El resurgir de la princesa Charlene de Mónaco frente a los Grimaldi
La princesa Charlene se muestra últimamente más sonriente y cómoda que nunca.
Atrás ha quedado la época en la que Charlene aparecía triste y melancólica.
Ella y sus hijos son los verdaderos protagonistas del Principado.
Mónaco celebra este 19 de noviembre su Día del Príncipe, una de las citas más importantes del Principado y para la Familia Grimaldi. Una jornada que, tradicionalmente, coincidía con el santo del soberano, aunque el padre del príncipe Alberto derogó esta tradición y escogió el día de su subida al trono que, además, se correspondía con su onomástica, el día del beato San Rainiero d’Arezzo. El príncipe Alberto mantiene la misma fecha en el calendario desde que asumió la jefatura del Estado, en memoria de su padre. Este año, además, el Principado está viviendo el centenario del nacimiento de Rainiero, lo que hace que cualquier acontecimiento sea aún más especial si cabe.
Como suele ser en estos casos, habrá una celebración religiosa en la Catedral de Montecarlo, pero también una gala por la noche, además de otro tipo de festejos para conmemorar este día tan especial. Un acontecimiento al que, además del príncipe Alberto y su esposa, la princesa Charlene, también acuden sus hijos menores, Jacques y Gabriella, y otros miembros de la Familia Grimaldi, como la princesa de Hannover y sus hijos y nueras o la princesa Estefanía de Mónaco con su familia.
El protagonismo de Charlene
En el pasado, en esta jornada, todas las miradas se ponían en la princesa Carolina de Mónaco y, más adelante, en sus hijos, sobre todo, en Carlota Casiraghi. Sin embargo, de un tiempo a esta parte es la esposa del príncipe Alberto y sus hijos pequeños los que acaparan todas las miradas. Un detalle que, por otra parte, resulta lógico, ya que son ellos los que representan el presente y el futuro de la institución.
Sin embargo, en los últimos años, la presencia de Charlene siempre ha generado multitud de comentarios, por la habitual seriedad de la princesa en los actos oficiales, que ha dado lugar a especulaciones y rumores sobre su matrimonio.
Tanto ella como el príncipe Alberto se han esforzado por desmentir una crisis de pareja, ante la insistencia de las críticas y, aunque es cierto que su ausencia en algunos actos, su complicada relación con sus cuñadas o la cercanía de Alberto de Mónaco con su ex pareja, Nicole Coste, sigue dando de qué hablar, algo ha cambiado en Charlene en las últimas semanas.
El paso al frente de la princesa
Muy comentados han sido en el pasado los gestos serios y aparentemente tristes de la princesa Charlene, no solo en el Día Nacional de Mónaco, sino en otros compromisos. En la mayoría de las ocasiones aparecía con el rostro serio y la mirada perdida y solo se la veía sonreír en el momento en el que estaba con sus hijos. No obstante, algo ha cambiado.
En las últimas apariciones públicas de la princesa -que, por cierto, siguen siendo algo escasas en comparación con las de otras royals-, Charlene se muestra más sonriente y segura de sí misma. Prueba de ello es que, hace unos días, la vimos radiante en la puesta a punto de los cañones que anunciaron el nacimiento del príncipe Rainiero, frente a la seriedad de Carolina y Estefanía. Antes de eso, se la pudo ver pletórica en una final de rugby -en la que ganó Sudáfrica-, muy cariñosa con el príncipe Alberto. Por si esto no fuera suficiente, esta misma semana, incluso la hemos podido ver bromear con el soberano en un acto de la Cruz Roja Monegasca, donde ha ejercido de improvisada estilista y le ha gastado una broma a su marido al sugerirle una corbata un tanto llamativa. Detalles que dejan claro que se encuentra en un mejor momento, más cómoda y segura en el papel que ocupa.