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Poco a poco la normalidad va regresando a las diferentes casas reales de todo el mundo. Aunque, como es lógico, se mantienen algunas restricciones y precauciones debido a la situación sanitaria, cada vez se celebran más actos oficiales, y también viajes. La semana pasada era doña Letizia quien emprendía un viaje de cooperación a Paraguay y estos días les ha tocado a Máxima y Guillermo.
Los reyes de Holanda se han trasladado hasta Noruega para una visita de Estado, marcada en este caso por el cambio climático y la sostenibilidad, además de para favorecer las relaciones entre ambos países. Una visita en la que se ha echado de menos al príncipe heredero Haakon, que a última hora confirmaba su ausencia en los diferentes actos institucionales debido a una indisposición. Fuentes oficiales han revelado que el Príncipe tiene síntomas de congestión, pero que no se trata de coronavirus.
Como era de esperar, al margen de los diferentes compromisos que han mantenido los Reyes en Noruega, uno de los momentos más esperados ha sido la primera cena de gala. Una velada en la que especialmente Máxima ha sacado la artillería pesada, aunque también la reina Sonia ha apostado por joyas de especial calibre.
La esposa del rey Guillermo ha lucido un diseño en tonos azules en estampado degradado y capa de una de sus firmas fetiche, Jan Taminiau. Un modelo que ya le habíamos visto en un viaje de Estado al Reino Unido. Como tiara, la argentina se decantó por la diadema de zafiros, una de las más espectaculares de su joyero y que lució el día de la investidura de Guillermo. Está realizada con 31 zafiros de cachemira y 655 diamantes de Sudáfrica, y además, el zafiro central, de 44 quilates, formaba anteriormente parte de un broche. La pieza fue elaborada en la segunda mitad del siglo XIX por la casa Melleiro, pero no fue hasta finales cuando el rey Guillermo III la compró como regalo para su esposa, la reina Emma. Con el tiempo se añadieron piezas al conjunto, para formar un parure de dos brazaletes, un collar, unos pendientes y un broche, que también ha lucido Máxima.
En el caso de la reina Sonia, que ha rescatado un vestido en verde lima, ha apostado por una tiara de esmeraldas y diamantes, una de las piezas más importantes de su joyero y quizás hasta su favorita. De hecho, solo la Reina puede llevarla.
El resto de damas han sido más discretas en sus elecciones. Mette Marit ha apostado por la diadema que llevó en su boda, la pieza de Garrard que le regalaron sus suegros, mientras que Marta Luisa ha recurrido a la tiara de las amatistas, una joya que suele lucir de manera habitual la princesa Mette Marit. La hija de los Reyes no ha utilizado más piezas de envergadura, sino que ha preferido alhajas personales, como unos pendientes de amatistas y un collar con un corazón de topacio azul.