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Entre dos ciudades

Descubrimos los rincones más chic de la casa de Inés Sastre

Acogedor, sencillo y lleno de libros, así es el cuidado hogar de la bella actriz

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Fue a mediados del pasado año cuando Inés Sastre hizo realidad un sueño muy meditado y que le iba a dar a su vida un giro absoluto: volver a vivir en Madrid, el lugar donde se trasladó en la infancia desde su Valladolid natal para estudiar y para iniciar una carrera de modelo que la elevaría al rango de las más top. Ahora, en el inicio de este 2021, la bella maniquí ya está instalada en su precioso hogar madrileño junto a su hijo Diego, un adolescente de 14 años por el que bebe los vientos y al que quiere inculcar la cultura española. Han pasado muchos años en París, más de tres décadas, pero ya era hora de regresar a los orígenes.


Ese cambio no fue fácil, treinta años de estancia en cualquier lugar hacen que las cajas y las cajas se llenen de objetos, enseres y recuerdos que hay que trasladar en la mudanza y… encima a otro país, aunque su adorado París está a un tiro de piedra, o mejor dicho, a dos horas y media de avión.
Poco a poco, la también actriz ha ido colocando cada cosa, cada cuadro cada mueble, cada libro, cada fotografía, en un lugar especial designado en las estancias de la vivienda, unos rincones que le ofrecen la seguridad de un entorno conocido y al mismo tiempo completamente nuevo y empapado de ilusiones. Ha cambiado los Campos Elíseos por El Retiro y está encantada y centrada en que su salón, donde el relax es fundamental, quede perfecto, su dormitorio y el de Diego sean tan acogedores que no cueste nada conciliar el sueño o que las librerías comiencen a rebosar con los numerosos libros que posee, pues la lectura es una de sus pasiones.

Inés, que a los 15 años ya era una cotizadísima modelo de exóticos rasgos, continúa trabajando para las mejores firmas de moda y cosmética, cuando los compromisos laborales se lo permiten vuelve a la carga con nuevas adquisiciones o renovadas ideas para la decoración de la casa. Sus vecinos la ven de acá para allá con una lámpara, una mesa o cargada de bolsas con accesorios, ella, siempre esbozando esa sonrisa coronada por un sexy lunar que la elevó al estrellato, saluda eufórica con ganas de volver a estar entre los muros de su apartamento para ponerse manos a la obra y añadir unos platos, un jarrón con flores en la cocina, colocar el gran tigre de peluche que la acompaña desde hace años, o simplemente mirar la frase que le dirige Diego desde una cómoda : “I love you maman”.

A Inés le gustan las cosas sencillas pero elegantes, no es que sea minimalista, no, le encanta que los ambientes tengan su propia personalidad, o mejor dicho, la de sus habitantes. Y en su hogar hay mucho color, tonos étnicos, puros y a la vez con toques franceses y algo recargados, pero en puntos muy concretos. Esto no es solo en su nueva casa de Madrid, también en la de París, a la que sigue acudiendo y compartiendo algunos de sus rincones más bonitos.

En el país vecino, su habitación no tiene doseles o marroquinería, simplemente una grande y cómoda cama a la que se une una estupenda chimenea para caldear el dormitorio cuando haga falta. La luz es otra de las cosas importantes para Inés Sastre, ya sea la que entra por las ventanas o la que está colocada estratégicamente con lámparas de techo, de pared, en la mesilla de noche o mesas auxiliares. Y si allí tiene unos ventanales que dan envidia, en Madrid disfruta de una fabulosa terraza, un espacio en el que está poniendo mucho mimo porque le encanta estar al aire libre cuando hace buen tiempo, por eso no faltan unos cómodos sillones de mimbre con cojines tapizados en blanco y muchas plantas por todas partes.

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