Isabel II, una reina sin Corona en la apertura del Parlamento: los motivos
El Parlamento de Reino Unido ha vivido este lunes uno de sus días más importantes, en el que la reina Isabel ha pronunciado el tradicional discurso con el que ha abierto el nuevo curso del órgano legislativo del Estado. Como todos los años, toda la atención estuvo puesta en su figura y en sus palabras, en las que animó a centrarse en la salida de la Unión Europea antes del próximo 31 de octubre.
Sin embargo, hubo un detalle que aunque ha pasado un tanto desapercibido es digno de mención: la ausencia de la corona imperial sobre su cabeza. Aunque la tradición marca que el rey -o la reina en este caso- debe lucir la que es la joya más importante de la corona británica, Isabel II decidió cambiarla por la diadema de Estado de George IV, una joya igual de impresionante, confeccionada con 1.333 diamantes y 169 perlas que forman un diseño de rosas, cardos y tréboles, símbolos reales de Inglaterra, Escocia e Irlanda.
El motivo está más que justificado: el increíble peso de la pieza, de dos kilos. A sus 93 años, la reina Isabel prefiere ser prudente y dejar que la corona, que sí que estuvo presente, situada en una mesa, descanse ahí y no sobre sus hombros. No solo porque podría lesionarse debido a su gran peso, sino porque en la caída también podría romperse.
La joya más importante del tesoro británico se realizó en exclusiva para la reina Victoria en el año 1838 con una base de oro y platino. El decorado está compuesto por 2.868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas y 5 rubíes. Un trabajo único en el mundo que ha llegado a tasarse en nada menos que 300 millones euros.