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Un mes sin la Reina Isabel: ‘víctimas y salvados’ de una monarquía a prueba de polémicas

  • Andrea Mori
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La luz de la Reina Isabel se apagaba poco después de las 15:00 horas del pasado 8 de septiembre. Dos días antes de su muerte, la longeva monarca, de noventa y seis años, había recibido en el Castillo de Balmoral a la última de las primeras ministras a las que conocería, Liz Truss. Nadie esperaba entonces que la vida de la soberana estaba llegando a su fin.

Cortejo fúnebre de la Reina Isabel / Gtres

Poco más de un año después de la muerte de su marido, Felipe de Edimburgo, y apenas dos meses tras celebrar su Jubileo de Platino, el reinado de más de setenta años de Isabel II daba paso a una etapa de luto tras la cual habría de comenzar el tan ansiado momento de Carlos III, el eterno heredero a la sombra de su madre.

Un mes después del fallecimiento de la soberana, el luto por la monarca ya ha terminado y los primeros pasos hacia la nueva configuración de la institución han comenzado.

Un inicio un tanto convulso para el Rey Carlos, que no ha estado exento de polémicas por su a veces poco adecuada actitud, que ha sido muy criticada. Sin embargo, el nuevo monarca también ha recibido numerosos elogios y se ha dado no pocos baños de masas.


Apenas un día después de que la Familia Real abandonara el luto, los Reyes reaparecían en Escocia, donde eran aclamados por la multitud: “Mi querida madre se habría alegrado mucho”, aseguraba el monarca, en compañía de Camilla. Un brillante regreso a la actividad que, no obstante, se ha visto ‘opacado’ por los duques de Sussex. Enrique y Meghan compartían sus nuevas imágenes oficiales después de que Carlos les deseara lo mejor en su regreso a California y remarcara quiénes son los miembros efectivos de la Familia Real con un retrato institucional en el que solo aparecían los Reyes y los príncipes de Gales.

Los Reyes Carlos y Camilla en Escocia. / Gtres

A pesar de que no hay declaraciones públicas sobre la crisis familiar, el cisma entre los Windsor es más que evidente, máxime cuando el propio Carlos ni siquiera se ha pronunciado sobre la posibilidad de que Archie y Lilibet reciban el título de príncipes, aunque no lleven el tratamiento de Alteza Real. Desencuentros que, inevitablemente pasan factura a la imagen de la Corona, cuyo ‘pegamento’ era, hasta la fecha la Reina, la única garante de su unidad y supervivencia.

Daños colaterales

Más allá del caso de los duques de Sussex, los otros grandes perjudicados de la reestructuración por parte del Rey Carlos van a ser sus hermanos, en especial, el príncipe Andrés. En los últimos días se ha podido ver tanto a los condes de Wessex como a la princesa Ana en algunos compromisos, algo que no deja de ser una muestra de que seguirán, por el momento, siendo parte de la estructura de ‘La Firma’. Sin embargo y, aunque la princesa Beatriz ha ascendido un puesto en la línea de sucesión y además ya puede ejercer como Consejera de Estado, el silencio en torno a su padre, el duque de York, es absoluto. Es cuestión de tiempo que el Rey Carlos tome una decisión sobre su hermano, cuya condena al ostracismo es ya irreversible, sobre todo ahora que ya no tiene a nadie que le proteja.

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