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Como cada 10 de diciembre, Suecia y Noruega han acogido la ceremonia de entrega de los Premios Nobel y del Premio Nobel de la Paz. Una esperada cita que el pasado año no pudo llevarse a cabo con la pompa habitual debido a la pandemia del coronavirus, motivo por el cual se esperaba que, en esta ocasión, todo el ceremonial volviera a este evento. Pero no ha sido así.
Ya esta mañana, la Casa Real de Noruega sorprendía anunciando que Mette Marit no estaría presente en la ceremonia de entrega del Nobel de la Paz debido a que se encontraba mal por un resfriado. Una noticia que ha hecho saltar todas las alarmas en torno a su estado, ya que desde hace años sufre una fribrosis pulmonar que limita en cierta medida su actividad institucional. Fuentes oficiales han confirmado también que la Princesa iba a someterse a una prueba PCR para descartar que se tratase de coronavirus. Por este motivo, a la ceremonia solo han asistido los reyes Harald y Sonia de Noruega, y el príncipe Haakon, que regresaba recientemente de un viaje a Estados Unidos.
Sin embargo, la gran sorpresa ha tenido ligar por la tarde. Poco después de las 16:00 comenzaba la ceremonia de entrega, en un escenario diferente y con un dress code completamente opuesto. La velada ha tenido lugar en el Golden Hall del ayuntamiento de la capital sueca, donde habitualmente se lleva a cabo el banquete tras la entrega de los premios. Una elección que obedece a cuestiones de espacio y distancia ya que, en Suecia la mascarilla no es obligatoria pero sí que se respeta el distanciamiento social.
Además de esto, no ha habido ni grandes vestidos ni impresionantes joyas. No hay que olvidar que en esta cita -equivalente en España a los Premios Princesa de Asturias pero con más pompa-, las damas apuestan por vestidos largos y tiaras. Esta vez no ha sido así. No hemos visto ni una sola diadema y los looks de las mujeres Bernadotte han sido más que discretos. A esto hay que sumar que solo han estado presentes los Reyes y la princesa Victoria y su marido. Ni rastro de Carlos Felipe y su esposa y mucho menos de Magdalena de Suecia, que se espera que regrese pronto a casa.
Para esta cita, la reina Silvia sí que se ha decantado por un vestido largo, en este caso en terciopelo azul oscuro con detalles bordados más claros. Lo ha combinado con zapatos de salón a tono, cartera a juego y pendientes de rubíes. La princesa Victoria, más sobria que su madre, ha llevado un vestido negro de corte lady con falda drapeada y escote barco del modista Pär Engsheden. Un look que ha completado con unos zapatos de salón negros y bolso joya. Tanto ella como la Reina llevaban una condecoración en la zona del escote que les concedió el monarca.