El extraño comportamiento de Charlene de Mónaco durante las fiestas del Principado
Las fiestas del Principado han situado a Charlene de Mónaco en el centro de la polémica
Mientras Alberto II ha estado relajado, la princesa ha mostrado su faceta más sobria
La última aparición pública de Charlene de Mónaco ha sido bastante extraña. La princesa estuvo una temporada apartada de la vida pública debido a sus problemas de salud y se especuló mucho con su situación matrimonial. Supuestamente ya está bien, por eso ha retomado su agenda, pero no tiene una actividad periódica. Se ausenta con frecuencia y cuando asiste a algún evento público no siempre recibe buenos comentarios, como ha sucedido en esta ocasión.
La prensa internacional se ha hecho eco de su comportamiento. Estaba muy seria, incluso su look denotaba cierto malestar: iba vestida de negro. A su lado estaba Alberto II, quien no se ha separado de ella en ningún momento, pero no ha habido ningún gesto de complicidad entre ambos. Esto ha provocado que los rumores de crisis vuelvan a sonar con fuerza, a pesar de que el soberano los desmintió hace unos meses.
La Casa Real de Mónaco tiene muchos eventos en enero. El día 27 es muy importante para ellos, pues es la fiesta del Principado y se organiza la misa de Santa Devota, la patrona del país. La aparición de Alberto y Charlene es uno de los momentos más esperados. Todos los ojos están puestos en ellos, de ahí que haya sorprendido tanto la acritud de la princesa. No se ha esforzado en disimular su malestar. Se notaba que estaba incómoda y no ha sonreído en ningún momento.
Los máximos representantes de la realeza suelen trasladarse a la catedral para celebrar este día tan señalado, pero en esta ocasión Alberto de Mónaco y su mujer han estado solos. ¿Qué ha pasado?
El significativo look que ha elegido Charlene de Mónaco
El matrimonio real ha llegado a la catedral de Mónaco, donde estaban esperándoles. La princesa no ha tardado en convertirse en la protagonista. Normalmente recibe muy buenas críticas por sus atuendos, pero en esta ocasión a todo el mundo le ha sorprendido que vaya tan sobria. Ha elegido un traje de color negro muy sencillo y sin ningún detalle que llamara la atención. Eso sí, ha estado igual de elegante que siempre.
Alberto de Mónaco ha lucido un traje en tonos azules que ha complementado con unas gafas de sol, gafas que se ha retirado antes de entrar a la iglesia. El día era perfecto, hacía buen tiempo y les estaban esperando con mucho entusiasmo, de ahí que los gestos de Charlene de Mónaco contrastasen tanto con el clima que se había creado.
El soberano y su esposa salieron al balcón a saludar. Pasaron allí unos minutos y entre ellos no hubo ni un solo intercambio de miradas. Cada uno estaba atento a una cosa, pero no compartieron conversación ni ningún gesto de cómplice.
La preocupación de Charlene y la amabilidad de Alberto
Uno de los aspectos más llamativos de la jornada es la diferencia entre Alberto y Charlene. Mientras ella parecía estar preocupada por algo, él ha mostrado su cara más amable y distendida, de hecho ha sonreído en varias ocasiones.
Charlene ha sido la primera en abandonar el balcón. Él ha estado unos segundos más, pero después ha seguidos sus pasos.
Dejando a un lado esta última aparición, la princesa está recuperando poco a poco su agenda institucional. De hecho todo hacía pensar que estaba en un buen momento, pues se ha mostrado muy sonriente en sus posados recientes. Habrá que esperar para ver qué hay detrás de este misterio.