El verdadero motivo por el que Meghan Markle eligió a Stella McCartney para su segundo vestido de novia
La exprotagonista de Suits ya conocía el trabajo de la diseñadora británica
McCartney también creó los vestidos de Amal Clooney y Oprah Winfrey para la boda real
El maravilloso vestido de novia creado por Givenchy para Meghan Markle aún permanece en nuestras retinas. Pero, transcurridos tres meses desde ese mágico 19 de mayo, solo otro vestido es capaz de hacerle sombra. Se trata el que lució unas horas después de la ceremonia, cuando abandonaba el castillo de Windsor para dirigirse a la fiesta postnupcial ya convertida en la esposa del príncipe Harry y, por tanto, en un miembro más de la Familia Real británica. Sencillo y minimalista, llevaba el sello de Stella McCartney, para quien recibir la llamada de la ahora duquesa de Wessex supuso todo un honor.
Ella misma lo ha confesado en una entrevista concedida a la edición inglesa de la revista Elle, en la que además ha revelado la auténtica razón de que Meghan pusiera sus ojos en ella. Y no son los que piensas. «Creo que me eligió por motivos que no solo fueron un bonito vestido; eso mucha gente puede hacerlo. No es un cliente difícil para que se vea hermosa. Obviamente, soy una diseñadora británica, pero creo que ser mujer también desempeñó un papel fundamental. Somos todas mujeres de mujeres. Ese es el asunto», ha apuntado.
La exactriz y activista ya había trabajado con la diseñadora en anteriores ocasiones y conocía a la perfección sus diseños; pero más allá de cuestiones puramente estilísticas fue su compromiso feminista y ecológico lo que le hizo decantarse definitivamente por la hija de Paul McCartney para que creara su segundo look nupcial. Un impecable modelo con escote ‘halter’ y espalda al descubierto que consiguió enamorar a propios y extraños.
Vegana convencida y estandarte del mundo de la moda en utilizar materiales de procedencia no animal y confeccionados de una manera responsable y sostenible, Stella comparte los mismos intereses que ella. Además, el vestido en cuestión iba en concordancia con los valores que Meghan quiso poner de relieve en su boda. Así, la pareja de recién casados eligió para desplazarse un vehículo eléctrico, los arreglos florales fueron encargados a una floristería sostenible y el menú se elaboró con alimentos de proximidad y sin carne.