las manos cruzadas sobre las piernas, miraba sin apenas parpadear. Él, más de lo mismo: traje negro con camisa blanca y corbata, y rígido como una estatua durante todo el espectáculo. Ninguno aplaude, ni ríe, ni chasquea los dedos y, mucho menos, se arranca a bailar. Por un momento parece que el cansancio se ha apoderado de ellos y su marcha del local parece inminente.

Pero nada más lejos de la realidad. Esa actitud inerte de la pareja solo duró unos minutos. “Hasta que entraron en calor”, confiesa a LOOK un testigo. Puestos en contacto con Salvador Basagoiti Osborne -sobrino del popular Bertín Osborne-, quien actualmente regenta el bar, asegura que Preysler y su pareja no tardaron en integrarse con el resto del grupo y dejaron sus cómodos asientos y sus botellas de agua para bailarse unas sevillanas. “Estaban como en el salón de casa”, comenta Basagoiti Osborne.

Preysler y Vargas Llosa acudieron con unos amigos, asiduos al citado local. Su dueño afirma que fueron muy simpáticos con todo aquel que les reconocía y “estuvieron en actitud muy cariñosa” durante toda la velada.

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