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Cada vez está más cerca el verano. Las temperaturas suben, los días se hacen más largos e inevitablemente toca pensar en el cambio de armario. Una tarea que, aunque es totalmente necesaria en la mayoría de los casos, puede volverse un tanto ardua. Por suerte, realizar el cambio de armario puede convertirse en algo más sencillo si se siguen unos sencillos pasos.
Para esto, tener en mente las premisas de Marie Kondo puede ayudar mucho. La gurú del orden japonesa tiene muy claro qué hay que hacer para que el cambio de armario sea algo más sencillo. Ella es la artífice del método Konmari, que ha inspirado a muchas personas en todo el mundo a la hora de poner orden en las diferentes facetas de su vida. Gracias a los consejos de la japonesa, es más sencillo mantener no solo nuestros armarios en orden, sino toda nuestra casa.
En lo que respecta al cambio de armario, lo primero y, más importante, es tener claro qué es lo que vamos a guardar y qué vamos a desechar. Cada vez que hacemos un cambio de armario es fundamental retirar aquellas prendas que no hemos utilizado en la temporada y que sabemos que no les vamos a dar una nueva oportunidad. A algunas de ellas les podremos dar una nueva vida, transformándolas quizás, pero habrá otras que ya no tengan cabida y que quizás puedan aprovechar otras personas.
Una vez que se ha hecho esta selección y antes de guardar toda la ropa de invierno, es importante lavarla y clasificarla, sobre todo, para evitar que en el tiempo que permanezca guardada se formen manchas. Esto aplica también a los zapatos, que deben desinfectarse y limpiarse. En este caso, guardarlos en cajas y con protección antihumedad puede ser la mejor opción.
Si tenemos mucha ropa, es mejor hacer el cambio de armario de manera progresiva, en varios días, para evitar que acabemos exhaustos y no le dediquemos suficiente atención. En este tema, la paciencia es importante, ya que puede ser un proceso que puede cansar mucho.
Después de guardar adecuadamente la ropa de invierno, toca clasificar las prendas de entretiempo, la mayoría de las cuales volveremos a guardar en nuestro armario, ya que son más versátiles. Cuando saquemos la ropa de verano también hay que desechar aquellas prendas que ya no nos sirven o que pensemos que no vamos a utilizar. Doblar las que nos quedemos de forma vertical es útil para ahorrar espacio.
Precisamente la falta de espacio en los armarios es la responsable de que el cambio de temporada se haya convertido en un momento inevitable. Las cajas de tela, pero con cierta estructura, permiten que la ropa respire mejor, lo que hace posible que se mantenga de una manera más adecuada. Las de cartón también pueden ser una buena opción, pero nunca las de plástico. Además, no olvides incluir productos contra las polillas.