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Primer escollo en el tardío reinado de Carlos III. Poco más de un mes después de que el hijo mayor de la Reina Isabel haya asumido el trono tras la muerte de la monarca el pasado septiembre a los 96 años, la sombra de la polémica planea sobre el soberano. A sus casi 74 años, el que durante mucho tiempo ha sido el eterno heredero al trono ya ha empezado a hacer algunos sutiles cambios en la estructura de la Corona, pero fuentes cercanas a ‘La Firma’ apuntan a que la verdadera revolución aún está por venir.
Una revolución con la que el Rey pretende, de alguna manera, seguir los pasos de su antepasado, el Rey Jorge V, que fue protagonista de uno de los cambios más importantes que se recuerdan en la monarquía británica. No solo redujo el número de miembros de la Familia Real, sino que fue el artífice del cambio de apellido, instaurando el nombre ‘Windsor’, para borrar la herencia alemana y conseguir así el apoyo de una población castigada por la guerra.
Carlos III tiene entre sus objetivos más próximos llevar a cabo una renovación de la estructura de la institución a todos los niveles, con lo que ello implica. La monarquía debe ser útil al pueblo y estar en sintonía con los nuevos tiempos. No puede costarle ingentes cantidades de dinero al país, ni mucho menos ser un lastre, sino todo lo contrario. Una monarquía eficiente, que se preocupe por el bienestar de los ciudadanos y que tenga en mente el cuidado del medio ambiente, la sostenibilidad y el entorno. Para ello, es necesaria una reducción de los miembros de la Familia Real y aunque ya Enrique y Meghan dieron un paso atrás en vida de la Reina Isabel, lo lógico es que, poco a poco, esta disminución se vaya efectuando de manera natural.
Sin embargo, si hay un escollo con el que Carlos se ha topado siempre, ese es su hermano, el duque de York. Tras los escándalos que le relacionaban primero con el magnate Jeffrey Epstein y la posterior demanda de Virginia Giuffre, parecía el príncipe Andrés iba a quedar al margen para siempre. Sin embargo, una vez archivado el caso a raíz del acuerdo con la norteamericana, el duque de York quedó libre de cargos -no libre de sospecha-. La Reina, aunque no le rehabilitó, nunca le retiró su apoyo, ni en privado ni en público, es más, incluso el propio Andrés le pidió insistentemente que le permitiera volver a la vida oficial de alguna manera. No pudo ser.
Con Carlos ahora en el trono, el papel de Andrés no ha mejorado, sino todo lo contrario. Es cierto que, con el movimiento en la sucesión, ahora su hija mayor, la princesa Beatriz, puede ejercer como Consejera de Estado, pero el deseo del Rey es que las hijas del duque de York nunca fueran parte de ‘La Firma’ y a este respecto nada ha cambiado. De hecho, conforme los hijos de los príncipes de Gales vayan cumpliendo años, serán ellos los que tendrán esta potestad.
A pesar de que el Rey quiere alejar a su hermano -por lo menos en el ámbito oficial- lo más posible, la realidad es que, mientras que el monarca incluso quiere deshacerse de los caballos de carreras que tantas alegrías dieron a la Reina a lo largo de los últimos años, y convertir las cuadras en un museo. Una actitud que contrasta con Andrés que ha convertido en ‘heredero moral’ de uno de los legados más importantes de la anterior soberana. Es él el que ha acogido a algunas de sus mascotas, en concreto, a los dos corgis que la acompañaron al final de sus días y con los que su ex mujer posaba sonriente hace unos días por su cumpleaños. Un significativo detalle que vuelve a señalar al duque de York -título que, por cierto, conservará hasta su muerte-, como el hijo predilecto de Isabel II.
El escándalo que vuelve del pasado
Aunque Carlos ha tomado la determinación de desvincularse de Andrés para no manchar su imagen, a veces es difícil escapar de la polémica. A día de hoy, la reputación del monarca no está especialmente dañada, pero no hay que perder de vista que su imagen ha sido una de las más perjudicadas de ‘La Firma’ a lo largo de los años, sobre todo, a raíz de su relación con Camila Parker-Bowles y su separación de Diana de Gales. Una reputación que el soberano ha intentado reparara con mucho esfuerzo y que ahora está una vez más en el punto de mira, esta vez, por un caso que recuerda mucho al escándalo de su hermano menor y del que tanto ha renegado.
Tal como se ha confirmado recientemente, más de cuatro décadas después de su muerte, ahora, Lord Mountbatten ha sido acusado de abusar de un menor. La presunta víctima es Arthur Smyth, que asegura que el tío de Felipe de Edimburgo abusó de él en dos ocasiones en 1977, durante en su estancia en un hogar para niños en Irlanda del Norte. Ha sido ahora cuando el Tribunal Superior de Belfast va a escuchar las denuncias del menor, aunque hace cinco años, una investigación pública descubrió que más de 30 niños habían sido víctimas de abusos en Kincora.
Arthur Smyt ha declarado que un miembro del personal del hogar, llamado William McGrath, abusó de él en dos ocasiones, una de las cuales, estuvo acompañado de una tercera persona, a la que se ha identificado como Mountbatten.
Lord Mountbatten fue una figura clave para la monarquía británica, no solo para el actual Rey. El que fuera último virrey de La India fue un hombre que pasó gran parte su vida en el entorno de la Familia Real Británica, es más ejerció una gran influencia en Eduardo VIII, Jorge VI, Isabel II, el duque de Edimburgo y en la etapa más complicada de Carlos como príncipe de Gales.Es más, fomentó el romance secreto entre Carlos y Camila, aunque siempre fue consciente de que ella no podría ser la pareja oficial del heredero. El hijo mayor de la Reina Isabel estaba tan unido a él, que su muerte en un atentado del IRA fue uno de los golpes más duros a los que se ha enfrentado el actual monarca.