Alberto y Charlene de Mónaco, un matrimonio atípico frente a la adversidad
La estratégica reaparición de Charlene que ha ensombrecido el Baile de la Rosa
La oportuna reaparición de Charlene que eclipsa la vuelta de Carolina y Estefanía
Alberto y Charlene de Mónaco: ¿nueva crisis en el Palacio Grimaldi?
La mano amiga de Charlene entre las herméticas filas de los Grimaldi
Hace una semana, una revista francesa publicó que los príncipes de Mónaco, Alberto y Charlene, estaban atravesando un delicado momento. Una información que hizo saltar una vez más todas las alarmas sobre la situación del matrimonio que, prácticamente desde los comienzos de su relación, ha estado rodeado de rumores de crisis. Sin embargo, han sido pocas las ocasiones en las que Alberto y Charlene han tomado la palabra sobre este tema y han preferido dejar que las especulaciones cayeran por sí mismas en saco roto.
Esta vez, el Palacio Grimaldi sí que ha desmentido que haya crisis entre la pareja. Un portavoz del Príncipe y su esposa aseguraba a la especialista en Casas Reales Brittani Barger que no había nada de cierto en los rumores de distanciamiento entre el matrimonio y que la información publicada era incorrecta. Sin embargo, la realidad es que, más de una década después de su enlace, los príncipes Alberto y Charlene siguen en el punto de mira.
A pesar de que la Princesa ya se encuentra completamente recuperada de la infección que la mantuvo varios meses alejada de casa y de su familia -al menos de una parte-, la presencia de Charlene en actos oficiales está muy medida. A diferencia de otras royals, la ex nadadora no acude a muchos actos en los que cabría esperar que el príncipe Alberto estuviera acompañado por su esposa y limita su presencia a eventos muy concretos. De hecho, más allá de las celebraciones del Día Nacional de Mónaco, lo más llamativo es que Charlene ‘evita’ los compromisos en los que participan las hermanas del soberano, las princesas Carolina y Estefanía. Es el caso, por ejemplo, del Baile de la Rosa, al que ha acudido en alguna ocasión, pero que lleva ya muchos años sin pisar, o el Festival de Circo de Mónaco, donde, curiosamente, sí que han ido sus hijos, los príncipes Jacques y Gabriella.
Aunque en público han sido numerosas las ocasiones en las que ambos se han dedicado palabras y gestos de cariño, lo cierto es que, de puertas para adentro, nadie sabe qué ocurre entre la pareja. El pasado año, un conocido semanario francés publicó que el matrimonio tenía un acuerdo por el que la Princesa recibe una importante cantidad de dinero a cambio de participar en actos puntuales, pero que, en realidad, no reside en Mónaco, sino en Ginebra. Una información que nunca ha sido confirmada por fuentes oficiales y que llama mucho la atención, especialmente, porque parte de la familia de la ex nadadora está instalada en el Principado.
A pesar de que es poco probable que trascienda la verdad de la relación entre el príncipe Alberto de Mónaco y su esposa, lo que sí hay que tener en cuenta es que, de un tiempo a esta parte, Charlene ha ganado protagonismo y seguridad, hasta el punto de ‘desplazar’ a las hermanas del soberano y sustituirle en actos tan importantes como la celebración de Santa Devota. Un matrimonio atípico que, sin lugar a dudas, ha encontrado una forma equilibrada de lidiar con las especulaciones y capear el temporal, sin que trascienda nunca cuál es la situación real.