El Festival de Málaga vuelve cinco meses después de aplazarse por la COVID
El Festival de Málaga es una de las grandes citas cinematográficas de nuestro país y, tras ser aplazado en pleno mes de marzo por la pandemia de coronavirus, ya está celebrándose en la ciudad andaluza que le da nombre.
Han pasado cinco meses desde que, en pleno mes de marzo y a pocos días de su celebración, el Festival de Málaga fuese aplazado por la organización debido a la pandemia de coronavirus que en aquel momento comenzaba a asolar España.
Durante este tiempo el mundo ha cambiado y son muchos los sectores que lo han hecho con él, algunos como el del séptimo arte, más a la fuerza que otra cosa y luchando por sobrevivir con las salas de cine cerradas y los set de rodaje en jaque por el virus. Pero, aunque las cosas parecen volver a complicarse, este fin de semana ha comenzado el esperado Festival de cine de Málaga y con él la ciudad se ha vuelto a llenar de rostros conocidos que, con mascarilla y cumpliendo a rajatabla las medidas de seguridad impuestas por la organización, han vuelto a pisar una de las alfombras rojas más emblemáticas de nuestro país.
De Paz Vega a Verónica Echegui, pasando por Ernesto Alterio, Candela Peña o Luis Tosar, han sido incontables los actores y actrices que han querido no solo promocionar sus últimos trabajos sino también apoyar a una industria que está pasando por uno de los momentos más complicados de su historia.
No ajenos a lo que ocurre en el mundo, algunos de los artistas han comentado polémicas actuales, como es el caso de Luis Tosar con Miguel Bosé. El protagonista de ‘Celda 211’ está al tanto de los comentarios hechos por el de ‘Amante Bandido’ y su opinión al respecto es más que firme: «Tenemos además algún personaje público, que anda por ahí haciendo demencia. Y no puede ser. La gente no deja de tener influencia, por muy desconectado que esté. Algún tipo de consecuencia tienen sus palabras. Hay que ser responsable, estamos hablando de salud pública. Estamos además hablando del respeto de la vida de los otros. Esto no es una broma. Esto no es, que me ponga una mascarilla o me la deje de poner. Es cualquier acto puede desencadenar que una persona fallezca. Acepto la disidencia y acepto el debate, porque es sano. Pero hay algo que está por encima de eso. Acabamos de vivir una situación tan extrema, en la que ha fallecido tantas personas. (…) Y luego el nivel de paranoia que tenga cada uno, no es culpa de los demás. No tenemos por qué soportar porque a una persona se le vaya la cabeza. Además, que luego venga a decir a él y a unos cuantos más, y que se reúnan para expandirlo por el mundo. Y luego a los tres días haya alguno en la UCI. Parece que no han tenido alguien cercano, para tener referencia de la devastación que produce una pandemia. No se entiende».