El detalle de Alfred y Amaia que deja claro que empiezan a sentirse estrellas
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El rotundo éxito de Operación Triunfo ha pillado por sorpresa a todos, incluidos los propios concursantes. Poco podían esperar Amaia y Alfred, la ganadora y su pareja, que quedó cuarto en el concurso, que levantarían pasiones, que lograrían reunir a centenares de personas frente al ayuntamiento de Pamplona o a las puertas de los estudios de radio o televisión cada vez que conceden una entrevista en su gira promocional. Al principio estaban encantados, y Amaia, cuando era preguntada por el revuelo que causaba a su paso, llegó a afirmar que en el fondo le gustaba.
Ha pasado un mes y medio de aquella afirmación, que ocurrió a penas 48 horas después de abandonar la academia, y las cosas han cambiado mucho. Amaia y Alfred comienzan a estar menos ilusionados con la constante presencia de prensa a su paso. Son dos de los rostros del momento y por tanto, imágenes suyas, y más si son juntos, tienen valor. Hasta ahora todo eran sonrisas, pero el pasado martes 13 hubo un detalle que dejó claro que comienzan a cansarse.
No es extraño que los artistas, ya sean cantantes o de cualquier otra índole, tiendan a buscar la manera de evitar a la prensa cuando prefieren no ser fotografiados. No todos, también hay un gran número de rostros conocidos a los que la situación no les incomoda y atienden siempre con una sonrisa a fotógrafos y reporteros. Amaia y Alfred no se incluyen en este último grupo.
El pasado 13 de marzo, martes, concretamente, la pareja había acudido a ver el musical del Rey León en Madrid. Tal como ha podido saber LOOK, los jóvenes se enteraron cuando todavía estaban dentro de que había tres fotógrafos en la puerta esperando inmortalizar como salían felices después del espectáculo. Sin embargo, no lograron captar el momento, dado que los representantes de Eurovisión prefirieron salir por una puerta trasera y evitar ser fotografiados. Esto contrasta con la actitud que habían mantenido hasta el momento y sorprende al ser solo tres fotógrafos, cuando en muchas otras ocasiones se han visto rodeados de más de veinte y no han perdido el buen semblante. Amaia y Alfred comienzan a sentirse estrellas.