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Un desafío a la Reina, una declaración de intenciones y una sospecha: lo que no has visto de la reaparición de Meghan Markle

Los duques de Sussex han asistido a su último acto conjunto como royals senior antes de comparecer en las celebraciones del Día de la Commonwealth con el resto de miembros del clan Windsor

  • Andrea Mori
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Vini, vidi, vici. Esta máxima latina bien podría aplicarse a la flamante reaparición de Meghan Markle después de que hace casi dos meses los duques de Sussex anunciasen su intención de dejar de prestar sus servicios a la Corona como royals senior y comenzar a forjarse un futuro económicamente independiente. Y en cierta medida, el que se supone ha sido el último acto nocturno de la norteamericana en compañía del príncipe Harry -y sin otros miembros del clan Windsor- ha sido todo un éxito si entendemos como tal a su capacidad de acaparar todos los flashes y generar una expectación que supera casi a la de la mayor estrella de Hollywood.

Sin embargo, Meghan Markle ha vuelto a saltarse muchos de los códigos no escritos que rigen la corte de Isabel II, la cual, al margen de los escándalos que últimamente la aquejan y que le causan sendos dolores de cabeza a la monarca, se caracteriza por ser una de las más antiguas del mundo.

Este acto ha generado una gran expectación / Gtres

La esposa del príncipe Harry llegó a Londres apenas pocas horas antes de su reestreno en una cita en la que ya es veterana y almorzó junto al Duque en el hotel Goring, el único de Londres que cuenta con la «Royal Warrant» y donde Kate Middleton pasó su última noche de soltera. El tabloide «The Sun» publicaba unas imágenes de la pareja a la salida del mítico recinto -que se ubica a escasos cinco minutos del Palacio de Buckingham- en las que se podía ver a Meghan envuelta en un precioso y holgado abrigo color camel y ataviada con unos flamantes salones de Aquazzura con detalles de perlas y un bolso de Loewe. Aunque las fotografías daban alguna pista de un peculiar detalle sobre la Duquesa, ha habido que esperar a verla a las puertas de la Mansion House para comprobar el cambio que ha experimentado la nuera del príncipe de Gales.

Meghan Markle ha apostado por un favorecedor diseño azul celeste de Victoria Beckham , que se cuela por tercera vez en su vestidor -después de que en una ocasión asegurara que sus modelos no le resultaban apropiados-. El vestido está inspirado en las camisetas y aúna la comodidad y la sofisticación, no obstante, resulta una elección arriesgada para una ‘royal’ por su tejido que se adhiere a la silueta y marca la figura. Sin embargo, para Meghan ha empezado una nueva etapa  y lo reafirma a través de su vestuario -y su maquillaje-.

Meghan ha apostado por un diseño de Victoria Beckham / Gtres

Este vestido resultaría impensable en Kate Middleton, que opta por modelos más fluidos y cortes más tradicionales. Es más propio de una estrella de Hollywood que de un miembro de una casa real y precisamente en este aspecto radica lo premeditado de su elección. Todo un desafío a la reina Isabel, que se traduce también en el look beauty por el que ha apostado la todavía royal.

Atrás han quedado los maquillajes discretos, las sombras nude y los tonos neutros. Un espectacular ahumado en la mirada y unos labios tan jugosos y en un color casi fresa que parecen recién salidos del backstage de cualquier pasarela. Nada que ver con el código estético que impera entre las mujeres de la Casa Windsor. Esta vez, al menos, ha respetado el color de uñas, y no ha sorprendido con un vibrante rojo. Todo llegará.

Al margen de cuestiones beauty, decantarse por este tipo de vestido, Meghan quizás también ha dejado a la vista un aspecto que puede desatar todo tipo de rumores. Si hace unos días se especulaba con un posible embarazo de Kate Middleton debido a su nuevo corte de pelo, hoy, el estilismo de la esposa de Harry deja entrever una sutil barriguita. Puede que sea una casualidad que Meghan haya dejado que el vestido marque su silueta hasta el punto de que pueda aventurarse la posibilidad de un embarazo, pero lo cierto es que en los escasos actos a los que ha asistido a título privado, no se ha podido ver su silueta porque apostaba por looks holgados.

Faltan apenas dos días para el encuentro público de la duquesa de Sussex con la reina Isabel en el Mountbatten Music Festival y cuatro para la celebración del6. Sin embargo, tras este despliegue de artillería por parte Meghan sumado al disgusto de la monarca por la ausencia de Archie Harrison en Londres quizás ahora Isabel II cuenta las horas para que al menos la norteamericana deje de ser parte activa de «La Firma». Sin duda, nunca antes un acto de los Windsor tuvo tantos visos de parecerse a una alfombra roja. El futuro de los Sussex -aunque sin el royal detrás- está muy definido.

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