La última y más especial reivindicación de Pablo de Grecia
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Desde la muerte de Constantino de Grecia a principios de año su hijo mayor, el príncipe Pablo, es el actual jefe de la Casa Real de Grecia, aunque en el país heleno no haya monarquía ni se espera su restauración. Sin embargo, el Príncipe tiene un papel importante como depositario de la herencia monárquica y, además, ejerce como máximo representante de la Casa en actos en los que participan las familias reales de Europa. A esto hay que añadir que el sobrino de la Reina Sofía reparte su vida entre Grecia y Estados Unidos, aunque con la firme intención de pasar cada vez más tiempo en el país mediterráneo, tal como él mismo ha revelado en alguna ocasión.
Hace unos días, el príncipe Pablo felicitó al Ministerio de Cultura después de que se encontraran en el Palacio de Tatoi las joyas de la Corona de Grecia, en medio de los trabajos de restauración de la que fuera residencia de la Familia Real. A pesar de que el padre de Pablo de Grecia fue el último rey de los griegos y vivió parte de su vida en el exilio, en los últimos años se le había permitido regresar, sin visos de que tuviera un papel oficial.
De hecho, a pesar de que es bastante improbable que se restaure la monarquía en Grecia, el actual Gobierno no es contrario a la Familia Real. Prueva de ello es que el primer ministro, Kiriakos Mitsotakis -que recientemente revalidó su cargo al frente del Ejecutivo-, ha sido uno de los artífices de la restauración de Tatoi y la conversión del palacio en un museo.
Aunque el príncipe Pablo nunca ha movido ficha para tener un papel más destacado dentro de la política, sí que tiene una reivindicación que, hasta ahora, no se ha atendido. Una cuestión que puede parecer banal pero que para los miembros de su familia es muy importante. Se trata de tener la posibilidad oficial de llevar el apellido ‘de Grecia’, que aparece en sus documentos de identidad, pero que contrasta con el Glücksburg que les proponen desde las autoridades griegas para obtener la nacionalidad desde que les fue arrebatada en los años sesenta.
«Soy Pablo de Grecia. Mi apellido siempre ha sido ese, ‘de Grecia’. ¿Por qué tengo que cambiarlo? Cuando se hizo esa ley fue solo para atacarnos», ha asegurado hace unos días el Príncipe en una entrevista en una conocida cadena de televisión griega. Tal como ha explicado, existe una ley que desde la década de los años noventa condiciona a los miembros de la antigua Familia Real a mantener el Glücksburg. «Glückburg es un nombre que hace referencia a los alemanes y nosotros ni siquiera éramos alemanes. Lo que sucede es que los alemanes fueron los villanos de la guerra. Con ese apellido solo se nos quiso hacer quedar peor», ha declarado el Príncipe, que ha insistido en la importancia de que se les permita usar el apellido ‘de Grecia’. Una reivindicación que fue constante en tiempos de su padre, a pesar de que las negativas se sucedieron de manera continua.