De cuento de hadas a juicio mediático: así cayó en desgracia el matrimonio de doña Cristina e Iñaki
El pasado mes de octubre se cumplieron 28 años de la boda de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin
La pareja se casaba un 4 de octubre de 1997 en Barcelona con más de 1500 de invitados
Se han cumplido ya 28 años desde que la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin se dieran el «sí, quiero», en una multitudinaria boda que reunió a más de 1.500 invitados y acaparó la atención de toda España. La ceremonia tuvo lugar en la catedral de Santa Eulalia de Barcelona el 4 de octubre de 1997, y entre las anécdotas más recordadas, destaca que la novia llegó casi media hora tarde, lo que dio tiempo al entonces duque de Palma para saludar a los invitados y hacerse las primeras fotos oficiales. La ciudad entera se volcó con el evento y más de 10 millones de españoles siguieron el enlace por televisión, presenciando cómo la pareja se juraba amor eterno. La posterior celebración tuvo lugar en los jardines del Palacio de Pedralbes, en un ambiente de lujo y solemnidad.
En aquel momento, nada presagiaba el triste desenlace que años después marcaría su historia, y es que en 2010, la vida de la pareja dio un giro radical con el estallido del caso Nóos, que terminó con el encarcelamiento de Iñaki en la prisión de Brieva (Ávila). La aparente felicidad del matrimonio se vio definitivamente fracturada en 2022, cuando se hicieron públicas las primeras imágenes del ex duque junto a su nueva pareja, Ainhoa Armentia, su compañera de despacho en Vitoria, confirmando la ruptura definitiva de la pareja.
A día de hoy, el vínculo que aún los une son sus cuatro hijos: Juan Valentín, Pablo Nicolás, Miguel e Irene. La pareja anunció su separación mediante un comunicado: «De común acuerdo, hemos decidido interrumpir nuestra relación matrimonial. El compromiso con nuestros hijos permanece intacto. Dado que es una decisión de ámbito privado, pedimos el máximo respeto a todos los que nos rodean. Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin».
Un matrimonio con un final amargo
Antes del dramático final, la pareja siempre había mostrado su historia de amor con orgullo. En 2009 tomaron la decisión de trasladarse a Washington, donde Iñaki desempeñó funciones vinculadas al balonmano y actividades de carácter institucional. Sin embargo, apenas dos años después, debieron regresar a España para enfrentar uno de los momentos más delicados de su vida, cuando el caso Nóos se convirtió en uno de los escándalos judiciales más mediáticos del país.
La situación provocó que la Casa Real española tomara medidas y retirara a Iñaki de su condición de miembro de la Familia Real, una decisión que impactó en la familia y marcó un antes y un después en su relación. La condena final fue de cinco años y 10 meses de prisión, mientras que la infanta Cristina intentó recomponer su vida junto a sus hijos, trasladándose a Ginebra para mantener cierta discreción y estabilidad familiar.
Tras la salida de prisión de Iñaki, y pese a los intentos de mostrar una imagen de unidad, el matrimonio no logró superar el profundo bache que atravesaron. Actualmente, el exduque de Palma intenta reconstruir su vida al lado de Ainhoa Armentia, con quien presume de una relación sólida y estable, mientras que la infanta Cristina mantiene su rutina centrada en sus hijos y en la discreción que caracteriza su vida fuera del foco mediático.
Hoy, la historia de este matrimonio sigue siendo uno de los capítulos más comentados de la familia real contemporánea, un recordatorio de cómo los hitos más felices pueden verse transformados por los giros inesperados de la vida.