La relación del Rey Felipe y la infanta Elena, en jaque por Juan Carlos I
La infanta Elena sopla las velas de su 62 cumpleaños el 20 de diciembre
Hace dos años, su cumpleaños fue escenario de un reencuentro familiar en Madrid
La publicación de las memorias del Rey Juan Carlos -Reconciliación- y todas las actividades paralelas a su salida al mercado en Francia y en España han generado una gran controversia, tanto dentro de la familia del Rey como en otros sectores.
Desde la Casa Real no se han pronunciado sobre el libro en concreto, tampoco sobre las críticas directas a la Reina Letizia vertidas por el padre de Felipe VI. Juan Carlos I la acusa de no haber contribuido a la cohesión familiar y se queja de que ni él ni doña Sofía han podido disfrutar de sus nietas Borbón-Ortiz, como sí que han hecho del resto. Sobre lo que sí han hecho comentarios desde Zarzuela -no directamente los Reyes- ha sido sobre el insólito vídeo en el que Juan Carlos pedía a los jóvenes apoyo para su hijo. Un vídeo que han tildado de innecesario e inoportuno.
Aunque este comentario se refiere específicamente a las declaraciones de Juan Carlos I, sí que nos permite hacernos una idea de cómo han debido de recibir el libro en la Casa del Rey. No obstante, se ha mantenido en todo momento una actitud de normalidad tanto familiar como institucional. Se invitó a Juan Carlos I al almuerzo privado con motivo del 50 aniversario de la restauración de la monarquía y se le excluyó de los actos oficiales, igual que se hizo con la mayoría de edad de Leonor.
El cambio de rol de la infanta Elena
Un almuerzo al que asistieron otros miembros de la familia del Rey, entre ellos, por supuesto, la infanta Elena, que durante muchos años ha sido esa especie de hilo entre dos ramas de los Borbones si no enfrentadas, sí distanciadas por circunstancias personales.
A pesar de que su papel institucional siempre ha sido intachable, la duquesa de Lugo fue la gran damnificada del escándalo del caso Nóos. Cuando se apartó a Iñaki Urdangarin y después a Cristina, se decidió relegar también a la infanta Elena. De hecho, el Día de la Hispanidad de 2012, la duquesa de Lugo estuvo ya en la tribuna de autoridades, no con los Reyes y con los entonces príncipes de Asturias. Tampoco participó en el saludo en la recepción en el Palacio Real. En 2013 se repitió la estrategia y fue ya la última vez. A partir de ese momento le llegó el turno a don Felipe y doña Letizia con sus hijas.
Desde la proclamación de Felipe VI como jefe del Estado, doña Elena dejó de ser parte de la Familia Real para ser familia del Rey. Sin representación oficial -salvo algún acto puntual por expreso encargo del monarca-, la duquesa de Lugo ha ido ejerciendo como punto de unión familiar. Primero con la familia de la infanta Cristina -totalmente apartada por el escándalo del Caso Nóos- y ahora con el Rey Juan Carlos, sobre todo desde que decidiera instalarse en Abu Dabi.
La mejor escudera de su padre
La duquesa de Lugo siempre ha tenido una relación muy especial con don Juan Carlos, con quien comparte aficiones como la vela o la tauromaquia. Aunque doña Cristina también está muy pendiente de él, es a doña Elena a la que más veces hemos visto en Galicia al lado de su padre. También era ella la que más tiempo pasaba a su lado y le acompañaba en sus salidas cuando aún residía en España.
Dos bandos marcados
Esta estrecha relación no tenía por qué interferir en la que doña Elena con el Rey Felipe. De hecho, hace dos años, el 60 cumpleaños de la duquesa fue el escenario de un inesperado reencuentro familiar en Madrid en el que participaron los Reyes -pero no la princesa Leonor ni la infanta Sofía-.
A esto hay que añadir que, al margen de los actos puntuales en los que la duquesa de Lugo participa cada año como representante de la Casa de S.M. el Rey, el pasado mes de octubre tanto ella como la infanta Cristina participaron en un acto en Torrejón de Ardoz que, aunque no era parte de la agenda oficial, tenía muchas coincidencias con cualquier compromiso institucional. Una cita insólita en la que ambas recordaron los tiempos en los que compartían agenda.
Sin embargo, con la publicación de las memorias la situación parece haberse tensado. La duquesa de Lugo ha mostrado públicamente su apoyo a este paso dado por su padre y ha acudido a la presentación oficial del libro en Madrid e incluso a una firma de ejemplares en la capital. Dos citas en las que se ha podido ver la buena sintonía y la complicidad entre la infanta y la biógrafa de Juan Carlos I, Laurence Debray, autora del texto. Sin duda, toda una declaración de intenciones en la que muchos ven una toma de partido a favor del Rey Juan Carlos en una especie de guerra silenciosa con dos bandos muy definidos. Ahora solamente queda esperar a ver si esta actitud por parte de doña Elena pasa factura a su relación con Felipe VI y a su intachable historial como miembro de la familia del Rey.