Un ataúd de cristal sobre cabezas de elefante: así es la tumba que ha elegido Margarita de Dinamarca
La reina Margarita II de Dinamarca ha abdicado tras 52 años en el trono
Ahora, ha visto la luz la tumba donde, llegado el momento, descansaran sus restos
Se trata de un masuleo de cristal que aguarda en la catedral de Roskilde
Escasas veinticuatro horas después de la firma -durante una reunión del Consejo de Estado-, de su declaración de abdicación, Margarita II se ha anticipado a su muerte y hecho pública, por tétrico que pueda parecer, la tumba donde, llegado el momento, descansaran sus restos. Se trata de un masuleo de cristal que aguarda en la catedral de Roskilde, una de las atracciones principales de la ciudad de Roskilde que fue inscrita, junto con su entorno, en la lista del patrimonio mundial en 1995, con los criterios C; desde 2018.
Fue en 2003 cuando la Reina Margarita invitó al diseñador y escultor danés, Bjørn Nøorgaard, que ha influenciado notablemente el arte de su país con sus esculturas, performance y happening, a Palacio; para imaginar junto a ella y su marido, el príncipe consorte Enrique, un monumento funerario que simbolizara su lugar de descanso final. El resultado, puede apreciarse en las imágenes tomadas por el fotógrafo danés Keld Navntoft, no es otro que una majestuosa tumba de cristal con un peso de siete toneladas, cuyo pedestal está fabricado con piedra caliza procedente de Francia, que está sostenida por tres columnas de granito danés, basalto de las Islas Feroe y mármol de Groenlandia, y el mismo número de cabezas de elentante fundidad en plata en referencia al animal tótem de la más alta orden de caballería del reino.
La Orden del Elefante, es digno de mención aquí, tiene sus orígenes en el siglo XV, pero existe oficialmente desde 1693; y desde el establecimiento de la monarquía constitucional en 1849, ahora se usa casi exclusivamente para honrar a los jefes de Estado extranjeros que realizan viajes institucionales de estas características a la nación escandinava, y como obsequio a los miembros de las familias reales de Dinamarca y Noruega cuando alcanzan la mayoría de edad, como ocurrió con el príncipe Christian, el hijo mayor de los reyes Federico X de Dinamarca y Mary Donaldson. Fue el pasado 15 de octubre cuando recibió el título de Caballero de la Orden del Elefante, estrenando así su primera orden nacional.
En la actualidad, dentro de la cápsula, hay dos figuras reproducidas a escala real, una de Margarita II y otra su marido, que fueron esculpidas por el maestro vidriero, Zdeněk Lhotský, que tardó más de dos años en conseguir siluetear al matrimonio. Pero ¿Por qué el príncipe Enrique renunció a ser enterrado allí? Enrique de Dinamarca murió el 14 de febrero de 2018 a los 83 años de edad, después de haber sido diagnosticado con demencia e internado en un hospital local por una infección pulmonar; no obstante, un año antes, ya había anunciado la contundente decisión de no compartir su lecho de muerte con su compañera de vida. «Sus restos descansarán en Dinamarca», se limitó a decir en un principio la casa real danesa.
Poco después y tras el revuelo causado, la institución se vio obligada a emitir un segundo comunicado a cargo de Lene Balleby, la jefa de prensa de la Casa Real de Dinamarca. Según explicó, los motivos del entonces príncipe consorte «se deben a que no se encuentra a la altura de su esposa en cuanto a sus títulos, ya que no ha sido reconocido como Rey ni siquiera como monarca consorte, por lo que considera que no deberían descansar juntos». Tras su muerte, Margarita respetó su última voluntad y el conde de Monpezat fue incinerado. Las cenizas fueron esparcidas en aguas danesas y en los jardines privados del castillo de Fredensborg, la residencia de primavera y otoño de la familia real danesa, y el segundo más usado por la misma, tras el palacio de Amalienborg.