Los escuderos de don Juan Carlos, eternos cómplices de su romance con Marta Gayá
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Las grabaciones del rey Juan Carlos confesando a uno de sus íntimos su amor por Marta Gayá denotan la confianza que mantenía con su círculo de amistades. El número de hombres que pertenecían a ese selecto grupo pueden contarse con los dedos de las manos y en ellos volcó el monarca sus inquietudes y muchos de sus sentimientos. Todos ellos le juraron lealtad y la mayoría ha estado a su lado como soberano y también en los días posteriores a su abdicación al trono. Le protegieron antaño y también están a su lado ahora, cuando se ha abierto la veda para informar de las relaciones fuera del matrimonio que mantuvo.
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Corrían los años 90 cuando a esos amigos les llegó la prueba de fuego definitiva, la manera de demostrar hasta dónde llegaba su lealtad. El Rey mantenía un romance secreto con la mallorquina Marta Gayá y era necesaria su ayuda para salvaguardar una bonita historia de amor que, sin su colaboración, habría muerto a los pocos meses de nacer.
José Luis Vilallonga, Manolo Prado y Colón de Carvajal, Miguel Arias, Ramón Mendoza, Josep Cusí, Javier de la Rosa, Mario Conde… Todos vivieron el romance de su amigo ‘real’ y Marta Gayá, y todos le ayudaron a ocultarlo.
Precisamente, uno de ellos fue quien se encargó de hacer la presentación oficial de la guapa balear. Se trata del fallecido José Luis Vilallonga, marqués de Castellbell, quien la llevó del brazo en la primera vez en la que el Rey y ella se encontraban en público. Fue durante una cena celebrada con motivo de las Regatas de la Copa del Rey en el año 1990 y a la que también acudió la reina Sofía.
En aquella cita también estaba otro fiel amigo, el príncipe georgiano Zourab Tchokotúa que, con su mujer Marieta Salas, se convirtieron en cómplices de los amantes. Ambos se habían conocido durante su estancia en un internado de Friburgo, pero intensificaron su amistad en Mallorca.
Tchokotúa fue solo uno de los muchos amigos del monarca que posteriormente tuvieron problemas con la justicia. Él eludió la cárcel, pero no corrieron la misma suerte Javier de la Rosa, Mario Conde o el que fuera administrador privado de Don Juan Carlos, el desaparecido Manuel Prado y Colón de Carvajal, quien también se convirtió en cómplice de su amor furtivo.
Muchas de las reuniones de este selecto grupo de amigos tenía lugar en el restaurante Flanigan, propiedad de otro de los grandes confidentes del rey, Miguel Arias. Dueño también de Aspen en La Moraleja (Madrid), se niega a hablar del monarca por una cuestión de principios. “El rey no tiene amigos y no soy nadie para hablar de su persona”, declaró en una entrevista. El empresario dirige Arias Travel and Service, una compañía que se dedica a organizar viajes a Canadá. Más allá de compartir confidencias, mesa y mantel, el rey tuvo en la boda de este buen amigo uno de los gestos más reveladores respecto a su relación con Marta Gayá. A ese enlace acudieron juntos. No hubo ni rastro de doña Sofía y por unas horas la mallorquina ocupó el lugar de la consorte.
Y cierran el círculo de amistades Josep Cusí y Ramón Mendoza. El primero sigue a día de hoy al lado del rey emérito y es uno de sus principales apoyos en los difíciles momentos que atraviesa la Corona. Con él estuvo, sin ir más lejos, este pasado fin de semana en Sanxenxo, donde don Juan Carlos estuvo navegando en el circuito nacional de seis metros. Y el segundo, Ramón Mendoza, fue sin duda uno de los que llegó a entablar amistad con la propia Marta Gayá, más allá de la suya con el Rey. De hecho, los dos juntos, en compañía de Jeanine Girod, que era amante de Mendoza, disfrutaron de unas vacaciones en Biarritz, donde fueron captados por algunos fotógrafos.
Mendoza falleció en el año 2001 y a su funeral acudió el rey para despedirse. De algún modo era la última oportunidad del soberano de agradecerle todo lo que había hecho por él.