Paletilla de lechazo y tarta de hojaldre: el menú del Rey Felipe VI en Burgos
El Rey Felipe VI inauguró el XXVIII Congreso Nacional de la Empresa Familiar en Burgos
Degustó un menú típico burgalés que incluyó ensalada de anchoas y pimientos, entre otros
Tras el almuerzo, continuó sus compromisos oficiales, visitando la empresa Antolín por su 75º aniversario
En Burgos, ciudad de historia, cultura y tradición gastronómica, la agenda del Rey Felipe VI combinó compromisos oficiales con un momento dedicado al buen comer. Tras inaugurar el XXVIII Congreso Nacional de la Empresa Familiar en el Fórum Evolución, el monarca tuvo la oportunidad de descubrir de primera mano los sabores más emblemáticos de la tierra en uno de los restaurantes más reconocidos de la ciudad: Casa Azofra.
El establecimiento, con décadas de trayectoria y especializado en cocina castellana, es famoso por su lechazo asado en horno de leña. Este plato, considerado un auténtico símbolo de la gastronomía burgalesa, fue la estrella del menú que degustó el Rey, acompañado por miembros de su equipo y parte de su seguridad. A su llegada, Felipe VI fue recibido con aplausos y vítores por los comensales, quienes no dudaron en mostrar su respeto y entusiasmo. La cercanía del monarca y su cordial saludo generaron un ambiente cálido, a medio camino entre la solemnidad de la visita real y la familiaridad que caracteriza a la cocina de Casa Azofra.
El menú, cuidadosamente elaborado para la ocasión, comenzó con entrantes que reflejaban la riqueza de la cocina local: ensalada de anchoas y pimientos, junto con pinchos de morcilla y chorizo. Cada plato destacaba por la calidad de sus ingredientes y la precisión en su preparación, preparando el paladar para el plato principal: la paletilla de lechazo, escogida por el propio Rey por ser su parte preferida de este cordero lechal. La carne, cocida lentamente en horno de leña, mantenía un interior jugoso y tierno, mientras que su exterior presentaba un dorado crujiente que hacía evidente la maestría del chef. Para cerrar la comida, Felipe VI disfrutó de una tarta de hojaldre casera, un postre sencillo pero elaborado, que completó la experiencia gastronómica con un toque dulce y tradicional.
Tras el almuerzo, el monarca se retiró a una de las habitaciones que el restaurante ofrece a sus clientes, aprovechando un espacio de descanso antes de retomar sus compromisos. Por la tarde, se desplazó hasta la sede central de Antolín, empresa familiar líder en el sector de componentes de automóviles, con motivo de su 75º aniversario. Este itinerario demuestra cómo las visitas reales pueden combinar la agenda institucional con la oportunidad de descubrir la cultura y la gastronomía local.
La elección de Burgos no fue casual: la ciudad, además de ser un centro económico y cultural, mantiene una tradición culinaria que ha sabido mantenerse a lo largo de los años. Restaurantes como Casa Azofra no solo ofrecen productos de primera calidad, sino que también preservan técnicas de cocina que reflejan la historia de la región. La presencia del Rey en este entorno no solo pone en valor la gastronomía local, sino que también subraya la importancia de las tradiciones en la vida pública y cotidiana.
Después de Burgos, la agenda del monarca continuó con desplazamientos a Barcelona y Oviedo, donde participará en eventos culturales y ceremoniales, como los Premios Princesa de Asturias. Sin embargo, la parada en la ciudad castellana quedará marcada por un almuerzo que fue mucho más que una comida: fue un recorrido por la tradición, el sabor y la hospitalidad de Burgos. Por el menú que eligió, Felipe VI pudo experimentar de manera directa la riqueza culinaria de la región, un detalle que revela su gusto por la buena comida y su interés por las costumbres locales, incluso en medio de una agenda oficial intensa.