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Después de toda la emoción que han supuesto las últimas semanas para la Familia Real a raíz de la coronación de Carlos III, la mayoría de los miembros de La Firma ya ha retomado su agenda institucional, ajenos, por cierto, a la última polémica que ha rodeado a los duques de Sussex, que están de nuevo en el punto de mira por un reciente incidente en Nueva York.
A pesar de que tanto el rey Carlos como el resto de su familia ya se han puesto manos a la obra para dar un nuevo aire a la institución, lo cierto es que parece que el monarca está pensando en tomarse unos días. No hay que olvidar que Carlos tiene casi 75 años y, según fuentes cercanas al Palacio de Buckingham, las celebraciones le han dejado bastante exhausto. Se sabe que el monarca y su esposa descansaron brevemente en su residencia de Birkhall en Escocia pero, según ha trascendido, ahora el soberano tiene otros planes.
Tal como revela el tabloide británico Daily Mail, Carlos de Inglaterra quiere pasar unas semanas en una de sus residencias más desconocidas y, además, quiere hacerlo sin su esposa, Camila Parker Bowles. Según explica el diario, el monarca tiene una propiedad en Transilvania y es así donde quiere marcharse para disfrutar de la tranquilidad y la desconexión. No obstante, parece que la Reina no tiene ningún inconveniente de que el soberano pase unos días en la tierra de Drácula.
En esta escapada a Transilvania, el padre del príncipe de Gales podrá aprovechar para estar en contacto total con la naturaleza y mantenerse alejado de los focos y las presiones de Palacio. Curiosamente, el monarca tiene lazos de sangre con una de las figuras más llamativas de la historia de Rumanía, Vlad el Empalador y, de hecho, se sabe que es un apasionado de toda la cultura transilvana.
Por eso, no dudó en adquirir una antigua casa de campo en ruinas en Zalanpatak, cerca de las montañas de los Cárpatos, hace varios años con la ayuda del terrateniente local, el conde Kalnoky, su gran amigo. Por cierto, este aristócrata, pariente lejano de Vlad, ha dicho en varias ocasiones que el conde Drácula es una inspiración para él.
Desde que adquiriera la casa, el Rey se ha preocupado por preservar el rico patrimonio de la región y promover diferentes actividades a través de esta propiedad, que se ubica entre las colinas y los prados del valle de Zalan. Se trata de un sencillo y modesto ‘escondite’, eso sí, rodeado de un entorno absolutamente privilegiado.
Según se ha podido saber, las colinas que hay en los alrededores están llenas de lobos y osos y en los bosques florece una de las orquídeas más raras y espectaculares de Europa. Además, los granjeros de la zona cultivan sus tierras de la manera más tradicional, algo que apasiona a Carlos III, del que se conoce de sobra su devoción por la naturaleza.
A pesar de que en estos momentos no se sabe con exactitud cómo tiene pensado organizar su visita el monarca, en sus primeras visitas a la zona, el entonces príncipe de Gales y su equipo de seguridad dormían en camas plegables de madera y usaban baños exteriores. Ahora mismo, la propiedad ahora ha sido restaurada con antigüedades de la región, así cuenta con baños interiores. No obstante, aún conserva la autenticidad transilvana, con calefacción por estufas de azulejos de cerámica a leña y agua del grifo procedente de manantiales.
Se espera que Carlos llegue a comienzos del próximo mes y que se quede aproximadamente una semana. El monarca aprovechará la visita para reunirse con el presidente del país, aunque quiere disfrutar del descanso. Al soberano le encanta pasar los días caminando por las colinas, aprovechando al máximo el aire puro y fresco, antes de sentarse a disfrutar de un buen libro a solas por las noches.
Más allá de la visita del Rey, la propiedad, ahora denominada The King’s Residence, se alquila a un precio de 143 libras por persona por noche para una estancia con todo incluido que incluye actividades y recorridos. Un refugio modesto para un soberano que, además está al alcance de casi cualquiera.