La gran preocupación de la Reina Sofía
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La Reina Sofía cumple 83 años y, a diferencia de la celebración de su 80 aniversario, en esta ocasión no se esperan grandes festejos. En aquella ocasión, en el año 2018, el cumpleaños de la reina madre supuso la vuelta oficial al Palacio de la Zarzuela de la Infanta Cristina y sus hijos después del escándalo del caso Nóos. Mucho han cambiado las cosas desde entonces.
Al margen de la situación particular en la que se encuentran los Urdangarin-Borbón, quien ha salido de la ecuación por un tiempo indefinido es el Rey Juan Carlos, que se encuentra desde hace más de un año en un exilio ‘voluntario’ en Abu Dabi. A pesar de que, en estos momentos la Justicia ha archivado las causas pendientes contra el que fuera jefe del Estado durante casi cuatro décadas, lo cierto es que, por ahora no se sabe si don Juan Carlos tiene pensado volver a España y cómo sería su vuelta, aunque lo rumores no dejan de sucederse.
Por su parte, la Reina Sofía ha continuado cumpliendo con su papel como miembro de la primera familia. Con una agenda muy activa dentro del marco de la Fundación Reina Sofía, la madre de Felipe VI también participa de manera ocasional en los compromisos que se le indican desde Zarzuela. Casi podría decirse que los años no pasan por ella ya que, sin dejar de lado el lógico desgaste que implica el paso del tiempo, la Reina Sofía tan pronto acude a un concierto como dedica sus esfuerzos a colaborar en las tareas de limpieza de una playa o ayuda a soltar a una tortuga en Mallorca.
Aunque en estos momentos se encuentra en una situación relativamente tranquila, en los últimos meses hay una persona del entorno de la madre de Felipe VI que ha llamado la atención por un cambio en sus rutinas. Se trata de la princesa Irene de Grecia, la hermana menor de doña Sofía, que el pasado mes de mayo cumplía 79 años.
Desde siempre, la Reina Sofía y su hermana han estado muy unidas, hasta el punto de que la princesa Irene ha sido uno de sus grandes apoyos en los momentos difíciles junto a su prima, Tatiana Radziwill y su marido. Era habitual ver en Mallorca a los cuatro disfrutando de jornadas de compras o cenas, o a Irene acompañando a doña Sofía en conciertos o compromisos similares.
Sin embargo, en los últimos meses, la presencia de Irene ha sido mucho más escasa, lo que ha despertado sospechas sobre su estado, algo que se vio acrecentado a principios de agosto durante una cena de la familia real en la que el rostro de Irene mostraba signos de cansancio y doña Letizia estuvo especialmente pendiente de ella.
A pesar de que la Princesa viajó a Mallorca con doña Sofía, sus salidas este verano han sido muy escasas. Aunque acompañó a los Reyes en la cena con el resto de la familia, no se la vio en otra jornada de paseo de la que la reina madre disfrutó con su prima y su marido, lo que despertó las alarmas sobre su estado. De la misma manera, ya de vuelta a Madrid, han sido pocas las veces en las que la princesa Irene ha acompañado a la Reina Sofía en algunos compromisos, a pesar de que ella ha tenido que asistir a varios conciertos y recitales hasta la fecha. Algo un tanto extraño dado que en el pasado solía acudir, por la afición de ambas por la música.
Fue hace apenas una semana cuando Irene reapareció en los festejos de la boda religiosa de Felipe de Grecia y Nina Flohr en Atenas. Vestida de azul, la Princesa no perdió la sonrisa en ningún momento aunque necesitó el apoyo de doña Sofía y de la princesa Benedicta. Una vez más, la madre de Felipe VI estuvo todo el tiempo pendiente de su hermana, de la misma manera que demostró en el anterior viaje que ambas hicieron a Grecia por el cumpleaños del rey Constantino.
Para doña Sofía, el bienestar de su familia siempre ha sido una de sus grandes preocupaciones. La madre de Felipe VI ha mantenido una atención constante por sus dos hermanos, tanto por el rey Constantino como por la princesa Irene, que no siempre han tenido muy buena salud, De hecho, a principios de la década de 2000, la Princesa padeció un cáncer de mama del que, afortunadamente, se recuperó.