Corazón

El blog de Paloma García-Pelayo

Isabel Pantoja se compra una vida

Isabel Pantoja protagoniza, sin lugar a dudas, el concurso de 'Supervivientes'. La cantante pasa de tonadillera a estrella de reality en Mediaset

Ha sucumbido al embrujo de la tele y sus posibles. Isabel Pantoja ha esperado su momento y lo ha conseguido. Cuando saltó la noticia, adelantada por la revista ‘Semana’ el pasado 3 de abril -pocos días antes de que la artista debutara en el reality-, algunos pensaron que era una de esas fake news que están tan de moda, vamos una noticia falsa.  ¿Pantoja? Imposible, si no sale de Cantora; anda que se va a exponer así; pero si dijo que no había ceros para pagarle… Pero nada de falso, el semanario adelantó la noticia en exclusiva. Mediaset daba de nuevo en la diana y conseguía incluir en su parrilla para la decimoquinta edición de Supervivientes al personaje más buscado, más cuestionado y también más deseado: la mismísima Isabel Pantoja Martín, madre.

La niña ya lleva 5 años, desde su mayoría de edad y precoz embarazo, rodando su vida secuencia a secuencia en páginas y platós. Donde fueres haz lo que vieres. En Cantora casa, Maribel no tenía apoyo unánime. Cuentan que su hermano Agustín no le gustaba nada la idea, que no quería que fuese, pero ella lo tenía claro y firmó. Es la magia de la tele que lo consigue todo y torna posible lo que parecía imposible, para Pantoja también. Cuestión de ceros.

Isabel Pantoja se dirige a la audiencia / Mediaset

La última folclórica no canta y reinventa su personaje en ‘Supervivientes’. Pantoja es espectáculo puro. Ella, tan diva; ella, tan post Malaya; ella, tan inaccesible; ella tan, tan… ahí está, con la cara lavada, revolviéndose en el barro junto al común de los otros mortales en Cayos Cochinos; pasando hambre, soportando heridas, calor, sol y mosquitos; levantando el índice con el que señala al otro con su altivez de siempre, ahora desnuda de bata de cola, dicho sea de paso, prenda que mueve con poderío. Isabel canta y se sabe observada por la cámara; posa sin que lo parezca, ¿o sí?; se entrega a Colate y luego se mata con él, duro rival a quien, quizá, pensó podía hacerlo suyo, pero no; no ha funcionado. Esta semana se enfrenta por primera vez al público. Cayó al agua porque la audiencia no la salvó; esta vez no, y su hija, Isa, lo ha dicho clarito: «no tiene más remedio que acostumbrarse». También, la magia de la tele.

Isabel Pantoja tiene más de una poderosa razón para estar ahí. La primera y más urgente, pagar sus deudas, sin duda.  La condena que en abril de 2013 fijó la Audiencia Provincial de Málaga en 24 meses de prisión por un delito de blanqueo de capitales y que la artista ya ha cumplido, incluía una multa de más de 1 millón de euros (1,147,148, exactamente). Saldar esa deuda sumada a la que arrastraba con Hacienda está siendo más complicado. Maribel comenzó vendiendo sus casas y apartamentos malayos, los que compartió con Julián Muñoz; también su chalé de La Moraleja. Ya dijo Kiko Rivera que vendían “todo”, pero los embargos no han cesado, primero, la finca Cantora; luego, el ático de Fuengirola, según adelantó el digital ‘Jaleos’.

Privaciones que bien valen un ‘Supervivientes’ por todo lo alto. No quiero ni pensar cuántos conciertos tendría que haber ofrecido para llegar a acercarse a lo que supone viajar a la isla y concursar en este duro reality. Claro que la pura realidad podría ser mucho peor. Cuántos escenarios, cuántas canciones carretera y manta se ha ahorrado.  El último concierto, de la media docena que consiguió dar en España tras cumplir en Alcalá de Guadaira, fue en enero de 2018. ¡Endeudada y año y medio sin cantar! Imposible mantenerse, tú y tu gente, a no ser que tengas algún colchón apretado, ¿no?

Isabel Pantoja y Julián Muñoz, en una imagen de archivo / Gtres

Es la estrella indiscutible de esta edición y con su fichaje, la cadena aquilata su imbatible liderazgo. Pantoja, embrujada. A un chasquido de cumplir tres meses, podría mover la nariz como Samantha y aparecer en Cantora con imagen renovada y las cuentas, por fin, saneadas. Encanta a sus seguidores y son legión quienes le dan su máximo apoyo en las poderosas redes sociales. No se pierden ni un minuto del reality. Verla dormir, despertar, pescar, cantar, cocinar y mandar es lo máximo para sus fans, a quiénes tiene tan presentes que los lleva de reclamo en una de las camisetas que más luce en el concurso. ¡A todos mis fans!

Quienes no la admiran tanto también mueren por verla, no vaya a ser que se pierdan a Isabel en un aprieto, con una pupa en la boca, en una discusión accionando su dedo acusador o en un baile improvisado manejando al contrario. La Pantoja está para verla, guste o no. Dudo que haya muchos en España que no la hayan visto un minuto en pantalla. Ahí están los índices de audiencia. Su salto en helicóptero fue visto por casi 5 millones de personas, el 46% de los que estaban viendo la televisión en ese momento. La edición está batiendo récords y fulmina cualquier tiempo pasado mejor.

Su imagen se apodera de la pantalla por lo que hace y no por lo que no hace; por sus modelitos de playa y su figura entrando en el mar; cuando pesca, cocina o sentencia y cuando llora desconsolada o se encoraja y fulmina con la mirada a ese concursante que echaría de la isla si fuera suya como Cantora.

He sido crítica con Isabel Pantoja en sus años de Marbella, blanqueo y engaño con Julián Muñoz. Seguí las fechas y los datos hasta la noche de su detención en mayo de 2007. Después llegó el juicio, su no declaración y la sentencia en abril de 2013. También fui crítica en todos y cada uno de los desplantes y desaires con la prensa. ¡Cómprate una vida! espetó a una compañera que osó preguntarle cuando estaba en la picota de la actualidad. Como concursante se crece, pero la realidad es que es ella quien en tres meses se habrá comprado una vida, más fama, más titulares… una vida nueva. Pantoja Embrujada, cuestión de ceros. La magia de Supervivientes. La magia de la tele. | [LEER MÁS: Las 6 mentiras de Isabel Pantoja en ‘Supervivientes’]

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