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Es humana y también se equivoca. Meghan Markle lleva apenas un mes como duquesa y a pesar de que la propia reina Isabel le ha cedido a la que fuera su secretaria personal, Samantha Coen, para que le enseñe todo lo necesario para que cumpla a la perfección con su nuevo rol, lo cierto es que la esposa de Harry está sometida a una enorme presión. Por ello, no es de extrañar que en alguna ocasión pueda cometer algún que otro error. Como dice el refrán, lo importante es rectificar a tiempo, y Meghan sabe cómo hacerlo.
El primer ‘fallo’ de la recién estrenada duquesa ha sido precisamente junto a la Reina y el príncipe Harry, en una recepción que se ofreció el pasado miércoles en el Palacio de Buckingham. Un acto en el que Meghan deslumbró vestida con un elegante diseño de Prada y peinada muy al estilo de su cuñada, Kate Middleton.
Sin embargo, la esposa de Harry ‘metió la pata’ en un momento del acto. Cuando Meghan fue a sentarse junto al Príncipe y la Reina, se olvidó de que las damas de la realeza no deben cruzar las piernas a la altura de la rodilla, sino colocarlas en paralelo y de manera inclinada. Como mucho, se permite un ligero cruce a la altura del tobillo. La exactriz estaba tan relajada conversando que al principio no se dio cuenta de su error protocolario, aunque poco después lo corrigió de manera disimulada.
Según los expertos, cruzar las piernas a la altura de la rodilla es uno de los peores errores de etiqueta que puede cometer una dama. De hecho, lo correcto es sentarse con las rodillas y pantorrillas juntas y ligeramente inclinadas hacia un costado. Esto se conoce en los círculos aristocráticos como «cruzado de duquesa» y tiene una explicación lógica, ya que evita situaciones incómodas y dota a la figura de sofisticación y elegancia.