La insólita transformación de Catalina Middleton: de homenajear a la Reina Isabel a ‘desafiar’ sus normas

Cuando en septiembre de 2022 el rey Carlos III anunció oficialmente que su hijo mayor, Guillermo, iba a sucederle como príncipe de Gales y, por tanto, su nuera, Catalina Middleton, sería la nueva princesa de Gales, fue inevitable echar la vista atrás y recordar a la inolvidable Lady Di, sobre todo, teniendo en cuenta que Camila nunca quiso hacer uso de este título para evitar remover las polémicas del pasado. A pesar de que la madre de los príncipes Guillermo y Enrique falleció hace más de un cuarto de siglo, su memoria permanece aún muy presente y, de hecho, la propia Catalina ha hecho a lo largo de los años constantes guiños estilísticos en recuerdo de la que hubiera sido su suegra. Tanto es así que las comparaciones con Diana han sido una constante, especialmente, a partir de las joyas que ha usado la esposa del príncipe Guillermo o, muy especialmente, de sus looks.

Sin embargo, con el cambio generacional en la Corona, Catalina dio un inesperado golpe en la mesa. Nada más conocerse que Carlos había decidido nombrar a Guillermo y a Catalina príncipes de Gales, desde el Palacio de Kensington se emitió un comunicado en el que la pareja dejó claro que a partir de ese momento empezaba una nueva etapa: «La pareja se centrará en profundizar la confianza y el respeto de la gente de Gales con el tiempo. El príncipe y la princesa de Gales abordarán sus roles de la manera modesta y humilde», rezaba el comunicado, en el que se hacía especial hincapié en el papel de Catalina que, «aunque aprecia la historia asociada con este papel, quiere mirar hacia el futuro mientras crea su propio camino».

Dicho y hecho. En el poco más de un año que Catalina lleva como princesa de Gales ha marcado la pauta de cómo quiere hacer las cosas y, aunque no pierde de vista el legado de Diana -ni el de la Reina Isabel-, lleva su propio ritmo. Un camino que le está generando grandes éxitos, hasta el punto de que, según las últimas encuestas, Middleton ha superado en popularidad al resto de miembros de la Familia Real, por encima de su marido y muy por delante de su suegro y de Camila Parker Bowles.

El camino elegido por la nueva princesa de Gales no pasa por saltarse los protocolos de Carlos III, con el que mantiene, por cierto, una relación estupenda y es muy consciente del importante valor de su nuera para la Corona -aunque su popularidad le recuerde a los tiempos en los que Diana conseguía eclipsarle-, sino más bien por crear una agenda propia, combinada con la del príncipe Guillermo, y en la que la infancia y la juventud son los temas más destacados, junto con el deporte. Desde siempre, Catalina ha demostrado tener una especial predilección por los más pequeños -con los que se siente muy cómoda-, pero también con aquellos colectivos más desfavorecidos, con los que se vuelca de manera significativa.

Al margen de los detalles de su agenda, hay algo que ha llamado mucho la atención en la actitud de la princesa de Gales en los últimos tiempos y que es fruto de su propia evolución hacia una etapa en la que se siente más cómoda y madura. Antes, Catalina siempre recurría al mismo tipo de estilismo, fundamentalmente faldas o vestidos de corte lady, pero desde que ha empezado el nuevo curso, los trajes sastre de pantalón inundan su armario. Un detalle que no ha pasado desapercibido, sobre todo, porque la Reina Isabel no era nada fanática de los pantalones, cuyo uso consideraba que debía quedar limitado a determinados ámbitos.

Sin embargo, la nueva princesa de Gales ha sabido ‘desafiar’ esta norma no escrita de la anterior monarca de una manera magistral. Catalina ha encontrado en los sastres en tonos vivos -la mayoría de las ocasiones-, un uniforme ideal con el que se encuentra cómoda y segura, pero que, además, hacen, en ocasiones puntuales, a través del color un guiño a los llamativos estilismos que solía usar la Reina. No obstante, aunque a veces opta por trajes en colores vivos, suele decantarse por una gama cromática neutra, muy de estilo working.

Aunque aún es pronto para aventurar el futuro de la monarquía de Guillermo, la pareja formada por los príncipes de Gales está sentando las bases de una institución moderna y cercana, mucho más acorde con los nuevos tiempos, que tiene más posibilidades de  conectar con los ciudadanos y ganarse su confianza.