Camila apuesta por el ‘power dressing’ suave en su debut como reina consorte en Canadá
Los reyes Carlos III y Camila han iniciado su viaje oficial a Canadá
Para su viaje a Canadá, la reina Camila ha rescatado un look que ya le habíamos visto
El de ahora es el primer viaje de Carlos III a Canadá como jefe de Estado


En el mundo de la diplomacia y los gestos simbólicos, pocas cosas hablan tan alto como el estilo. El viaje este lunes, 26 de mayo, de Carlos III y la reina Camila a Canadá, con motivo de la inauguración del Parlamento tras las elecciones generales, no sólo ha sido un acontecimiento político de gran calado, sino también un despliegue cuidadosamente medido de moda diplomática. Si bien los titulares se han centrada en la relevancia institucional del viaje, ha sido el vestuario de la reina Camila el que ha captado la atención de la prensa especializada.
Desde su llegada a Ottawa, los monarcas británicos han dejado claro que cada detalle del viaje estaba pensado para reforzar los lazos con el país norteamericano, y el lenguaje visual ha sido parte crucial de ese mensaje. Camila, siempre elegante pero sin estridencias, ha rescatado un look emblemático que marcó un hito en su vestidor: el vestido-abrigo rosa con manga larga y flecos en cuello y frontal, firmado por Anna Valentine. Esta elección no es casual. El mismo conjunto fue lucido por la reina en la boda del príncipe Harry y Meghan Markle en 2018, un evento cargado de simbolismo para la Casa Real. Su reutilización en Canadá evoca no sólo sostenibilidad, sino también continuidad y cercanía.
Los Reyes Carlos y Camila en Canadá. (Foto: Gtres)
Además, los complementos han elevado aún más el estilismo: zapatos de Chanel, que reflejan sobriedad y savoir-faire, y un accesorio histórico con fuerte carga emocional y simbólica: el broche con forma de hoja de arce, que perteneció a la Reina Isabel II. Esta joya de platino y diamantes fue un regalo del rey Jorge VI a su hija en 1939 con motivo de su primera visita a Canadá, y ha sido llevada por figuras destacadas como la princesa Ana o la princesa de Gales, Kate Middleton. En esta ocasión, la elección de prescindir de pamela, habitual en este tipo de actos, en favor de una imagen más práctica, responde al fuerte viento que soplaba durante el aterrizaje, pero también proyecta una imagen moderna y natural de la realeza.
Por su parte, el rey Carlos III también ha mostrado un interés evidente por la estética con fines simbólicos. Ha elegido una corbata estampada en un profundo rojo borgoña, tono que recuerda a la bandera canadiense, en un ejercicio claro de diplomacia cromática. Este tipo de detalles, aunque sutiles, no pasan desapercibidos en el contexto de la política internacional.


Los Reyes Carlos y Camila en Canadá. (Foto: Gtres)