El ‘romance frustrado’ de la infanta Elena con un miembro de los Windsor
La 'maldición' de Edimburgo de la que escapó el príncipe Felipe
La tierna imagen de felicitación de Victoria Federica a la infanta Elena, por el Día de la madre
La infanta Elena vuelve sonriente al trabajo tras su reciente visita a su padre
El cómplice momento del rey Carlos y la nueva duquesa de Edimburgo que demuestra su buena sintonía
En los últimos meses, la familia Windsor ha acaparado numerosos titulares a raíz de la muerte de la Reina Isabel y el ascenso al trono de Carlos III. Una época de cambios en la monarquía británica que ha culminado este pasado fin de semana con la coronación del nuevo soberano en una simbólica ceremonia en la Abadía de Westminster. Un acto al que asistieron representantes de diferentes casas reales y en el que, como era de esperar, los Windsor fueron los grandes protagonistas.
A pesar de que algunos de los miembros de la familia no tuvieron un papel destacado -como es el caso del príncipe Enrique o del príncipe Andrés-, Carlos quiso reforzar la imagen de ‘La Firma’, sobre todo, en los retratos oficiales que se publicaron con posterioridad. Unas imágenes en las que, además de los Reyes, aparecían los príncipes de Gales, la princesa Ana y su marido, la princesa Alexandra, los duques de Gloucester, el duque de Kent y los duques de Edimburgo. Precisamente estos últimos han sido uno de los mejores apoyos del monarca en este proceso de transición. No solo Eduardo, sino también su esposa, que mantenía una relación muy estrecha con la Reina Isabel, de la misma manera que con Catalina Middleton. Sin embargo, aunque Eduardo y Sophie llevan juntos más de dos décadas, hubo un tiempo en el que al Príncipe se le relacionó con otra persona, en concreto, con la infanta Elena.
En agosto de 1968, los reyes de Noruega, Harald y Sonia, se casaron en la catedral de Oslo, en una romántica boda que supuso el broche de oro a una de las historias de amor más inesperadas de la esfera royal. Es más, la Reina Sofía era una de las posibles candidatas a reina de Noruega, pero el actual monarca no quiso renunciar a su amor por Sonia, de la que se había enamorado con 15 años en un campamento de verano. 25 años después, la pareja celebró sus bodas de plata con una gran fiesta a la que asistieron miembros de toda la realeza europea.
Juan Carlos I y la Reina Sofía lo hicieron con sus hijas, las infantas Elena y Cristina que, además de la cena de gala en el Palacio Real, también disfrutaron de una divertida excursión a los fiordos. Una entrañable jornada en la que se celebró una comida en el campo y que contó con un paseo en calesa, en el que la infanta Elena estuvo en compañía del menor de los Windsor, el príncipe Eduardo.
A pesar de que nunca se confirmó el romance, lo cierto es que las imágenes de ambos dieron la vuelta al mundo y fueron muchos los que no dudaron en hablar de la idoneidad de una posible relación. Doña Elena, infanta de España y primogénita de los entonces Reyes y Eduardo, cuarto hijo de la Reina Isabel y el duque de Edimburgo -título que, por cierto, ostenta ahora él-. A esto hay que sumar los lazos dinásticos y familiares entre ambas casas.
En las fotografías se les veía a los dos en actitud cómplice y relajada, disfrutando de los encantos de la naturaleza noruega, riendo y cubiertos por una manta para protegerse de cualquier bajada de temperaturas. La infanta Elena tenía en aquel momento 30 años, mientras que Eduardo 29. Sin duda, muchos vieron en el encuentro un recuerdo del crucero del amor que la reina Federica organizó en el año 1954 por el Mediterráneo para incentivar las relaciones afectuosas entre las distintas casas reales.
La realidad es que el romance no pudo ser -al igual que el de Carolina de Mónaco y Carlos de Inglaterra-, y Eduardo se casaría tiempo después con Sophie Rhys-Jones, mientras que Elena lo haría con Jaime de Marichalar. Eso sí, cada uno de sus matrimonios con un destino muy diferente.