60 CUMPLEAÑOS

La inesperada evolución de Eduardo de Edimburgo, el príncipe ‘teatrero’

El hermano menor del rey Carlos cumple 60 años convertido en una de las figuras clave de la institución

Él y su esposa están siendo fundamentales para la monarquía, porque son la generación que enlaza el presente y el futuro

Eduardo de Edimburgo. / Gtres
Eduardo de Edimburgo. / GtresU517611
  • Andrea Mori
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Es el pequeño de los hermanos del rey Carlos III pero, no por ello, el más inexperto o el de menor rango. El príncipe Eduardo de Edimburgo cumple 60 años y celebra su onomástica en un momento en el que la Corona le necesita más que nunca. El hermano menor del monarca llegó al mundo cuando el actual jefe del Estado tenía ya 16 años y cuando su madre ya estaba en una etapa en la que podía disfrutar plenamente de la maternidad, como hizo con Andrés, nacido cuatro años antes.

La diferencia de edad del Eduardo con sus hermanos mayores es más que evidente. Prueba de ello, la divertida anécdota del documental sobre la Familia Real cuando Carlos tocaba el violonchelo y el pequeño Eduardo intentaba por todos los medios captar su atención. Un intento de juego que tuvo como resultado una cuerda rota.

rey Carlos, príncipe Andrés

Los príncipes Eduardo y Andrés juntos. / Gtres

Sin embargo, dejando atrás el pasado, lo cierto es que, ahora mismo, Carlos necesita más que nunca a Eduardo, igual que a otros miembros de la familia, como es el caso de Ana, uno de sus mayores apoyos.

Una generación intermedia

Eduardo y su mujer, Sophie Rhys-Jones destacan como dos miembros relativamente jóvenes en una monarquía cada vez más envejecida y reducida, no tanto por el deseo del rey Carlos III, sino más bien por las inevitables circunstancias de los últimos tiempos.

Por un lado, encontramos al rey y a la reina, que sobrepasan los 70 años y, junto a ellos, la princesa Ana y la generación que ha sobrevivido a la Reina Isabel, más cerca de los 90 que de los 70 y que, a pesar de su espíritu de compromiso, ya no tiene muchas fuerzas para cumplir con actos oficiales -es el caso, por ejemplo, del duque de Kent-. Por otro lado, los príncipes de Gales, más solos que nunca tras la marcha de los duques de Sussex y, en medio, los duques de Edimburgo.

Carlos

El Rey Carlos con sus hermanos. / Gtres

Con el paso atrás del príncipe Andrés, Eduardo y su mujer son el paréntesis entre dos generaciones de la Corona, una cada vez más mayor y otra joven que, a pesar de los problemas de los últimos meses, representa el futuro. Precisamente por eso, el papel del príncipe Eduardo de Edimburgo es fundamental, porque hace de puente y de vínculo entre dos ramas de la monarquía y, en este momento concreto, con toda la crisis que rodea a la Corona, es un efectivo esencial para dar respuesta a las demandas de efectivos.

Además, en la actualidad, tanto Eduardo como Sophie se encuentran entre los miembros mejor valorados de la institución por parte de los británicos y cumplen con numerosos compromisos tanto fuera como dentro del país. A esto hay que añadir que, hace un año, justo coincidiendo con su cumpleaños, el rey Carlos le otorgó a su hermano menor el título de duque de Edimburgo, cumpliendo el deseo de sus padres. Un título vitalicio con el que el príncipe sigue la estela del marido de la Reina Isabel, hasta el punto de que se ha comprometido con varias de las iniciativas con las que el príncipe Felipe colaboró a lo largo de su vida.

Adiós al perfil bajo

Durante muchos años el príncipe Eduardo y su mujer mantuvieron un perfil discreto, al menos, en el ámbito personal. Por ejemplo, su boda fue mucho más moderada que la de sus hermanos mayores e incluso el príncipe solicitó a su madre el título de conde de Wessex por un personaje de la película Shakespeare in Love.

No obstante, a pesar de que ahora es una de las figuras más destacadas de ‘La Firma’, no siempre fue así. De hecho, en su juventud acaparó titulares por un comportamiento poco adecuado. Por ejemplo, en 1987 abandonó los Royal Marines después de completar sólo un tercio del curso, asegurando que no quería hacer del servicio militar su carrera a largo plazo. Un varapalo para su padre, que era entonces Capitán General de los Royal Marines.

Eduardo de Edimburgo

Eduardo de Edimburgo con su mujer. / Gtres

Después de esto, probó suerte en la industria del entretenimiento y se unió a la Really Useful Theatre Company de Andrew Lloyd Webber. Allí trabajó en producciones como El fantasma de la ópera, Starlight Express y Cats. También trabajó en televisión con su propia empresa, Ardent Productions. La compañía se vio envuelta en la polémica cuando grababa en St. Andrews, donde estudiaba el príncipe Guillermo. En 2002, Eduardo dio carpetazo a su vida profesional y decidió volcarse en apoyar a la Reina Isabel y, más tarde, al rey Carlos.

De hecho, tanto él como su esposa prefieren mantener un perfil discreto, hasta el punto de que nunca han pedido títulos para sus hijos, a pesar de que como nietos de la Reina Isabel podrían haberlos tenido. Ahora son un apoyo fundamental para la Corona, un nexo de unión entre dos generaciones en un momento en que se necesitan desesperadamente personas de confianza con capacidad de representar al rey.

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