Las tres simbólicas tiaras que Camila ha ‘desterrado’ desde que es reina
La reina Camila tiene a su disposición una impresionante colección de joyas
Antes de convertirse en reina siempre recurría a las mismas piezas
La familia real británica es una de las familias reales que cuenta con una de las colecciones de joyas más impresionantes. Algunas de ellas incluso llevan décadas sin verse en público, otras ni siquiera tenemos constancia oficial de ellas porque permanecen guardadas en sus estuches y otras son de uso habitual entre las damas de los Windsor. Cuando falleció la Reina Isabel II, muchas de sus joyas pasaron a manos del rey Carlos III y, por tanto, a disposición de su esposa, la reina Camila. Al igual que Máxima de Holanda, a Camila sí que le gustan las alhajas, no como a la Reina Letizia, que prefiere evitar grandes piezas.
Desde que la madre del monarca nos dejara, la nueva reina consorte ha llevado algunas joyas de gran importancia y carga simbólica, sobre todo broches, diademas y collares. Aunque las tiaras no siempre son las piezas de mayor valor, sí que son las que más llaman la atención, quizás porque la mayoría de las personas no tiene la posibilidad de ponerse una y porque se asocian a ese halo de realeza que tan inalcanzable parece a veces. Sea como fuere lo cierto es que Camila está sacando bastante partido a la colección de diademas de la Reina Isabel, y esto implica necesariamente que haya dejado de lado algunas tiaras que han estado ligadas a ella desde que entrara a formar parte de la familia real. Al menos, en parte.
De la misma manera que la tiara Lover’s Knot está asociada a Kate Middleton -y antes a Diana de Gales-, a lo largo de los años a Camila siempre la hemos visto fundamentalmente con dos diademas. Dos tiaras de gran envergadura, por cierto, y con un simbolismo especial, porque pertenecieron a la reina madre, Isabel Bowes-Lyon. La madre de Isabel II fue una persona fundamental en la vida del rey Carlos III, al que estaba muy unida. Repasamos los detalles de estas dos piezas y de una tercera que pertenece a la familia de la reina.
La tiara Greville
Una de las piezas que más ha lucido a lo largo de los años ha sido la tiara Greville. De hecho, es la única diadema que ha vuelto a llevar desde que es reina, aunque de manera puntual, de manera que aún no la ha desterrado del todo. Se trata de una pieza de gran tamaño, pero que Camila defiende bien. Esta diadema pertenece a la herencia de Margaret Greville -como otras piezas que han acabado en el joyero de los Windsor- y fue creada por la joyería Boucheron en 1920. Margaret Greville era amiga cercana de Jorge VI e Isabel Bowes Lyon. La diadema era una de las favoritas de la reina madre, que hizo algunas modificaciones en la pieza original.
La tiara Delhi Durbar
La diadema Delhi Durbar ha sido otra de las piezas que más ha llevado la reina Camila, aunque hace tiempo que no la luce. Es una joya que nunca se puso la Reina Isabel II y cuyos orígenes se remontan al siglo XIX, cuando los entonces reyes Jorge V y María asistieron a su coronación como emperadores de La India. Para esta celebración se encargó a Garrard una pieza para la reina.
La diadema Delhi Durbar está elaborada en oro y platino, con volutas y festones de diamantes. Es una pieza muy alta que originalmente tenía esmeraldas, aunque luego se retiraron. La reina María hizo varias modificaciones, incluso colando algunos de los diamantes Cullinan.
De la reina María, la pieza pasó a la reina madre, que la llevó en una gira por Sudáfrica. Más tarde, la diadema llegó a Isabel II, que nunca la llevó en público. Fue ella quien se la cedió a Camila para su primer banquete de Estado en 2005, una cita especialmente importante para Camila, ya convertida entonces en duquesa de Cornualles.
La tiara personal de Camila
Al igual que Diana de Gales tenía la tiara Spencer, también la reina Camila cuenta con una tiara familiar. Se trata de la tiara Cubitt-Shand, una pieza que llevó el día de su enlace con Andrew Parker Bowles en julio de 1973. Esta joya permaneció guardada en su estuche durante muchos años, aunque en 2006 la reina la rescató para que la llevara su hija en su boda. Camila volvió a llevarla en 2014 y en 2015, pero desde entonces no se ha vuelto a ver la diadema en público.