Familia Real Española

"Pero no es la que dice Pilar Eyre"

Albert Solà, quien reclamó la paternidad de don Juan Carlos: "Me consta que hay otra hija ilegítima"

Investigó en la década de los ochenta, cuando supo que era adoptado y cuando quiso saber de sus raíces. Aquella terrible pesquisa le llevó a una afirmación que, a su juicio a día de hoy, fue aún peor: «Tu padre es el Rey», le dijeron. Desde entonces y aunque nunca lo pudo demostrar legalmente, él asegura saber su procedencia «pese a que le ha traído muchos problemas». Recuperó su identidad «por su bien y el de sus dos hijas». Ciertamente, se han escrito numerosos artículos sobre Albert Solà Jiménez (61), el supuesto hijo ilegítimo del Rey Juan Carlos (79) cuya demanda fue rechazada por el Juzgado de Primera Instancia 34 de Madrid en el año 2015. Sin embargo, Albert sigue tan convencido de su verdad como la que mantiene otra mujer que también asegura que es hija del emérito. No, no es la belga Ingrid Sartiau. Y no, no es esa aristócrata de la que hablaba Pilar Eyre en el último ‘Chester’. El catalán se refiere a otra mujer de diferentes características a las referidas por la experta en Casa Real y ha querido aprovechar la conversación con LOOK para lanzar nuevos detalles sobre su propia historia. Una que, a su juicio, se oculta «por intereses de Estado».

[EN IMÁGENES | El reinado del emérito]

«La historia que cuenta Eyre no me transmite credibilidad»

Albert Solà se entrevista con LOOK / Foto Gtres

«Respeto mucho a Pilar Eyre, pero la historia que ha contado en televisión no me transmite ninguna credibilidad», comienza sincerándose Albert. «Ella tiene una residencia cerca de mi trabajo, en Barcelona, y un día se acercó para hacerme preguntas sobre mi caso. Fue una conversación muy breve en donde ni siquiera me pidió un solo documento para demostrarle mi verdad. Después, esta señora publicó que yo no era hijo de Juan Carlos, sin más. Por eso, esto que cuenta ahora, no me lo creo», justifica dolido.

No obstante, Solà sí contempla la posibilidad de la existencia de otra hija ilegítima del emérico, aunque no se corresponde con las características que lanzó la periodista en sus confidencias con Risto Mejide. «Se ha hablado de muchos casos y personalmente, solo me creo el de Paola, la hija de Olghina di Robilant», señala. Albert se refiere a la condesa de la que tanto se ha hablado y escrito. De hecho, la propia Olghina relató en su libro, ‘Sangre Azul’ (1991) el encuentro con «su Juanito» en una noche veraniega de 1956. Pero siempre diciendo sin decir, ni mucho menos confirmar públicamente que él sea el padre de su hija.

Entonces se contó que don Juan de Borbón y Francisco Franco prohibieron a Juanito enamorarse de alguien que no tuviera sangre azul. La propia Olghina en 2014 hizo referencia a la época en la que don Juan Carlos hizo la mili. Una época que encaja con las cartas que vieron la luz en la revista ‘Interviú’ en 1988«Cuando yo digo una cosa, como la tarde del mantel blanco, ‘te quiero’, era y es la verdad. (…) Yo por mí, años y años podría seguir queriéndote, pero no sería yo, sería mi subconsciente, pues a mí —no mi cuerpo sino mi alma—, me tira seguir de pe a pa los pasos de mi padre y no traicionarle nunca (…). No me negarás que yo te dije que me debía a España y que nunca podríamos realizar ese sueño…», relataban aquellas líneas.

Albert se cree esa historia porque, de algún modo, se siente identificado con el periplo de Olghina y de su hija. De hecho, cuando esta periodista italiana se quedó embarazada a los 25 años (1959) siendo una mujer soltera, supuso todo un cisma familiar. Sin embargo, ni el hecho de que su madre reclamara la custodia de su nieta, Paola, ni que el semanario italiano ‘Oggi’ publicara declaraciones suyas asegurando que el padre era el Rey de España, fueron motivos suficientes para que Olghina rompiera su silencio de manera pública. Jamás lo hizo. Aunque admite su buena relación con el emérito, ella siempre negó todo lo que atañía a la paternidad de Paola y nunca reveló la identidad del padre de su hija. Fue precisamente esta actitud la que quizá conmueve a Solà hoy. «Me lo creo por todo lo que la rodea. Yo en mi caso he tenido que presentar pruebas de ADN hasta en cinco ocasiones y tampoco me las admitieron», comenta a LOOK. Albert cree que hay intereses detrás por parte del Estado y que ese es el motivo por el que no han podido, ni él ni quizá Paola, demostrar su verdad: «Ojalá no me hubiese tocado ese padre porque esto me ha traído muchisimos problemas», se lamenta.

El caso de Albert: «Ojalá me hubiera tocado otro padre porque este solo me ha traído problemas»

Solà esgrime con LOOK una serie de cuestiones que le hacen afirmar que «sabe cuál es la verdad» / Foto Gtres

Por su parte, la historia de Albert no ha sido fácil y sigue sin serlo. Pero, pese a ello y a no seguir con su lucha en los juzgados, él está tranquilo porque dice conocer la verdad. Su verdad después de todo. «Es la realidad. Mi historia está llena de pistas que lo demuestran aunque no sean demostrables legalmente», comienza relatando a LOOK. Nacido en 1956 en la vieja Avenida de la Victoria de Barcelona, Albert Solà Jiménez llegó al mundo en el seno de una buena familia, en la zona más rica de la época, por lo que fue bautizado en una capilla privada adherida a la Parroquia de Santa Tecla. Después, Albert recuerda con LOOK que hay terceras partes implicadas -fue un bebé robado-, lo que le impidió demostrar muchas cosas. «Fue complicado. No pude presentar al Supremo muchos de los documentos que tengo en mi poder y que demostrarían de quién soy hijo porque existe una tercera madre que tapa la verdad. Una señora a la que se le murió un hijo que casualmente se llamaba como yo», cuenta.

El catalán habla de una suma total de 98 documentos en su poder que demostrarían que Juan Carlos es su padre, frente a los 14 que finalmente pudo presentar ante el Tribunal. «El Supremo no admitió la demanda al decir que yo escondía pruebas», añade confirmando su propia versión. Pero, parecidos razonables aparte, Albert tiene más pistas que le animan a pensar que Juan Carlos sería su progenitor. «Quise investigar mis raíces y en 1999, cuando vivía en México con mi exmujer, me llamó un canciller de la Embajada de México en España para decirme, con esta investigación concluida, que en lugar de entregar los pertinentes documentos que conducían a esta paternidad -como se suele hacer-, el juez del Juzgado Número 14 Familiar de Barcelona quería verme. Nos extrañó y yo decidí viajar para allá. A puerta cerrada, delante de mi entonces abogada, Carmen Cano, y de un procurador que se llamaba Anzisu, llegó una fiscal que estaba muy interesada en mis documentos. Yo estaba flipando, imagínate», confiesa Albert.

Pero aún hay más. El actual camarero de una conocida cafetería del centro de Barcelona ha añadido que aquella secuencia no se quedó en el simple interés de una fiscal por querer saber. «Antes de que yo abriera el sobre con las pruebas que habían recopilado mis detectives, el juez me miró y me preguntó ‘¿Es que no está usted a gusto con los padres que tiene?’. Me quedé callado y después me lo confirmaron: tu padre es el Rey». El catalán recuerda además que el CESID le puso «a prueba» cuando le obligaron a renunciar a la Corona a cambio de hacerse las pruebas de ADN por vez primera. «Solo quería conocer mi identidad y nada iba a frenarme». O cómo adelantaron su vista en la Audiencia Provincial -del 7 de septiembre al 21 de junio de 2014- después de que Juan Carlos anunciara la abdicación a la Corona, el día 2 de este mismo mes y año. «Este detalle es importante para mí», recalca.

Para concluir, Solà Jiménez no ha querido colgar  el teléfono sin recordar que «en su caso intervinieron todos los cuerpos habidos y por haber durante el proceso» y que existen «muchos problemas e intereses cruzados entre Casa Real y el resto de poderes, digan lo que digan». Por todas estas cuestiones, Albert sabe «cuál es la verdad» y «está tranquilo». Él y toda su familia.

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