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La Familia Real Británica ha participado con normalidad en el servicio religioso en la Iglesia de St. Mary Magdalene de Norfolk -ubicada en el mismo recinto de Sandringham- este pasado domingo, día de Navidad, en la primera celebración navideña sin la Reina Isabel. Apenas unas horas antes de que se emitiera el tradicional mensaje del Rey, el primero de Carlos III, el monarca, acompañado de su esposa, la Reina Camila, los príncipes de Gales y otros miembros de la Familia Real, acudía al servicio religioso en el templo. Un acto que se ha celebrado con total normalidad después de dos años marcados por la pandemia y en el que el príncipe Luis se ha convertido en el protagonista.
El hijo menor de los príncipes de Gales le ha quitado todo el protagonismo al resto de la familia. Era la primera vez que el benjamín de Guillermo y Catalina participaba en este acto, pero, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, Luis ha acaparado toda la atención en la jornada. A sus cuatro años, Luis es el más extrovertido y dicharachero de la familia y no duda en derrochar simpatía cada vez que se le ve en público. Lo hizo en las celebraciones del Jubileo de Platino de la Reina Isabel el pasado mes de junio, cuando incluso su hermana, la princesa Carlota, llegó a llamarle la atención por saludar más tiempo y de una manera más efusiva de lo ‘protocolariamente’ adecuado.
En este debut en Norfolk, el príncipe Luis ha estado, en todo momento, junto a su madre. Aunque nunca se ha confirmado, algunas fuentes apuntan a que el pequeño es el ojito derecho de la princesa de Gales, que siempre está muy pendiente de él. Muy sonriente, el Príncipe ha bromeado con las personas que se concentraban alrededor del templo y les ha dicho que iba coordinado con su hermana en lo que respecta al look que, por cierto, en ocasiones anteriores ya había lucido el mayor de la familia, el príncipe Jorge. «Mi hermana y yo vamos a juego y tenéis que saberlo», ha llegado a decir, con una pícara sonrisa en el rostro.
Durante toda la jornada, se ha visto al Príncipe corriendo de un lado para otro, intercambiando risas y comentarios y derrochando simpatía. Gestos que le han convertido en el absoluto protagonista de un día muy señalado, en el que el recuerdo de la Reina Isabel ha estado muy presente. Es más, el propio monarca ha querido pronunciar su discurso desde la capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, muy cerca del lugar en el que se encuentran las tumbas de sus padres, como gesto hacia su memoria en la primera Navidad sin los dos.